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Holis bolis, lean la nota del final al terminar uwu

[Cap. 26]
🍃Con sabor a cerezas.

Cuando Jiwoo había dicho que volvería temprano al día siguiente, no mentía. Ocho de la mañana y estaba junto a ella en la cocina preparando un desayuno especial para él. Después de todo, el amor por su hermano era más grande de lo que yo pensaba.

— ¿Crees que le guste? — preguntó nerviosa con respecto a la bandeja en sus manos.

— Es tu hermano, no el mío.

— Dios, si no se lo come, lo obligaré de todas formas — dijo y se dispuso a caminar hacia la habitación de Hoseok.

Por obvias razones, ayudé a Jiwoo a abrir la puerta de la habitación y luego me fui de ahí. Estaba nerviosa de volver a ver a Hoseok a los ojos después de lo de anoche, y aún me dolía la cabeza debido a la resaca como para ponerme a pensar en la situación.

Volví a mi habitación a duras penas y me lancé a mi cama, grave error, porque las náuseas me atacaron otra vez. Me volteé hacia el lado y me quedé quieta con la esperanza de que se me pasara, pero mi vista se enfocó en la pequeña caja que estaba sobre mi mesita de noche.

El regalo de debía darle a Hoseok.

¡Agh! ¿Cómo lo haría ahora para verlo a la cara? Los nervios me estaban comiendo viva y no sabía qué hacer para detenerlos.

— ¡Llegué! — escuché a Eun y bajé para saludarla. — Hola Haru.

— Hola, ¿Qué tal estuvieron estos días?

— Relajantes, los necesitaba para salir del ambiente — dijo dando un suspiro y fijando su vista hacia aquel lugar en el que solían estar las cenizas de Joon Ho.

Luego de que Jiwoo y Hoseok hayan convencido a Eun de que realmente le hacía mal estar mirando horas y horas aquel jarrón, decidieron optar por una nueva alternativa, enterrar las cenizas bajo un árbol.

Al parecer ellos solían frecuentar un lugar a las afueras de Gwangju, por lo que me contó Jiwoo, podían pasar horas en aquel lugar y creyeron que sería lindo tener los restos de su padre ahí y lo hicieron.

— ¿Jiwoo está con Hoseok? — Asentí en respuesta mientras la ayudaba a llevar las bolsas hasta la cocina, y ella sonrió enormemente. — Siempre Jiwoo le ha preparado el desayuno a Hoseok para su cumpleaños. Incluso cuando pequeña se solía enojar con nosotros si hacíamos algo para él.

— No sabía que Jiwoo era así con Hoseok.

— A veces parece detestarlo, pero la verdad es que su vida es Hoseok, aunque no lo admita.

Mi vista se desvió hacia atrás porque, bueno, no era normal ver a un chico tan apuesto como lo era Hoseok, vistiendo solo un jogger, sin nada que cubriera sus tonificados abdominales. Silenciosamente, él se acercó por atrás para abrazar a su madre, quien se sobresaltó ante la sorpresa.

— ¿Cómo estás? — preguntó Hoseok dejando un beso en su mejilla.

— No tan feliz como tú — respondió Eun riendo. — Feliz cumpleaños, Hoseokkie.

— Gracias, má.

— Ahora ve a la ducha, creo que apestas — dijo ella para molestarlo y Hoseok solo rodó sus ojos antes de dejar un último beso en la mejilla de su madre para luego irse.

Bien, quizás esta era mi oportunidad para entregarle el regalo a Hoseok de forma indirecta y evitar verlo a los ojos. Estuve hablando un buen rato con Eun y luego me disculpé con ella para ir a mi habitación en busca del regalo para su hijo, y un par de bocanadas de aire después, estaba en la habitación de Hoseok.

Perfectly Imperfect (#1); Jung HoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora