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—Eh, ¿cómo está el más apuesto de este lugar? —saludó un animado ChangKyun, apoyando el codo en los casilleros cerca de JooHeon, acompañado de una sonrisa llena de malicia.

JooHeon suspiró pesado, deseando en ese momento ser un dibujo a lápiz y que una goma gigante lo borrara para siempre. ChangKyun le dejaba un sentimiento extremadamente irritante. Un día explotaría y realmente lo pondria en su lugar. 

La presencia del menor lo ponía de mal humor, detestaba la forma tan descara y cínica en la que se insinuaba; sin contar que ya se habia ligado a medio instituto. Tenerlo cerca era un dolor de cabeza, siempre tiraba sus frases raras de doble sentido o sus directas sexistas, y cómo dejar de lado aquellos ojos lujuriosos y su sonrisa maliciosa, característico de él. Jamás podía faltar. Tampoco le agradaba como nunca paraba de ligarlo aunque le dijera cien millones de veces que no le gustaban los chicos,¿Acaso debería tener una novia para que lo entendiera?.

Le asqueaba, para que enredarse. 

—Estoy parado sacando mis libros y deseando golpearte. 

—¡Oye! ¿Por qué tan gruñon, bombón? —relamió sus labios mirando de arriba hacia abajo a JooHeon sin vergüenza alguna. Lucía su típico uniforme de deporte, su cabello estaba despeinado y sus medias disparejas. Vaya que se veía bien, incluso con su desordenada imagen. 

De hecho se veía aún más sexy. Tremendo todo. 

—Podrías, por la madre que te parió, dejar de violarme con tu mirada ChangKyun —resopló ya cansado de aquella tan lasciva mirada se orbes brillantes—. Es demasiado molesto. 

—¡Recordaste mi nombre! Una estrellita de parte del más guapo de este feo instituto para ti, balones.

—¿Balones? —masajeó el puente de su nariz. Muy bien, ChangKyun estaba loco, confirmado—. A ver narizón, ¿Cuándo piensas dejarme en paz? eres demasiado molesto. 

—Cuando los pollos ladren y me gusten las chicas. 

—Pues yo te haré caso cuando las vaca bailen y dejes de ser tan estúpido e irritante —azotó el casillero con una severa mirada al menor, yéndose sin esperar un segundo más.

ChangKyun sabía que JooHeon era difícil, sobre todo porque era más heterosexual que la propia palabra, —se supone, pero nadie podía ser hetero con alguien como ChangKyun— no tenía la menor idea de como se suponía que ligaría a ese chico idiota, pero atractivo. Sus leyes le permitían estar con quien quisiera, de igual forma, lo único que buscaba era un buen sexo y nada de amor. Lo cliché, obviamente. Se consideraba demasiado irresponsable como para llevar una relación seria, apenas y podía ocuparse de él mismo, ¿Qué se suponía que haria en una relación? 

Era narcisista, se idolatraba una y otra vez sin parar, sabía que lo tenía todo; un chico guapo con un cuerpo envidiable, sonrisa adorable, ojos bonitos y brillantes, rostro hermoso, voz seductora y un buen culo, ¿Qué más quería el maldito JooHeon? ¿Un Zeus?

Resopló agobiado moviendo algunos cabellos que molestaban su rostro. Una vez más había sido pateado como un balón por JooHeon, ¿Realmente no podría conquistarlo jamás? ¿Debía ser más sutil? ¿Qué demonios necesita hacer? 

—Bateado —canturreó Hyuny a su lado. Sonrió mofándose del menor mientras gozaba regocijante el momento, y con que razón, eran grandes enemigos. 

—Estúpido.
































ChangKyun estaba más decidido que nunca, si quería que JooHeon se fijara en él de alguna forma, debería mostrarle que "le importaba" he aquí las comillas; no es que realmente le importará, solo debía fingir que lo hacía. 

ligando al capitán › jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora