La conversación

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(Narra Ashton)

Pensaba que me iba a pegar o algo. La cara de susto que puso cuando me vio sentado en el borde de su cama hizo que me entrara la risa. Se quedó en la puerta parada y solo dijo mi nombre.

Hola Sam – fue lo único que pude decirle. Estaba tan nervioso que antes de que llegara había cogido la baqueta que me quitó el día que nos conocimos y empecé a pasarla entre mis dedos.

¿Cómo has entrado? Va a resultar al final que si eres un psicópata. Espera no me lo digas, Paul ¿verdad? – Seguía parada en la puerta como si tuviera miedo de entrar. Le sonreí y con eso tuvo contestada la pregunta.

Vete por favor. – pasó la mano por su pelo y suspiró. Se dirigió al otro lado de la habitación y dejó la bolsa que llevaba encima. Me levanté de la cama y me acerqué a ella.

Creo que tenemos una conversación pendiente – a medida que me acercaba ella se alejaba. Estaba huyendo y la única forma que tenía de hablar con ella era ponerme en la puerta, así que me acerqué y la cerré y puse mi espalda apoyada en la puerta. No tenía escapatoria.

Creo que no Ashton y ahora déjame irme ya que tú no te vas a ir – se colocó delante de mí e intentó abrir la puerta pero no pudo.

Necesito que me expliques una cosa

Y yo necesito que te vayas ahora, me empujó y me desplazó de la puerta, pero apoyé mi pie e hice toda la fuerza posible para que no pudiera abrirla. Me giré y puse mis brazos apoyados en la puerta lo que hizo que ella quedara entre la puerta y yo. Estaba acorralada. Suspiró.

No quiero hablar con un mentiroso. – Lo que dijo me dolió.

Y yo quiero hablar con la bipolar.

¿Me estás llamando bipolar? – se había quedado ahí parada, entre la puerta y yo, me miraba a los ojos y veía el odio en ellos al llamarme mentiroso.

Que te digan que odias a una persona y horas más tarde que siente algo por esa misma persona no es muy normal que se diga – me acerqué a ella.

No era yo, fue la bebida – argumentó ella.

Lo mismo puedo decir yo – le repliqué.

No, porque tú no estabas borracho cuando me mentiste en toda la cara. – otra puñalada. Luke tenía razón, sí que estaba enfadada de verdad y yo la podía llegar a entender, había sido un estúpido.

No sabes lo que me arrepiento de eso – desvié mi mirada por un momento y bajé la cabeza.

Lo sé. Yo me arrepiento a todas horas de lo que pasó ese día – ahora fue ella la que agachó la cabeza y hubo un momento de silencio incómodo.

¿Te ha gustado el regalo? – cambié de tema.

Es jugar sucio regalándome eso. Sabías que si me dabas eso tenía que perdonarte sí o sí. Me encanta, gracias. – sonrió.

Esa es la Sam que me gusta, la que sonríe. – le devolví la sonrisa. Un mechón caía por su cara y tapaba uno de sus ojos, así que quité una de mis manos apoyada en la puerta para quitárselo. Corría el riesgo de que ella se fuera pero no lo hizo.

Ashton – me dijo pero yo le dije que se callara, ahora era mi turno.

¿Es verdad lo que decía el mensaje? – seguí acercándome a ella. Nuestras caras estaban a escasos centímetros, me encantaba estar así con ella, podía oír como se le aceleraba el pulso.

¿Por qué quieres saberlo? Has tardado demasiado tiempo en venir a preguntármelo.

Tenía miedo.

¿De qué? No hubiera cambiado nada, podríamos haber seguido siendo amigos.

De qué el segundo mensaje fuera una broma y solo quisieras ser mi amiga.

¿Y qué pasaría si lo que decía el segundo mensaje fuera verdad? – se acercó aún más a mí.

Esto.

La besé. La cogí de la cintura e hice que se apoyara en la puerta. Ella no se resistió y continuó mi beso. Puso sus brazos sobre mi cuello y nos perdimos. No fue un beso largo pero si intenso. Ella soltó las manos de mi cuello y se separó de mí.

Me gusta “esto” – dijo y sonrió mientras se mordía el labio.

Me tomaré esto como que me perdonas.

Eso está por ver. Deberás esforzarte un poco más. – se acercó otra vez a mí y me volvió a besar.

Sin dudarlo.

Perdí la noción del tiempo mientras estaba allí de pie besándola. Mis dudas habían desaparecido, sabía que eso era lo que quería hacer. La quería a mi lado y tenía que demostrárselo. Nos miramos y sonreímos ambos. Nos sentamos al final de su cama y nos quedamos callados sin decirnos nada.

Ashton – dijo finalmente.

Dime

Devuélvemela

¿El qué? – le miré extrañado.

La baqueta que tienes en el culo – levantó una ceja.

No sé de qué estás hablando.

Idiota. Hazlo por las buenas – me amenazó.

NO QUIERO – grité.

Tú te lo has buscado – se levantó y se puso delante de mí. Cruzó los brazos y puso cara de estar planeando algo y acto seguido se lanzó encima de mí e intentó quitarme la baqueta.

Después de 20 minutos de una intensa guerra de cosquillas, ella consiguió la baqueta y la abrazaba para que no se la volviera a quitar.

Sam

No te voy a devolver la baqueta, no sueñes. – ella estaba sentada a mi lado en la cama con las piernas cruzadas mientras yo estaba tumbado boca arriba mirando al techo con la cabeza apoyada en mis brazos.

El beso

¿Tan malo fue? – me interrumpió.

No es eso imbécil.

¿Entonces? ¿Acaso quieres repetir?

¿Iba enserio ese mensaje? – no quería mirarla a los ojos, estaba muerto de vergüenza.

¿Por qué vuelves a lo mismo Ashton?

Me levanté y saqué el móvil del bolsillo y pasé de su pregunta. Cogí y abrí un nuevo mensaje mientras ella estaba chillándome que le hiciera caso y que le contestara. Le envié un mensaje. Su móvil sonó y ella lo sacó también de su bolsillo. Lo vio y sonrió y acto después se tiró encima de mí para besarme de nuevo.

“Porque creo que también me gustas”

Let's be UnpredictableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora