ligando al capitán › jookyun

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ATENCIÓN: Este capítulo tocará el tema de la religión, mas no busca ofender a nadie ni parecer una blasfemia. Recuerden que este fic es solo entretenimiento. Yo soy una persona creyente, de hecho.

No se ofendan, por favor. Tampoco tomen los hechos como algo personal, o creyendo que estoy generalizando, cuando solamente me refiero a un tipo de persona. Y tengo bien entendido que para ser homofobico no se necesita ser religioso, pero es para dar un toque distinto. Sin más, disfruten.

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Como sabrán, las hormonas de un hombre son bastante potentes y responden ante los actos atrevidos como el que ChangKyun acababa de hacer —o es una buena excusa—, así que, por simple "instinto" de macho domador, JooHeon correspondió el beso del menor.

Como pudo, sacó ambas manos que eran aplastadas por ChangKyun, dirigiéndolas al trasero ajeno, dando así, un potente apretón. El menor gimió entre el beso, provocando a JooHeon apretar con más fuerza. Una sensación electrizante recorrió los jóvenes cuerpos, llevándolos a un viaje estupendo de placer. Por un lado, ChangKyun sentía que estaba tocando la cúspide del cielo y la grandeza, por fin pudo probar aquellos peligrosos labios que había deseado desde hace mucho. Y respecto a Lee, él simplemente sentía que nadaba en el inmenso mar. Un mar confuso que no lo dejaba pensar con claridad. No sabía exactamente por qué había correspondido, pero tampoco sentía arrepentimiento, ¿qué le estaba sucediendo entonces?

El beso se volvió cada vez más salvaje; pasó de ser un simple cambio de besos, a volverse mordidas que, posteriormente, procedían a ser suaves lamidas. ChangKyun repasó con su lengua los labios del mayor en una línea recta, levantando levemente en superior. Finalmente dieron fin al besos, cuando el aire era más cada vez más escaso.

Cuando JooHeon cayó en cuenta sobre lo que acababa de hacer, solo quiso tener una pistola en mano y darse un tiro. Empujó a ChangKyun de encima de si cuerpo y se levantó del suelo, observando aterrado un punto fijo por algunos segundos. Se llevó las manos a la cabeza con frustración, dando desesperadas vueltas en círculo por todo el lugar.

Acababa de corresponder el beso de un gay, y no cualquier gay, ¡De Im ChangKyun! Oh, esto para JooHeon no estaba mal, estaba extrema y supremamente mal. ¿En que punto de su vida cayó tan bajo como para ceder a tal prohibido acto? Por todos los cielos, ahora mismo tenía un pase VIP a las llamas del infierno. La había cagado.

—¡Pedazo de cerdo, majadero, igualado, aprovechado y patán! Me violaste la boca con tus sucios labios de gay.

—¿Perdona?

El rostro de ChangKyun se volvió todo un poema ante aquellas ridículas palabras. ¿Violarle la boca? ¿Estaba acaso delirando?

—Que asco —limpió su boca con furia. Repasaba tanto los belfos con ira, que como siguiera de esa forma, se prenderian en llamas.

—Pero no dices nada porque correspondiste, Mr. Clóset.

—Tú, Im ChangKyun, eres un ser despreciable e impuro —gruñó fulminante—. Espero y no te pudras en el infierno por ser como eres, porque tus actos son atroces y desvergonzados.

—Deja de hablar como si fueras uno de esos tipos que usan trajes raros, ¿cómo se llamaban? ¿Sacerdotes? No lo sé, es ridículo y ya —bufó—. No es como si hubiera hecho gran cosa.

—¡Seremos castigados por esto y te la suda!

—¡Ya cállate, maldito idiota! Me importa una mierda lo que venga, me gusta vivir de esta manera, ¿y qué? No nací para meterla, ¿por qué me tratas mal?

—Necesito lavar mi boca con detergente y lejía. O quizás que me tiren a una bañera llena de agua bendita.

—Seguro que si vuelvo a besarte volverás a corresponder, imbécil mal educado —gruñó— Te gustó, pero tienes el cerebro demasiados lavado como para admitirlo. Un día, no seré yo quien te besé primero.

—¡No, no! Largo de aquí, niño narizón. Eres un alma sucia y corrompida por las malas enseñanzas en tu casa. Tus padres son unos inútiles que te convirtieron en un desviado.

—Pues ser desviado es bien rico, no te voy a mentir.

JooHeon era muy estricto con el tema de la homosexualidad, creció de esa a causa de su tío más joven; sin embargo, apoyaba a HoSeok y HyungWon. Pero es solo porque eran sus mejores amigos. No es que realmente estuviera de acuerdo que lo que ellos hacían estaba bien.

La forma en la que fue educado, fue estrictamente hecha para que él, por ningún motivo existente, viera con ojos de amor o lujuria, o como su tío lo llamaba —quien fue gran influencia en su educación— "Ojos del pecado" a los hombres. JooHeon tenía un candado en su mente que no le dejaba liberarse a temas como estos sin que sintiera asco o rechazo.

—Pobre de ti, creyendo que vives como debe ser. Lo que haces es asqueroso.

—¡¿Sabes qué?! Ponte de rodillas y cómeme los huevos, Lee JooHeon —vociferó ya cansado—. Le hablas de religión a la persona menos indicada, porque yo no creo en tu Dios —gruñó—. Yo viviré siempre de esta manera, ¿Y sabes que más, Lee cerebro lavado JooHeon? Me importa una mierda, porque me gusta ser así.

El mayor guardó silencio y dejó al menor quejarse. ¿Qué ganaba peleando con él? No es como si fuera a rectificar sus errores.

—Sí, Lee JooHeon, me gustan las manos grandes, los cuerpos grandes, las voces graves, ¿y sabes que más? Los penes grandes. Si eso te jode, pues ve a llorarle a tu puta vieja, que a mí me vale cuatro kilos de huevos y cinco de verga.

—Eres muy repulsivo de ver y escuchar —comentó tapándose la boca, como si fuese a vomitar.

ChangKyun sonrió malicioso y se abalanzó sobre JooHeon, tomando al susodicho por sorpresa. Llevó sus ágiles manos al pantalón ajeno y lo desabrochó. El rubio se quitó al menor de encima como pudo, porque el muy desgraciado era fuerte. En cuanto logró su cometido, lo sacó a rastras del lugar y cerró con llave.

Esperaba esa situación no se repitiera nunca más, o acabaría convertido en un demente.