CAPITULO 13

951 57 11
                                    

SAMUEL

Carla y yo volvamos a nuestra normalidad... después de que la bese en frente de todo el club vuelvo comportarme como antes, la evito. No sabía qué hacer, ni siquiera sé porque la  bese.

El siguiente día me sentí muy incomodo, ambos desayunamos juntos pero ninguno dice nada, no puedo ni mirarla, me siento como un idiota, creo que no puedo sacar a Marina de la cabeza... por eso hago cosas como estas.

Cuando levanto la cabeza me doy cuenta de que Carla ni me mira, parece estar bastante enojada.

-¿Qué planes tienes para hoy? – la pregunto

Ella me mira y rodea con ojos.

-No sé, tampoco es importante. – responde

-Podríamos ver alguna película. – menciono con una sonrisa

Dudo mucho que esta táctica va ayudarme, está enojada pero no entiendo porque, ella no siente nada por mí, no le gusto, así que no tiene ningún derecho estar enojada. Es un beso, una equivocación, nada más.

-No quiero ver nada contigo. – dice de manera grosera

Tira su plato de al lado y se aleja.

-¿Por qué realmente estas enojada?

-No, Samuel, yo no estoy enojada, me siento muy feliz. – dice de manera irónica

Me levanto, acercándome a ella, tiene esa falsa sonrisa, la conozco suficiente para saber que finge ser contenta y feliz para que deje de preguntarle todas estas cosas. Lo que no sabe es que me importa mucho, ella ha estado conmigo en uno de momentos más difíciles y críticos así que yo no pienso dejarla en paz.

-¿Qué hice?

Carla me mira como si quería darme un golpe en la cara y dejarme en puta coma.

Ella no puede estar enojada por un simple beso, no puede... es ridículo.

-Si no te conociera diría que eres bipolar.

-¿Bipolar, yo?

-¡Si, tu!

-Carla...

-Vete a la mierda, Samuel. Eres peor que esos tipos que buscan acostarse con chicas usando trucos sucios, tú eres un idiota, dices una cosa, haces una cosa y el otro día lo borras todo de tu mente.

-¿Qué? ¿De verdad te enojas por lo de beso?

-Me enojo porque me estas usando.

Me rio irónicamente, no la estaba usando, por supuesto.

-Me encuentro aquí y me estas usando porque Marina está lejos y cuando ella vuelve yo no voy a seguir siendo importante. De hecho nunca ha sido importante, claro.

-Me importas.

-Eres cínico.

-¿No me crees?

-No.

-Carla, ya no somos estúpidos adolescentes, un beso no significa nada.

-Lo sé, ahora lo sé.

-¿Entonces podrías dejar de estar tan enfadada?

Carla cruza los brazos, parece como si no puede creer en lo que le estoy diciendo.

-Me das mucha pena, estas aquí pensando en ella y a ella me importa una mierda, ojala te das cuenta de eso algún día. – dice y va yéndose a la habitación

No puedo creer que tenga esos pensamientos sobre Marina, la odia mucho.

No la dejo ir así, ahora me enojo mucho y necesito discutir con ella para acabar con todo esto de una buena vez. La sigo y en cuanto abrió puertas de habitación para entrar la tomo por el brazo.

-¿Cuándo piensas dejar de hablar mal sobre ella?

-Sigues defendiéndola, no lo puedo creer.

Carla entra en habitación, yo la sigo y sin querer golpeo puertas con tanta fuerza que la asuste.

-No tienes porque romper las cosas cada vez que oigas algo que no te gusta.

-Y tú debías dejar de hablar mal sobre cada persona que no te gusta, Marina sigue siendo una persona muy especial para mí.

-Perfecto. – responde de manera cínica

-Tú nunca lo vas a entender.

-Mira, Samuel... si quieres yo puedo hablar con mi padre y terminar con todo esto de una buena vez, ya me estoy poniendo desesperada por tu puto comportamiento de niño chiquitito que se ha quedado sin su juguete.

-¿A, si?

-¡Si! – grita, quedando unos centímetros alejada de mi

No puedo resistirme, nos miramos fijamente en los ojos, lo siguiente que hacemos en besarnos con mucha fuerza, es como si  necesitamos deshacernos de toda esta frustración ahora mismo.

En cuanto caímos en cama quito mi camisa y la tiro en suelo, Carla pone manos sobre mi abdomen, acariciándome. Respondo a ese contacto de inmediato, tenía manos muy fríos pero de todos modos fue un toque suave.

Estábamos muy enojados uno con el otro pero no podíamos dejar de besarnos y quitarnos la ropa, en cuestión de tiempo nos encontramos desnudos en cama, en una posición donde Carla ponía piernas sobre mi miembro, estaba subiendo y bajando rápidamente.

Sabía lo que hacía, yo tenía manos puestos sobre su espalda acariciándola.

Parece que no vamos a poder ponerle el fin a estas discusiones, al menos no tan fácilmente, espero que no decidimos terminar en la cama cada vez que cosas como esas ocurren.

Sin duda, ahora veo más claro ojos verdes de Carla, no puedo hacer nada porque ella tiene todo el control, me ha embrujado sin darme cuenta.

Cuando estamos a punto de corrernos al mismo tiempo paramos por un momento, nos miramos en los ojos de nuevo, así besándonos de manera sensual.

Alma gemela | CARMUEL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora