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ChangKyun limpiaba su rostro con el agua fresca cayendo del grifo, alzó su rostro mirándose en el espejo exhalando; su camisa estaba con una gran mancha roja en el centro, al parecer no era un buen día para llevar camisa blanca.

—Soy tan egoísta —se dijo a sí mismo cerrando el grifo. Pasó una mano por su cabello para peinarlo y se mantuvo unos segundos con los ojos cerrados. Necesitaba pensar. Y pensar muchísimo.

No quería entrar al club de baile pues las responsabilidades no eran lo suyo, pero tampoco quería ver a su amigo tan deprimido, menos sabiendo que él podría ayudarlo.

Se maldecía mil veces por ser tan sumamente egoísta con alguien que siempre había estado para él, se había metido en problemas por él, se había fracturado por él, en resumen: que jamás se había despegado de su lado y había sido su mayor fuente de apoyo. También maldecía el hecho de siempre querer ponerse por encima de quienes lo aman —de las pocas personas que lo hacen... bueno, de MinHyuk—. No podía evitar ser así, pues se crió de esa forma, en un ambiente donde los valores eran como la palabra prohibida, en ningún momento se mencionaban/ practicaban ninguno de ellos.

Su madre siempre fue una persona desagradable, gruñona, fría, alcohólica y llorona, además de que era una caja de quejas. Su padre por otro lado... bueno, él nunca estaba en casa, y las veces que estaba, no le dirigía la palabra a nadie si no era para decir que quería comida o pelear con su mujer. Todos eran un desastre en su hogar y el resto de su familia ni siquiera existía para él, pues apenas y sabía que tenía primos aunque jamás había visto más que la mínima cantidad de dos.

—¿Estás bien?

Abrió los ojos inmediatamente recomponiéndose en su lugar luego del susto, la figura de SeungCheol esperaba por él con grandes ojos curiosos y brillantes por el saber. El pelinegro observó la manchada camiseta del menor, pero prefirió no preguntar nada.

—¿Yo? ¡Ah... sí, sí! Muy bien... —masculló incómodo.

—No lo pareces, ¿Algo te molesta?

—Me he dado cuenta que soy muy egoísta, y me molesta, pero no sé qué hacer para ya no serlo —suspiró pesado—. Ya han empezado las nacionales y ahora todos los clubes deben esforzarse para clasificar, mi mejor amigo quiere que me una al club de baile aunque no quiero, pero verlo tan deprimido me pone muy mal.

—Deberías ayudarle, las nacionales no durarán tanto así que no estarás en el club mucho tiempo, solo las tres semanas en las que se llevará a cabo. Imagino que ya han pasado la ronda de elección.

—¿Eso qué es? —ChangKyun alzó una ceja con curiosidad. La verdad, no tenía ni idea de nada relacionado con las nacionales, su funcionamiento, reglas, etc. No le interesaba en lo absoluto.

—En la ronda de elección ponen a todas las instituciones a prueba para notar su potencial y habilidad, de ahí mismo eligen a los clubes que conformarán de las nacionales.

—¿Cómo hacen todo eso en tres semanas?

—Los equipos solo tienen una oportunidad para clasificar. En el equipo de fútbol, si tu equipo pierde un solo partido en la clasificatoria estás fuera —abrió el grifo lavando sus manos. Se giró al menor, y cerrando el grifo continuó una vez sus manos estaban limpias—. Tienes una oportunidad; o disparas o te disparan.

—Creo que ya es hora que yo haga algo por él... me uniré y haré que ganemos las nacionales.

ChangKyun parecía muy decidido con sus palabras —y lo estaba— y eso le gustaba mucho. Un chico decidido siempre llama la atención.
































—Hyung —llamó a MinHyuk, el susodicho se acercó al menor con la misma cara decaída de hace unas pocas horas—. Me uní al club de baile —una vez dicho esto, MinHyuk borró su decepcionada expresión opacándola por una gran sonrisa. Sin esperar se lanzó a los brazos de su mejor amigo, abrazándolo con fuerza.

—Gracias —susurró felizmente.

—Ya era tiempo que hiciera algo por ti hyung.

MinHyuk se separó del menor con la extensa sonrisa dibujada en sus labios. La sensación de alivio que invadió el cuerpo de ChangKyun era sorprendente, pero era aún mejor ver a su amigo sonreír. Quería dejar de ser tan egoísta al menos con alguien que no lo merece como es MinHyuk. Agradecía que ese día saldrían más temprano por cuestiones de higiene, pues llegarían a fumigar la institución por una resiente plaga de cucarachas, lo que significaba que tampoco debería limpiar el vestuario.

—Debo ir a casa de mi tia la loca otra vez Kyunnie, nos vemos mañana —ChangKyun asintió despidiéndose de su amigo con un ademán. No quería ir a casa tan pronto, a lo mejor vagaba un poco por las afueras, o en todo caso, iba a ver a los chicos del club de fútbol entrenar.

Al momento de girarse, ChangKyun se encontró con SeungCheol muy cerca suyo.

—¿No te vas ya? —revisó su mochila con una mueca un poco enfadada.

—Ah...no quiero regresar a casa tan pronto.

—¿Te parece si vamos a la cancha a jugar un rato? ¿Juegas fútbol no?

ChangKyun sonrió de acuerdo con la idea. Le serviría para desestresarse.

—¿Pero no está entrenando el club de fútbol?

—Se supone que lo suspendieron.

—Entonces vamos —sonrió el menor.

SeungCheol sacó una paleta dulce de limón de su mochila observandola con deseo, amaba las paletas dulces. Quitando el envoltorio metió el dulce en su boca, saboreando el delicioso sabor a limón. Rebuscando un poco más, saci otra sabor uva estirando su mano al menor con la paleta en mano. ChangKyun la tomó tímidamente, agradeciendo.

—Pues vamos —animó el mayor sacando la paleta de su boca, acomodando con su mano libre la mochila.


ligando al capitán › jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora