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ChangKyun tragó duro sintiéndose morir. Realmente no quería cruzar ningún tipo de palabra con JooHeon, pero era eso o arriesgarse a abrir la puerta y encontrarlo desnudo —que tampoco le disgustaba, pero capaz y el rubio lo golpeaba—. Seguro tenía muchos secretos por ahí.

Cofcof jooconda cofcof

Tú puedes Im, eres cool y demasiado genial para ser cobarde.

—¡JooHeon! ¿Terminaste?

—¡No, quedate ahí! —respondió desde afuera.

—Por favor date prisa, me estoy asando! —el calor estaba sofocándolo tanto que sentía los ataques respiratorios causados por su ansiedad.

—¡No me digas lo que tengo que hacer!

—¡JooHeon me estoy ahogando aquí! —exclamó el menor empezando a enojarse.

—¡¿Y?! ¡¿Acaso no es mejor así?!

—¡Lee JooHeon! —sin soportar más, abrió la puerta sin miedo. Le importaba una mierda encontrar a JooHeon desnudo, lo único que quería era aire fresco, aunque tóxico. El mayor yacía revisando —ya vestido— su celular—. Jodido idiota, casi muero allí y tú revisando el puto twitter.

—Oye, mi equipo favorito acaba de actualizar, era importante —los ojos de JooHeon se abrieron ante el marcado, sudoroso y desnudo torso de ChangKyun. Sin duda le ponía esfuerzo al ejercicio.

—Tu equipo, me importa una mierda —gruñó. Entró nuevamente al baño en busca de su camiseta, y en cuanto la encuentra salió abanicándose.

—¡Eh! Más respeto a los Leones del Sur, que te reviento la cara.

—¡¿Qué clase de nombre es ese?! Ni siquiera en kinder tienen nombres tan ridículos —mofó con una sonrisa lasciva— ¿Qué vendrá después? ¿Las mariposas del oeste? ¡Ah, espera! Ese es tu equipo, mariposon de closet.

—Im, te estás pasando —rió sin gracia. Fue una risa seca, pero a la vez llena de advertencias, lo cual aseguraba un posible asesinato.

—Tú, señorito Lee JooHeon, ¡Eres un gran, gran tonto!

—¡Te estas pasando y no quiero golpearte!

—¡Oh! ¿Te dolió mi comentario pequeña mariposita del oeste? Que delicada me saliste —burló comenzando a colocarse la camiseta. JooHeon arrebató la prenda antes de que el castaño se la pusiera, arrojándola al suelo.

—¿Qué te pasa estúpido? —ChangKyun se dispuso a ir por su camiseta, pero JooHeon lo retuvo empujándolo a los casilleros. Posó sus brazos a cada lado de la cabeza del menor, acorralándolo.

ChangKyun sabía que le estaba jugando una de sus desagradables bromas, así que ni siquiera se inmutó ante las acciones del capitán.

—Lindos abdominales, niño.

ChangKyun rodó sus ojos asistiendo— Sí, sí balones. Me esmero con el ejercicio —bufó—. Oye, no tengo tiempo para tus tontas bromas, quiero terminar mi trabajo e irme a casa.

—¿Qué pasa? ¿Tan nervioso te pongo? —ChangKyun rió ante el patético intento de JooHeon por provocarlo.

—¿Me ves nervioso? Sé que esto es una de tus tontas bromas para calentarme y después burlarte de mí, que sepas que ya no te funciona ese truco. Aparta mariposa de barrio.

JooHeon sonrió malicioso, ¿Por qué no jugar con el castaño un rato? Seguro se divertiría mucho. O en el peor de los casos, le saldría de la verga.

—Mmm... habrá que investigarlo —olfateo el cuello del menor. Era un olor dulce, más parecido al chocolate, y mezclado con su sudor, admitía que le daba un toque electrizante.

Si ChangKyun iba por la vida seduciendo chicos con ese aroma, entendía porque caían. Era sin duda un olor hechizante y embriagante. Era suave, pero muy bueno.

—Hueles bien —esta vez no estaba bromeando, sin duda el menor olía muy bien, tanto que se ve obligado a hundir más su nariz en el cuello ajeno para aspirar mejor el delicioso aroma. Se sentía como las ocasiones en que su padre hacia galletas de chocolate. Olía tal cual.

—Soy Im ChangKyun ¿te extraña? —suspira—. Ahora aléjate y déjame en paz

—¿Y si no qué?

—Te arrepentirás.

—Me gustaría ver eso —JooHeon se alejó del lechoso cuello, pegando su frente con la de ChangKyun— ¿Te han dicho que tus ojos son bonitos?

—Muchas veces, ¿Me dejas terminar ya? —entre quejidos, JooHeon finalmente tomó distancia.

—Eres sumamente aburrido, ChangKyun.

—No soy aburrido, sólo que no caería en tu bromita de mal gusto —se encogió de hombros—. Pero cuentáme, ¿Eres igual de bueno en el sexo como lo eres en el fútbol?

—Piérdete, Im.

—Me quiero perder entre tus sabanas, tigre —mordió su labio inferior—. A ver, gruñeme, grr.

—¿Qué demonios...?

—No hay mayor demonio que tú, porque con tu tridente me hundes hasta el infierno, papasito de caramelo.

—¿Qué porquería de piropos te inventas? ¿Con esa basura conquistas gente?

—Quisiera ser tu bóxer.

—¿Por qué diablos quisieras algo como eso? —pregunta consternado.

—Para ver y sentir lo que llevas entre las piernas, bombón —lanzó un coqueto beso—. No soy piloto, pero yo si me montaba a tu helicóptero, fiera. 

—¡Ah! ¡No escuchó nada, soy sordo! ¡La la la la!

JooHeon tomó sus cosas gritando un sinfin de cosas, saliendo lo más rápido que pudo del vestuario. No podría estar un segundo más con Chang Acosador Kyun y sus horribles piropos.

—Te dije que te arrepentirías —rió volviendo a sus labores—. Pero yo si te montaba, guapo. Es más, te voy a montar, así me muera en el intento.





ligando al capitán › jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora