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El club de baile estaba a solo unos escasos minutos de mostrar todo por lo que habían trabajado tan arduamente. Deseaban que cada movimiento hecho, quedara plasmado en la memoria de casa una de las personas siendo parte del público; no quedar como un club de baile corriente, sino como leyendas.

La música del lugar estaba muy alta y los chicos apenas podían entender lo que decían entre sí, debían alzar mucho la voz y acercarse a sus oídos para entender que era lo que decían. Decidieron buscar un lugar en en cual la música no golpeara tan fuerte sus tímpanos, yendo hacia una zona más solitaria, y de esa manera, se reunieron en circulo mientras se abrazaban por los hombros.

—Bien, somos la esperanza de llevar algo al instituto, hay un gran cargo sobre nosotros. Si pasamos esto, pasaremos lo demás, o vienes a cazar, o terminas cazado —dijo Kunpimook.

Su mano vistiendo una anillo de plata en el dedo anular, se posó en el centro del círculo, segundos después, los demás integrantes imitaron la acción y colocaron sus manos al centro igualmente.

—Podemos hacer esto, confiamos en nuestras capacidades.

Alzaron sus manos hacia arriba con confianza, aprovechando que tenían un poco de tiempo para calentar sus músculos. Lo que menos deseaban era llevarse calambres que perjudicaran todo. Eso no sería en lo absoluto bueno.

Mientras los demás calentaban hablando entre sí, ChangKyun había decidido alejarse de todos ellos y tomarse un tiempo solo. Por alguna extraña razón, al llegar no estaba en lo absoluto nervioso, pero en ese momento justamente, su corazón estaba latiendo con fuerza. Una sensación más allá de los nervios, de angustia y agobio, lo mojaba con una temible lluvia de preocupación. Se estaba preguntando porque aquella sensación había aparecido tan de repente, y en el momento menos indicado, para provocarle miedo.

Dejó sus orbes dar un corto viaje hacia abajo, observando sus manos temblar y sudar sin control. No importaba que las limpiara constantemente, seguían sudando sin parar.

Inhaló y exhaló para regalar a su cuerpo un respiró de calma, y dejar su mente en blanco. No podía dejar que su propia mente lo controlara como un robot y lo obligara a fallar. No en ese momento.

—¡Vamos, mierda! Cálmate ya —exclamó en voz baja.

Resopló sin ganas y decidió que era momento de irse. La competencia estaba por comenzar, era imposible quedarse luchando contra su propia mente.

—Y aquí están Mark, los estudiantes y miembros del club de baile, Seul Education, por primera vez en las nacionales.

—Es correcto Mike. Aunque no han podido entrar a las nacionales desde un largo tiempo ya, ¡están aquí! Ellos no parecen del tipo que se rinde con un solo intento.

—Y según escuché, vienen con un nuevo y gran as, Im ChangKyun. En la página del instituto, el joven fue expuesto como una caja completa de habilidades.

—¡Oh! ¿Es así? Entonces no dudaré que hará un trabajo estupendo.

ChangKyun entró a la pista y miró a su al rededor temeroso, cientos de personas y cámaras capturaban cada uno de sus movimientos sin perderse ni uno solo. Aquella gran cantidad de ojos lo seguían a todos lados, y eso estaba abrumándolo. Se concentraba y tomaba control de su mente, todo saldría bien ¡necesitaba centrarse! La parte más dificil del baile había sido entregada a él, y todo porque fue elegido como "él más apto".

Todos los integrantes fueron a sus posiciones, ChangKyun fue el último en llegar. Solo tenía que soportar una semana, pues según sabía, solo clasificarían 5 clubes de baile y tendrían una sola oportunidad para clasificar, si perdían contra su oponente, estaban fuera. Y eso significaba, que si perdían en ese justo momento, estaban totalmente jodidos, porque serían eliminados.

La música empezó a sonar con fuerza, y con ella, el corazón de ChangKyun latiendo a su ritmo. Sus oídos bailaban junto a aquel molesto zumbido mareando sus sentidos. Los integrantes de club se miraron entre sí, dando inicio a la elaborada coreografía en la que habían trabajado tan duro, ya no había vuelta atrás; ya habían llegado hasta allí y no se darían el lujo de perder. ChangKyun hacía lo que podía por no perder el rumbo a causa de su desconcentración. Pero todo se trataba de un esfuerzo sobre humano.

—¡Wow! ¿Cómo es posible que estos chicos no hayan clasificado el año anterior? Son fantásticos.

—Concuerdo contigo, Mike. Sus movimientos son fuertes, firmes y potentes. Una maravilla que parece estar conquistando al publico.

—¡Wow! ChangKyun acaba de lograr un pulcro y equilibrado salto mortal hacia atrás, incluyendo un deslumbrante giro.

ChangKyun aterrizó correctamente, sin poder creerse que había logrado aquel salto. Lo había practicado tanto, que hubo un punto donde creyó que no lo lograría, pero realmente lo había hecho.

—¡Míralo! Él es sencillamente un super hombre —gorjeó.

Las chicas parte del público, y también las porristas del instituto, gritaban con esmero y fuerza el nombre ChangKyun, observándolo bailar tan energético.

—¡Oh por Dios! ¡¿Acabas de ver eso Mike?! —exclamó estupefacto—. ¡Acaba de lograr un perfecto doble salto mortal con doble giro!

—Este chico hará que mis arterias exploten. ¿Cómo lo ha hecho lucir tan fácil? Creo que todos aquí presentes necesitarán una ambulancia.

ChangKyun acabó la coreografía justo en el medio con effacé, posición que conoció cuando le gustaba ver presentaciones de ballet. Siempre creyó que el ballet era un arte distinto, más elegante, lleno de gracia y plagado por un sentimiento único. Una danza sublime. Aún recordaba cuando presentaciones como el lago de los cisnes provocaban sensaciones nostálgicas en su corazón. Sin duda, su favorita.

—Señores y señoras, les presentamos a Im ChangKyun, el chico de oro.

La coreografía finalmente había acabado. Todo había salido perfecto, y él seguía vivo y sin ni una sola fractura. Los chicos se reunieron entre los aplausos de la gente, hicieron una reverencia y se marcharon.

Lo habían logrado, habían pasado a la siguiente ronda. Ahora sólo faltaba un poco más, y podrían lograrlo si lo hacían con el mismo esmero.












ligando al capitán › jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora