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—ChangKyun, ¡¿Por qué mierda no me pones atención?! —exclamó uno de los integrantes del club de baile.

—Sí lo hago —respondió sin interés.

La verdad, no tenía ni la menor idea de lo que había dicho aquel chico parte del club. Pero, ¿cómo ponerle atención? Era imposible cuando un exquisito y sudoroso Lee JooHeon, hacía abdominales juntos a los miembros del equipo. Llevaba exactamente 52, y contando.

—¿Podrías dejar tu homosexualidad de lado y poner puta atención, ChangKyun?

MinHyuk tiró de la oreja del menor, quien rápidamente soltó un quejido de dolor por la zona que estaba siendo afectada, y empezaba a teñirse de un leve rojo.

Tomó asiento firmemente en las gradas de la cancha, dando su mayor esfuerzo para esta vez poner toda su atención en Kunpimook, unos de los 4 y únicos alumnos tailandeses de aquel gran instituto.

El club se había reunido en la cancha, pues necesitaban un espacio grande por la cantidad de acrobacias y movimientos que harían para sus coreografías. Estaban a una semana de entrar a las clasificatorias y lo que menos necesitaba el club, era un puberto calenturiento que se distrae hasta con una mosca.

—Escuchen, MinHyuk y yo estuvimos hablando ayer sobre algunos pasos que podríamos incluir, pero nos preocupa que ustedes no tengan la capacidad para hacerlos.

—Wow, cuanta confianza en tu equipo —rió ChangKyun con ironía.

Pero no podía dejar pasar algo así, no cuando el lema de club era: "Confiamos en nuestras capacidades y en nosotros mismos" ¿De verdad era cierto? Porque no estaba viendo mucha confianza.

Kunpimook lo fulminó con sus ardientes y furiosos orbes, e inmediatamente los dirigió hacia MinHyuk. Al parecer, el pelinegro se habia convertido en el encargado de medir lo que ChangKyun decía y hacía para no causar problemas. Aunque, ni siquiera MinHyuk podía hacer lo suficiente para que ChangKyun cerrara la boca.

—ChangKyun, cierra el pico y dedicate a escuchar —ordenó MinHyuk.

ChangKyun seguía sorprendido por el nivel de seriedad de su mejor amigo para el club de baile, pues fuera de este, no era ni la mitad de la imagen que presenta en ese lugar. En el club era un tipo serio, la mayor parte del tiempo gruñón, y sobre todo, extremadamente exigente. Pero fuera de esa pocilga de desconfiados sin autoestima, irradiaba alegría por todos lados, y casi nunca se enfadaba.

Kunpimook continuó explicando su estrategia, no sin antes, agradecer a MinHyuk por callar a ChangKyun finalmente. El chiquillo era charlatán a más no poder. Había propuesto incluir algunos saltos mortales, giros de estrella, también triples saltos para que la coreografía se mostrará más dificultosa. La dificultad era uno de los pasos más importantes para entrar a las nacionales cuando de baile o música se trataba. Podías encontrar barítonos llegando a notas altísimas, sopranos controlar adecuadamente muchísimas notas altas y bajas a la vez, o bailarines ser tan flexibles, que te hacían preguntarte si tenían huesos o bandas elásticas.

Cuando el equipo de fútbol terminó de entrenar, el club de baile no esperó ni un segundo para adueñarse de la cancha y practicar lo antes dicho. ChangKyun demostró sus grandes habilidades deportivas, logrando con facilidad cosas tan complicadas como los saltos mortales, aunque había tenido ciertos problemas con el triple salto.

JooHeon miró atento al club de baile, teniendo una mente muy crítica. Y daba por hecho, que si coreografía les salía limpia, tenían un pase más que asegurado en las clasificatorias. La coreografía no sólo era buena, sino realmente complicada.

ChangKyun se sacó la camisa sudorosa adherida a su cuerpo, y la aventó por ahí acostándose en la grama totalmente agotado. MinHyuk le ofreció una botella de agua que el castañito tomó agradecido, dando grandes tragos a la botella que quedó arrugada cuando casi estaba acabada. El resto lo vertió sobre su desnudo torso, buscando un poco frescura ante aquel gran valor que sentía.

ligando al capitán › jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora