«Tu eres sol, y yo soy lluvia. Juntas creamos un hermoso arcoiris que puede tentar a nunca acabarse o a terminarse.»
"Donde Lisa es el sol de Jennie, y
Jennie, la lluvia de Lisa"
Portada elaborada por: @-Lo...
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Momo había sido la responsable de enviar la fotografía, y lo había descubierto hacia unos días. Sin embargo, no había sido capaz de ir a enfrentarla, quizá por miedo o quizá por otra cosa. Pero mientras más alejada tenia que estar de Lisa en la academia por culpa suya, más valor me daba de ir con ella. Porque esto, el tener que estar lejos de Lisa y hacer como si no existiera, era por culpa de Momo, y no lo soportaba. Necesitaba hablar con ella, necesitaba saber por qué lo había hecho.
Era consciente de que a Momo no le agradaba del todo Lisa por muchas razones, por lo que ocurrió en Tailandia con la beca y...quizá por mi. Aunque no estaba del todo segura de aquello último.
Dijo estar enamorada de mi en repetidas ocasiones...pero ¿Realmente hizo esto por esa razón?
Así que aquí estaba, frente a la puerta de su casa, lista para tener que hablar con ella y descubrir por qué las cosas se dieron de esa forma. Toqué el timbre de casa, y una señora mayor fue quien me abrió la puerta.
— Necesito hablar con Momo. Dígale que Jennie la busca —la señora asintió y me dejó pasar a la sala de estar. Dijo que iría a llamar a Momo, así que yo me quedé de pie, esperando. Mi ida a su casa era tan fugaz que ni siquiera quería molestarme por tomar asiento en el sofá.
Momo bajó pasados unos pocos minutos. Pude notar cierto entusiasmo de su parte. Ella se acercó hasta mi sonriendo y me ofreció sentarme y tomar algo. Yo me negué.
— Es rápido, Momo, no te quitaré mucho tiempo —ella sonrió.
— No te preocupes, Jennie, tu puedes quitarme todo el tiempo que quieras —alcé una ceja. ¿En serio me decía eso? —. Adelante, Jen, dime que te ha traído a mi hogar. Te escucho.
Suspiré. Tomando algo de valentía, hablé.
— Sé que enviaste la fotografía, Momo —sus ojos se abrieron levemente, parecia sorprendida. Supongo que nunca imaginó que yo llegaria a concluir que se trataba de ella. Quiso hablar, pero no se lo permití —. Momo, ni te molestes en negarlo. Eres casi que la única persona que haría algo como eso.
— ¿Disculpa? Jen, no se de que me hablas.
— No necesitas hacerte la que no sabe. Las cosas son claras, hablemos como adultas y dejémonos de juegos.
— Bien, Jen, si, fui yo quien envió aquella fotografía a tu madre. No tengo nada a que temer.
Negué con la cabeza.
— ¿Por qué harías algo como eso?
— ¿Por qué? ¿De verdad todavía lo preguntas?
— Momo —me acerqué a ella—, nos conocemos desde la secundaria. Pensé que eramos amigas, quizá no amigas tan cercanas pero amigas a final de cuentas. Darme cuenta de que habías sido la responsable se esto me hizo sentir decepciónada, ya que yo, de forma ilusa realmente creí cuando decías estar enamorada de mi, y creí que por eso sentías un cariño y respeto hacia mi.