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—Im —me detengo con mi respiración siendo irregular.

ChangKyun no muestra signos de detenerse, por lo que agarro su brazo con fuerza y lo obligo a voltear en mi dirección.

—¡ChangKyun, carajos! —exclamo.

Después de aquella extraña situación en la que ambos nos vimos envueltos, él con una terrible tristeza a causa de mis palabras, y yo con miles de incógnitas a consecuencia a mi sentir, simplemente decidió que alejarse era lo más correcto. Pero no para mí.

—¿Por qué me seguiste? ¿Qué buscas de mí?

Mis palabras mueren como soldado en guerra una vez aquellas preguntas chocan contra mi cuerpo, provocándome soltar un suspiro. No entiendo por qué lo seguí, qué busco de él. Actuo por simple petición de mi pensar, mas soy incapaz de comprender el por qué sigo acatando órdenes que me resultan tan absurdas e innecesarias. No puedo ver las cosas como debería, y eso me deja en una mala posición, pues no puedo dar explicación a cada una de mis acciones.

—¿JooHeon, qué quieres?

Ambos compartimos no solo miradas, sino el mismo sentimientos de flagrante incertidumbre. Como era de esperarse, no respondo nada y solo lo observo fijamente.

Siento las gotas de sudor bajar veloces por mis sienes y caer desde mi barbilla hasta suelo, como si fuera una hora de fresca lluvia. Él aparta su mirada de la mía, y sin siquiera pensarlo, tomo su rostro y logro que nuestros orbes se conecten de nuevo sosteniendo nuestras miradas, cada uno transmitiendo sentimientos distintos que no podemos descifrar.

—¿Puedes soltarme? No sé si lo has notado, pero a este paso perforarás mis mejillas con tus dedos —pucherea entre aquel apretón, notándose incómodo.

—ChangKyun, no sé que me está pasando.

Él no responde y se dedica a mirarme fijamente, sin planear soltar mi mirada un solo segundo. Después de mis palabras, sus ojos se abastecieron como un almacén, derrochando creciente incertidumbre como si fueran las olas de un ancho y furioso mar, uniéndose con un potente huracán que destruye todo a su paso.

Solo hazlo. Hazlo maldición.

Aquellas palabras viajando en mi mente me descolocan, mi cabeza se vuelve una habitación de preguntas sin respuestas; acertijos que trato de seguir, pero me quedo a medio camino. Y como siempre, mi mente toma el cargo de mis acciones.


















ligando al capitán › jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora