Amigos

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(Narra Ashton)

Esto es muy aburrido – dijo Calum lanzando una pequeña pelota de tenis al aire.

Llevas diciendo eso cada cinco minutos – le respondí.

Es que no quieres hacer nada. Eres un puto abuelo– me lanzó la pelota.

¿Qué quieres hacer? No me llames abuelo – le devolví la pelota.

No sé algo, podríamos llamar a... – se calló.

Yo la llamaría pero ella no quiere hablar conmigo – le dije.

Sabes que no. El otro día te mandó mensajes.

Calum Hood eres un cotilla.

Lo sé Ashton Irwin.  Me preocupo por mis amigos, eso es todo – dijo volviendo a lanzar la pelota al aire.

Le dejé tirado en el sofá con su entretenimiento y subí a mi habitación. Estaba un poco desordenada pero no me apetecía nada arreglarla. Las cosas no habían cambiado mucho desde que Sam había vuelto a Londres y habíamos hablado. De vez en cuando nos mandábamos mensajes pero no eran gran cosa, aunque me hacían sentir bien, era como si todo fuera normal entre nosotros. No volví a ver a aquella chica pelirroja más desde mi error, porque aquello fue un gran error. Sam me había dicho que me había perdonado pero sabía que no. Su boca decía que sí pero sus ojos no eran los mismos, estaban apagados así que sabía que aún me guardaba rencor. Pensé en todas las formas posibles para recuperarlas pero cada una de ellas me parecía más cursi y ella no era de las que le gustaban esas cosas. La puerta se abrió de golpe y Calum entró corriendo y todo acalorado, estaba claro que había subido las escaleras corriendo.

ASHTON – entró gritando sofocado mientras se apoyaba en el borde de la cama.

¿Qué? – le dije sentándome a su lado.

Lo tengo

¿El qué tienes? – le pregunté extrañado.

El plan – dijo aun recuperando el aire.

Calum, dime ya que plan, tío

¿Quién consiguió que salieras con Sam por primera vez? Yo, pues te voy a ayudar a que salgas con ella por segunda vez - me dijo.

¿Sabes que eso es imposible?

No hay nada imposible para el señor Hood – empezó a reír.

¿Me vas a contar cuál es el secreto? – sentía curiosidad.

No

¿Entonces por qué entras en mi cuarto gritándome esto? – me enfadé.

Para que te alegraras un poco. Viejo mustio. – se levantó y se fue cantando por el pasillo del piso.

“Este Calum Hood está como una cabra” pensé. Decidí que no iba a quedarme más tiempo en la cama y cogí la chaqueta y salí. Hacía tiempo que no ensayaba con la batería así que decidí ir al estudio a tocar un poco de música. Entré en la puerta de la recepción y le pregunté a la secretaria o recepcionista que estaba allí, no sabía muy bien cuál era su papel, si había alguna sala libre. Me dijo que estaba libre una sala en el tercer piso. Cuando subí reconocí esa sala, antes de entrar por la puerta, era la sala a la que habíamos ido Sam y yo el primer que nos habíamos conocido. Suspiré al ercordar todo lo que había pasado desde ese momento. Cuando iba a entrar y a encender las luces vi que una voz salía de dentro. Alguien estaba cantando una canción. Era imposible, esa sala me habían dicho que estaba libre. El problema era que reconocía esa voz. Era Sam, estaba completamente seguro. Dudé si eran imaginaciones mías o ella estaba ahí dentro de verdad. Apenas había luz, pero había lo suficiente como para entrar sin hacer ruido y entonces vi una silueta tumbada en medio de la sala, estaba cantando. No notó que estaba allí, así que decidí tumbarme a su lado mientras la oía cantar. Cuando se dio cuenta se quitó uno de los auriculares que llevaba y gritó:

Let's be UnpredictableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora