Perfectly Imperfect (#1); Jung Hoseok

0.42

No se salten el capítulo de ayer.

—.

[Cap. 42]
🍃Escapa.

Era un zombie. Sí, eso fue lo que pensé mientras me dirigía a la tienda de mi hermano caminando a duras penas desde la universidad. Estaba en periodo de exámenes, y necesitaba un café para mantenerme con vida.

A penas entré, vi a Jae con una sonrisa y un café listo para mí, ya que le había mandado un mensaje diciendo que lo iría a visitar. Habían muchos estudiantes igual que yo, sedientos de café para seguir despiertos, así que la fila era larguísima, pero ser la hermana del dueño tenía sus beneficios, y Jae me hizo unas señas para que fuera hasta a él.

—Puedes pasar para atrás, hay una sala de descanso —me dijo entregándome el café y asentí, yendo por donde él me había indicado.

El lugar era más grande de lo que creía, e incluso la sala de descanso era enorme y bien equipada, con sillones de relajación y todo eso, haciendo que me sintiera orgullosa de todo lo que Jaesung había logrado por su propia cuenta. Unos minutos más tarde, mi hermano estaba golpeando mi cabeza para que despertara de la mini siesta que había tomado.

—Iba a preguntar si has dormido bien, pero no lo creo.

—Son los exámenes.

—Haru, eres un cerebrito, no necesitas estudiar.

—Tengo el último puesto —mentí para jugarle una broma, pero él ni siquiera se inmutó.

—No tenemos la misma sangre, pero te conozco demasiado como para saber que estás mintiendo —dijo e hice una mueca, logrando que soltara una carcajada. —Eres mala mintiendo.

—No tan mala —murmuré recordando todos los secretos que había tenido que guardar, desde mi nacionalidad, hasta mi relación con Hoseok. —Como sea, ¿Cómo van las cosas?

—¡Genial! —exclamó luciendo realmente contento, e incluso entusiasmado. —Tengo algo que contarte y quizás te podría interesar.

—Suéltalo.

—Estoy pensando en abrir una sucursal en Japón.

—¡Felicidades, Jae! —dije lanzándome a sus brazos. 

—Entonces, como sé que tienes un par de vacaciones podríamos ir juntos...

—¿Quieres que vaya a Japón? —pregunté un poco confundida. 

Desde siempre supe que habían un par de cosas prohibidas para mí, y una de ellas era no salir del país. Incluso mis padres habían dejado de asistir a los recitales internacionales por el mismo motivo, podrían descubrir algún error en el pasaporte y sería mi fin.

—Sé que es algo loco, pero tengo algunos contactos que podrían ayudarte a salir —dijo, pero simplemente me quedé en silencio. Había logrado sacar mi licencia de conducir sin problemas, lo que significaba que las cosas iban muy bien, pero salir del país era algo totalmente distinto. —¿No tienes curiosidad acerca de tu vida allá?

—S-sí —respondí aturdida. Era algo en lo que había estado pensando este último tiempo, y me causaba demasiada curiosidad. 

—Si no quieres, puedo ir yo e investigar por ti.

—No es eso, es solo que estoy un poco asustada.

—Haru, a estas alturas eres más coreana que yo. Y supe de un excelente programa de intercambios para estudiantes de música.