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Un chorro bastante prolongado de bebida cayó sobre los pantalones de JooHeon, dejando una gran mancha sobre estos mismos. El de cabello rubio se levantó exaltado del asiento, con los pantalones escurriendo la rosada bebida que pronto impactó contra el suelo, al menos la que aún no había sido absorbida. La botella casi vacía fue tirada al suelo con furia, provocando un estruendo.

—¡Esto es tu culpa, narizón! —exclamó furioso. ChangKyun frunció ambas cejas y expresó confusión a través de su rostro.

—¿Yo qué diablos hice? Ni siquiera me acerqué a ti.

—Tu presencia me da mala suerte, estúpido —gruñó irritado.

El mayor trataba de limpiar el molesto líquido en sus pantalones a base de servilletas, siendo fulminado por la dueña del puesto, ante el gasto exagerado que estaba haciendo. No es como si él fuese a comprar más. Sin embargo, se abstuvo de decir algo, pelear con JooHeon era imposible.

—Deberás lavar mis pantalones, estúpido —espetó tomando otra servilleta más, sin importarle lo más mínimo la mirada asesina de la cocinera.

ChangKyun ríó sonoramente limpiando una lágrima falsa del rabillo de su ojo. Observó desafiante a JooHeon y tomó asiento en los bancos frente al mostrador con las piernas cruzadas.

—Yo no voy a lavar nada, porque yo no hice nada, caramelito de frambuesa —rió mofándose de JooHeon—. Tú fuiste el idiota que derramó esa cosa.

SeungCheol se acercó a los tres chicos y posó su mano sobre el hombro de ChangKyun, mirando a JooHeon con desapruebo. Segundos después, decidió posar su vista sobre ChangKyun.

—¿Aceptas mi cita? —tomó una de las blancas manos del menor entre las suyas. Sus ojos brillosos guardaban un destello de esperanza, que esperaba el menor aceptara.

ChangKyun no podía decir que aquel guapo chico no lo ponía nervioso, pero simplemente no era lo que buscaba. Más bien, no quería lastimarlo. Jamás sería estable en una relación, no quería hacer al mayor perder su tiempo.

—¿Aceptas Kyunnie? —JooHeon dejó tiradas las servilletas color rosa —por la bebida— en el mostrador, alejando a ChangKyun de SeungCheol.

—Se llama Im ChangKyun, y no va a aceptar tu tonta cita porque debe lavar mis pantalones.

—Tú no me dices que hacer, estúpido —tomó distancia del mayor, tomando cercanía de SeungCheol y MinHyuk.

JooHeon suspiró pesadamente, caminó hacia el menor y literalmente se lo llevó a rastras, pensando hacia donde llevarlo mientras caminaba y el menor forcejeaba. ChangKyun pedía a gritos ayuda, pero ninguno de los dos chicos hacían nada por ayudarlo, pues ahora comían un trozo de pastel que la cocinera les regalo por no armar un escandalo también.

































—Suéltame ya, cavernicola estúpido, cabeza de choclo transpirado, pija suelta —golpeó la mano ajena, rezando ser liberado. El de cabello rubio lo llevo en dirección a los vestuarios, cerrando la puerta detrás suyo— ¡Te ordeno que abras ya mismo!

—No, vas a lavar mis pantalones y no te irás hasta que lo hagas. —espetó furioso.

—De todas formas no me puedo ir porque debo limpiar este nido de ratas que tiene, baboso.

—¿Quién es más rata que tú, niño?

El menor tomó asiento en la banca de madera cruzándose de brazos, JooHeon se dirige a su casillero en busca de algo que ponerse y que el menor limpiara sus pantalones. La sensación mojada era asquerosa, sobre todo porque se sentía pegajoso. Miró de reojo al menor, que esta vez jugaba con sus manos mientras mantenía un puchero tierno en sus labios.

—No hagas pucheros, te ves estúpido. —ChangKyun lo fulminó. No sólo lo había arrastrado como una bolsa de basura a los vestuarios, sino que, encima, lo trataba mal. Se había ganado la lotería con ese idiota, ¿qué más quería? ¡Ah, sí! Que dejara de ser un idiota que se cree hetero.

—Gracias a ti me regañaran por no ir a clases.

—¡Oh, vamos! ¿Cuántas veces no faltaste a clases por ir a chupar pollas? No te hagas el estudioso.

—¡Callate estúpido! Ese no es tu problema, es mío y es privado. Pareces una de esas viejas chismosas que la lengua se les cae de metiches.

—¿Qué? ¿Te duele la verdad, amigo? —rió.

ChangKyun se levantó bruscamente de la banca y giró al mayor, dando una patada en su parte sensible, descargando la ira que estuvo clavada en su pecho un largo rato. Ya estaba harto de él, de sus insultos, sus actitudes raras y en que creía que podía controlarlo. Eso sumando sus cambios repentinos de personalidad, probablemente estaba tratando con un psicópata o alguien con trastorno de personalidad.

JooHeon cayó al suelo en posición fetal, con sus manos sobre sus partes y muchos quejidos de por medio.

—Hijo de... —logró decir apenas de manera incompleta, con el poco aliento que tenía.

ChangKyun se montó a horcajadas sobre él, alzando su puño listo para darle un golpe del que JooHeon no podría salvarse, pues sus manos eran aplastadas por el trasero de ChangKyun. Pero una sensación extraña invadió su pecho repentinamente, no sabía qué era, pero lo estaba haciendo sentir débil y molesto.

JooHeon por inercia cerró ambos ojos con fuerza; sin embargo, ChangKyun bajó su puño, echó su cuerpo hacia delante y juntó sus labios con los dulces de JooHeon, mientras un cosquilleo bajaba desde su pecho para dar un gran viaje al rededor de todo su cuerpo. Sonrió sin romper el beso, llegando a presionar más los belfos ajenos contra los suyos.

A la mierda las tácticas y estrategias, haría lo que su cuerpo y mente quisieran.






ligando al capitán › jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora