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ChangKyun POV

Paso 1: Gustos

Bien, el primer paso para poder conquistar a alguien amigos, es saber sus gustos; sentarte en la silla o cama de tu habitación con una coca cola en mano mientras miras al infinito y te cuestionas: ¿Qué mierda le gusta a este men? —o woman— dejas a tu mente en blanco por unos segundos y luego tu cerebro procesa toda la información.

¿No es tan difícil cierto?

La verdad si es difícil, pero simulemos que no.

Bien, ahora ¿Qué mierda le gusta a JooHeon? Le gusta el fútbol, ¿Pero además de eso?

¿Los balones? ¿No sonreír? ¿Castigar gente con nalgadas? ¿Los tintes? ¿Ser un infeliz? Si en cualquier circunstancia pensar no les resulta útil, se recurre al plan B.

Siempre tengan un plan B, es como su mano izquierda cuando tienen ocupada la derecha —o viceversa— mientras oyen audios +18

El plan B es: cómplices.

MinHyuk no ha hablado con JooHeon demasiado, pero sé que me puede ser de gran ayuda en este momento. Creo que si lograría sacar conversación a JooHeon, y sobre todo, preguntarle que le gusta y que se lo diga sin tanto rollo. Aunque tomando en cuenta que el cabello de choclo es muy listo, podría deducir con facilidad que lo hace por mí, ¡Pero! si MinHyuk insiste que solo quiere ser su amigo tal vez lo logre.

Esta todo pensado amigos.

Ahora, ¿Cómo me comunico con MinHyuk si no tengo ni un Nokia de ladrillo?

Plan C, go a su house. Ir a su choza por si no saben inglés y sacan 3/100.

Tengan muchos planes, todo el abecedario si es posible.

Tomo mis llaves del escritorio y me dirijo a la salida de mi agrio hogar. Me planteo si debía caminar o irme en taxi... caminar es de humildes, caminaré.

Cuento mis pasos mientras me dirijo a la casa de MinHyuk. De camino me compré una coca cola —porque solo me alcanzaba para eso con el dinero que encontré de suerte en mis bolsillos—, el sol estaba muy fuerte, y con el jodido calor era peor.

Observo minuciosamente los detalles de los restaurantes, desde los elegantes muy caros, hasta los pequeños puestos más humildes de comida. Los fuertes olores de todos los tipos de comida sin duda eran embriagantes, hacían a mi estómago rugir, pero mi pobreza lo callaba. Ser guapo pero pobre no es fácil.

La vida es siempre difícil, nunca indifícil.

Finalmente llego a la casa de MinHyuk y toco el pequeño botón azul del timbre, leyendo en la puerta un mini cartel de madera decorado con soles sonrientes donde tenía escrito en letras negras 'Lee Family'. Unos pasos se oyeron cerca de la puerta, y segundos después, MinHyuk la abre mostrándose sorprendido seguramente por mi repentinamente visita.

—¿ChangKyun? ¿Qué haces aquí? —me mira sorprendido, sonrío a boca cerrada y entro apartándolo de la puerta—. Claro... pasa.

—Vengo para pedirte uno de muchos favores que te he pedido —tomo asiento en el esponjoso sofá con detalles de flores, agarrando una almohada y abrazándola—. Quiero que investigues que le gusta a JooHeon.

MinHyuk sacude su cabeza como si fuera un perro recién bañado y me mira con extrañeza. Ya sabe que algo anda mal.

—¿Por qué tengo que hacer eso yo? —reniega.

—Porque si yo lo hago no conseguiré nada más que ser cruelmente rechazado otra vez, hazme este favor, prometo pedirte nada más nunca de los nuncas existentes —junto mis palmas en forma de suplica.

Lleva sus dedos al puente de su nariz y lo masajea, eso quería decir que lo estaba pensando, lo cual es bueno también.

—¿Que gano a cambio? —alza una ceja.

Bien, admito que esto no estaba en mis planes.

—¿Un abrazo? —sonrío tímido, él frunce sus cejas haciendo un mohín con sus labios— ¿Qué quieres? —bufo con el entrecejo fruncido.

Su dedo índice viaja hasta su barbilla, mientras su rostro se vuelve una expresión pensativa.

—Una cita con Seulgi —confiesa chasqueando los dedos.

—Trato, es muy fácil —respondo decidido.

—¡¿Ella?! —me mira atónito, rápidamente rectifico mi error mal interpretado sacudiendo las manos de un lado a otro.

—No, no, lo que pides. Le agradas mucho, así que no creo que sea demasiado difícil convencerla.

—Bien, entonces trataré de investigar sobre JooHeon y tú consigues mi cita con Seulgi.

Me despido de él y salgo de la casa, no sin antes pedirle "prestado" —hay que enfatizar bien esto— dinero. Necesitaba algo que comer y otra coca cola. Pensar tanto y hacer muchos planes el mismo día es estresante.

—Esto va a ser interesante —Me digo a mí mismo en un susurro frente al puesto de perritos calientes— ¡No le ponga mostaza, mujer! —exclamo cuando caigo en cuenta que la mujer dueña del mini puesto estaba a punto de echarle mostaza a mi perro caliente—. Gracias —pago clavando la primera mordida. Definitivamente sabe mejor sin mostaza.






ligando al capitán › jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora