Mcdonalds

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(Narra Ashton)

¡Había estado a punto de besarla y ella solo quería patatas fritas! Dios, que patético había quedado. Estaba claro que ella no quería nada conmigo y yo como un tonto había querido besarla. La conocía desde esa mañana y ya había querido besarla, mi cabeza no estaba muy bien amueblada por lo que parecía. ¿Quién pediría patatas fritas? Solo ella, estaba claro que era especial.

Fuimos al Mcdonalds que estaba al lado del teatro y pedimos dos paquetes de patatas y dos hamburguesas. Era como la 1 de la madrugada y el local estaba prácticamente vacío, salvo por un grupo de jóvenes que acababan de empezar la fiesta sentados al fondo y una pareja que estaba nada más entrar por la puerta. Cogimos las cosas y nos sentamos en unos bancos que había lejos de las personas que allí había, ella se sentó en un lado de la mesa y yo decidí sentarme en el de enfrente para poder vernos las caras mientras comíamos.

Tenías hambre ¿verdad? – le pregunté mientras la miraba como devoraba la comida. No me contestó en ese momento porque tenía la boca llena de hamburguesa pero me sonrió.

Tengo que confesarte algo, cuando actúo luego tengo un hambre desproporcional, no es normal pero tengo que comer sino me sale la mala leche y soy insoportable. Por eso te dije que me apetecían patatas fritas porque no quería que conocieras a la verdadera Sam la hambrienta. – me dijo mientras terminaba de tragar.

Sam la hambrienta, me gusta ese nombre – le dije mientras me reía – la verdad yo también me quedo muy hambriento cuando termino de tocar la batería en los conciertos, pero he encontrado la solución, me como un plátano y se me pasa todo.

¿Un plátano? – me miró con la boca abierta.

Sí, eso que es alargado, grande, duro y amarillo. Vale mierda que mal ha sonado eso. – me tapé la cara con las manos avergonzado.

Se lo que es un plátano idiota – me dijo mientras me tiraba una patata a la cara para que quitara mis manos de la cara – a mí en verdad soy de las que las prefieren extra grandes.

La miré y empezamos a reírnos sin parar. “Somos idiotas” le dije después de que pudiéramos parar de reírnos. “Dos idiotas que se lo pasan bastante bien juntos” me contestó. Estuvimos hablando alrededor de casi una hora sobre gustos musicales, hobbies, planes, etc, hablábamos como si nos conociéramos desde hace bastante tiempo y hacía menos de 24 horas que habíamos hablado por primera vez.

Así que eres fan mía

No me lo recuerdes, que vergüenza. Tengo un poster con tu cara en mi habitación. – Empezó a ponerse roja.

Mientras no esté desnudo no me voy a asustar.

Emmm, creo que no – se puso pensativa y seria, mientras se ponía un mechón de pelo tras la oreja.

¿Cómo? – me sorprendí ante lo que me había dicho.

Es broma – sonrió.

Dios, casi me da a mi ahora el infarto – llevé mi mano al lado opuesto y finjí que casi me daba un infarto.

Ahí no tienes el corazón ¿lo sabes no?

¿Y dónde lo tengo lista? – le pregunté en plan juguetón. Ella se acercó a mí cogió mi mano y la puso en el lado que tocaba.

Aquí listo – Se quedó tan cerca de mí que podía verle sus pequeños ojos marrones color miel. Pasamos unos segundos tan cerca hasta que ella levantó su mano y me pegó en la frente.

Aunque yo pienso que lo tienes que tener por aquí. – se apartó de mí y volvió a sentarse en su asiento mientras se reía.- Eres muy divertido Ashton Irwin, hacía tiempo que no me reía tanto.

Y tú eres muy extraña Sam Jones

Eso me suelen decir, pero confiesa que tú también te lo estás pasando bien. – cruzó los brazos y me miró fijamente mientras sonreía levemente.

La verdad es que sí. ¿Cuándo repetimos? – Le pregunté.

Ella se quedó un poco sorprendida, pero antes de que pudiera contestar se acercó una de las camareras que había allí y nos dijo:

Perdonad, siento molestar vuestra cita – dijo la camarera.

No es una cita – dijimos Sam y yo a la vez riéndonos pero nos miramos en plan dubitativo y los dos dejamos de reírnos para mirarnos seriamente. ¿Era aquello una cita y ninguno de los dos lo sabía?

Ah, bueno perdonad, ¿Tú eres Ashton Irwin verdad? – preguntó la chica hablando bastante bajo para que nadie nos escuchara.

Si, ¿por qué lo preguntas? – le dije girándome a donde estaba ella para verla mejor.

Porque en la puerta del restaurante se han agrupado como unas 30 chicas que están preguntando si estás aquí o no y no sabíamos que contestar. Nos han dicho que si podíamos decirte si saldrías a hacerte fotos con ellas así que aquí estoy para decírtelo.

Gracias por avisar, diles que ahora en 20 minutos él saldrá a hacerse fotos con ellas por favor – dijo Sam antes de que yo pudiera contestar. La camarera se fue por donde había venido y miré a Sam.

¿Ya te quieres librar de mí? – puse cara de pena y cogí una servilleta para hacer que me limpiaba las lágrimas.

Por supuesto que no, pero tus fans se tienen que estar muriendo de frío ahí fuera, tienes que ir a verlas. Nosotros podemos vernos otro día que no sea tan tarde. Además estoy algo cansada y mañana tengo ensayos a primera hora.

Tienes razón, se van a congelar ahí fuera. Pero antes de despedirnos, quiero inmortalizar este momento así que, ¿una foto? – le dije mientras me levantaba y me sentaba a su lado.

Pensé que nunca me lo preguntarías Ashton. – se acercó más a mí y posó para la foto.

Adiós Ashton – se levantó y me dio un beso en la mejilla.

Nos vemos pronto Sam

Eso no lo dudes – me susurró y después se marchó por la puerta del Mcdonalds.

Cogí mi chaqueta, miré la foto que nos acabábamos de hacer. La subí a twitter y puse “@SamJones por fin tienes tu foto, lo prometido es deuda”. Al cabo de un minuto mi móvil vibró y vi que había una nueva notificación mientras me dirigía a la puerta para ver a las fans:

“@Ashton5SOS solo te queda la clase para aprender a tocar la batería. ”

“@SamJones cuando quieras y donde quieras”

“@Ashton5SOS :)”

Let's be UnpredictableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora