La camiseta

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(Narra Sam)

Sam levanta, eres una marmota – Paul empezó a empujarme en la cama.

No quiero. Quiero dormir – le bufé.

No habíamos dormido mucho las últimas semanas con todo el lío de las entrevistas en Liverpool y vete a saber cuántas cosas más habíamos hecho. Por fin estábamos en nuestra casa, mi cama, mi adorable cama y ahora Paul estaba empeñado en despertarme pronto para ir a comprar no sé qué.

Tenemos que ir a comprarle un regalo a Calum – volvió a insistir.

Podéis ir Rob, Tom y tú. Yo no os hago falta – me di la vuelta e intenté volver a dormirme.

Está bien, tú te lo pierdes. Recuerda que tienes que ir a comprarte la ropa para esquiar – dijo dándose por vencido Paul.

Cierra la puerta cuando salgas – le dije.

Dos horas después volví a despertar, pero esta vez no había rastro de Paul por ningún lado de mi habitación ni de la casa. Me levanté y me aseé. Bajé a desayunar y lo único que encontré en la nevera fueron huevos, cervezas y una especie de carne en mal estado. Cerré la nevera y salí corriendo de la nevera. Volví a subir a la habitación y me vestí para ir a comprarme algo a alguna cafetería. Subí al coche y aún medio dormida arranqué. A medida que llevaba ya unas calles conduciendo me dio la sensación de que el coche de detrás me estaba siguiendo, pero descarté la idea en cuanto aparqué enfrente de la cafetería y el coche pasó de largo frente a mí. Hacía días que no recibía ningún mensaje del desconocido, así que pensé que se había dado por vencido. Pedí un café para llevar en la cafetería y subí al coche mientras le daba un sorbo. Mi móvil vibró. Un nuevo mensaje del desconocido. Antes lo pensaba antes aparecía.  “Estoy mal. Hoy me has visto y has sido incapaz de decirme nada. Así no Sam, así no. Nos veremos pronto” Se me cayó el café encima de la blusa que llevaba cuando leí el mensaje, empecé a mirar a todos lados, en la cafetería, cerca del coche. Me estaba asustando, así que llamé a Calum.

Calum, ¿estás en casa? – le pregunté.

He salido con Luke y Michael a comprar unas cosas para el viaje. ¿qué pasa?

Creo que me siguen. No sé, creo que no puedo volver a mi casa ahora mismo – le dije.

Ashton está en casa, por qué no vas allí y me esperas. No creo que tardemos mucho – intentó tranquilizarme.

Uf, no sé – le dije.

Es la mejor opción, créeme

Está bien Calum, nos vemos allí.

Apagué el teléfono y arranqué el motor. Ashton y yo habíamos decidido empezar otra vez siendo amigos y las cosas estaban yendo muy despacio. No podía pasar mucho tiempo con él, porque me daban ganas de besarle así que lo evitaba un poco. Nos pasábamos las tardes libres mandándonos mensajes pero luego cuando estábamos cara a cara, ninguno de los dos se atrevía a hacer algo.  Que estuviera solo en casa no era lo mejor pero era mi única salida. Cuando llegué a su casa y toqué el timbre, no venía a abrirme la puerta así que empecé a llamar hasta que casi le fundo el timbre. Cuando por fin abrió la puerta ni siquiera miró quien había llamado solo se rascó un ojo y dijo:

¿Quién eres y por qué vas a quemar mi timbre?

Hola – le miré de arriba abajo. Ashton y su costumbre de dormir en calzoncillos.

Let's be UnpredictableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora