Your Eyes Tell | TK 承

⇝ VII

TH POV-

No sé qué hace Bogum en mi cama.

O bueno... la cama que ocuparía para dormir.

Me encuentro en un estado de shock, me duele la cabeza, el cuerpo, todo. Se me dificulta respirar pero pienso que si vuelvo a dormir, mejoraré. Pero antes, necesito saber qué hace él aquí. Pienso que pueden ser efectos del alcohol cualquier cosa que vaya a hacer. Nunca estamos completamente cuerdos con litros de bebidas alcohólicas dentro nuestro.

—¿Necesitas algo? —me atrevo a preguntar. Finalmente giro en mi misma posición, quedando con mi cuerpo mirando hacia el de él, para que crea que le pongo atención.

—Nada, en realidad —sonaba decaído, apagado. Si no lo conociera diría que está muy triste, pero solo es el sueño y cansancio apoderándose de él.

—Bueno... aquí Hyungs-

—Sé que Hyungsik duerme aquí —me interrumpe—. Estoy esperando a que salga del baño para entrar yo también.

Un suspiro de alivio sale sin querer de mí. Por un momento pensé que Bogum se quedaría a dormir conmigo. A pesar de ser un muy buen amigo al que estimo demasiado, no tengo la suficiente confianza como con Hyungsik.

—Pero acabas de salir de ahí, ¿no? —sigo la conversación.

—Efectivamente, pero él quería darse una ducha. Yo solo me lavé los dientes. Quiero volver a entrar para tomar una ducha también —siento como sutilmente se remueve, acomodándose un poco más, supongo.

—Estoy enojado contigo —suelto finalmente, arrastrando las palabras, no modulando bien, pues había una épica pelea entre mi cansancio y mi borrachera.

—... ¿sí? —escucho preocupación en su tono de voz. Bobo.

—Sí.

—¿Puedo saber por qué? —siento como gira su cabeza en mi dirección. Mantengo los párpados cerrados.

—No, no puedes —frunzo mi entrecejo, para simular estar un poco más serio.

—Taehyu-

—No terminaste de contar tu historia hace rato —hablo por fin. Puedo sentir como su cuerpo se destensa y una sonrisa adorna mi rostro.

—Te odio yo ahora —ríe Bogum, yo le sigo—. Bien, ese chico... tenía algo extraño. Su expresión era casi indescifrable. No estaba feliz pero tampoco estaba triste. Aunque tampoco estaba serio, digo, cuando vas por la calle y no haces ninguna expresión, ¿me entiendes? —creo que vuelve a girar su cabeza hacia el techo de la habitación.

—Sí, entiendo —mi voz suena calmada, como si en cualquier momento caería en brazos de Morfeo.

—Bien, ni siquiera esa neutra expresión portaba. Estaba como perdido, sumergido en él mismo. Compró demasiada comida, papas fritas, cheetos, ese tipo de cosas. Llevaba unas cuantas cajas de Pockys y algunas bebidas —suena dudoso.

—Quizás tiene una familia que alimentar, o iba a una fiesta. Nadie sabe, Bogum, ¿por qué le das tantas vueltas? —estaba confundido. Ese chico suena como un cliente cualquiera, ¿qué tenía de especial?

—Tienes razón, también lo pensé... pero cuando venía con Seojoon, lo volví a ver —hace una pausa—. Era el mismo chico, bajando sus bolsas de compra de su automóvil y entrando a su hogar. Es una casa muy grande, de hecho no está muy lejos de aquí.

—¿Espiaste a ese chico? —pregunto incrédulo.

—No, no me mal entiendas. Solo pasábamos por ahí y nos topó un semáforo en rojo justo en frente de su casa —hace un ruido como de "t", restándole importancia—. El punto es, sus cortinas estaban abiertas de par en par. Vi como dejó sus bolsas de supermercado en la encimera de la cocina y entró a su habitación. No había nadie más en esa casa.