Diecinueve +18

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—¿Ember?

Abrí lentamente mis ojos y parpadeé varias veces al sentir que alguien me empujaba suavemente del brazo. Por un momento pensé que ya era de día de nuevo, pero por la poca luz que había dentro de la habitación supe que aun era de noche.

Me tallé un ojo mientras me sentaba en la cama. Sentía mi cuerpo tibio e incluso tenía un poco de sudor en la frente y el cuello.

¿Por qué de pronto tenía tanto calor? Me pregunté aun intentando despertar todos mis sentidos de nuevo.

—Auch —me quejé al despegar un lapicero de mi mejilla.

Al parecer me había quedado dormida boca abajo mientras hacía mi tarea.

—¿Estabas teniendo una pesadilla?

La pregunta de Azumi me hizo fruncir el ceño en confusión... hasta que recordé una imagen y luego otra y entonces sentí la sangre dejar mi rostro al recordar con demasiada claridad lo que estaba soñando antes de que ella me despertara.

Azumi me miraba un poco extrañada luego de dejar su celular y sus llaves en su mesa de noche. Parecía que acababa de llegar luego de pasar la noche en casa de su amiga.

—N-no recuerdo —tartamudeé nerviosa y rápidamente me puse de pie.

—Estabas haciendo unos ruidos un poco extraños —comentó frunciendo el ceño—. Por eso te desperté.

Oh, dios.

—Seguro es el estrés de tener tanta tarea de un día para otro —reí nerviosa pasando por un lado de ella—. ¡Tomaré una ducha!

Cerré la puerta del baño un poco más fuerte de lo necesario y me recargué sobre ella. Luego llevé una mano a mis mejillas; estaban tibias y probablemente enrojecidas.

¿Pesadilla? No, eso definitivamente no fue una pesadilla, pensé intentando tranquilizar el calor de ciertas partes de mi cuerpo.

Sintiéndome aun un poco mareada por la manera abrupta en la que me puse de pie, comencé a quitarme la ropa y me metí a la ducha. Mientras el agua recorría mi cuerpo toqué mis labios. Había tenido un sueño demasiado vívido. Tan vívido que aun podía sentir mis labios hormiguear al recordar fragmentos de mi sueño.

Nunca había tenido un sueño así, por lo que no fue difícil rememorarlo todo:

Recorrí los iluminados y solitarios pasillos de la escuela con una sensación de inquietud en el estómago.

¿Dónde estaban todos?

Caminé con lentitud durante varios minutos hasta que llegué a un salón de clases vacío en el cual me adentré despacio. El eco del sonido de mis pasos resonó en mis oídos y, para cuando tomé asiento, seguía estando sola. Nerviosa, comencé a morder la punta de mi lápiz sin saber de dónde lo había sacado pero, antes de que pudiera pensar en eso, las luces se apagaron.

I'm In Love Too • KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora