Cuarenta y siete

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Su semblante no tenía expresión alguna y no parecía estar muy feliz de verme. Tampoco lucía enojada, solo... decepcionada, incluso avergonzada.

—Juliet, ¿no es tu hermana? —preguntó uno de sus amigos.

—Hola —murmuré apenas. No sabía qué decir, ni tampoco qué reacción esperar de su parte.

—Hablemos afuera —fue lo único que dijo, pasando en medio de mí y de Taehyung... dejándome con un vacío en el pecho conforme la seguía a la salida.

—¿Ember? —la voz preocupada de Taehyung me hizo recordar su presencia a mi lado.

De todas las cosas que no quería que él presenciara, la mala relación con mi familia era una de las principales.

—Será solo un segundo —le dije, apenas logrando forzar una sonrisa.

—Estaré esperando en el auto —dijo y se inclinó para darme un suave beso en la frente.

Justo en ese momento mi hermana se giró y nos vio, pero si vernos en un momento tan íntimo le molestó o le dio gusto jamás lo sabría, pues Juliet no mostró emoción alguna.

Los tres estábamos afuera del lugar sin decir nada, así que Taehyung se dirigió al auto luego de hacer una pequeña reverencia con su cabeza hacia mi hermana, quien solo lo escrutó con la mirada por un par de segundos. Luego de eso ella y yo nos quedamos mirando la una a la otra en silencio, como si fuéramos dos completas desconocidas.

—¿Es tu novio? —preguntó luego de que Taehyung se marchara.

Asentí solo una vez. No esperaba que me preguntara sobre él. Tampoco esperaba que me preguntara sobre mí, pero era aún más raro que iniciara la conversación hablando sobre mi novio.

—¿Cómo está mamá? —pregunté, apretando los labios al sentir la tensión en el ambiente.

—Preocupada por ti. Siempre está preocupada por ti —eso sonó más como un reclamo.

Agaché la mirada al sentir su molestia. No importaba el tiempo que pasara, cada vez que Juliet me llamaba la atención se sentía extraño y triste a la vez. Ella nunca tomaba partido en nada. Sin embargo, desde el momento en el que salí por la puerta de la casa de nuestros padres me quedó clara su postura: Juliet pensaba que nuestros padres tenían la razón y que yo estaba recibiendo mi merecido por no ser una hija ejemplar, por no ser como ella.

—Y... ¿papá? —pregunté, tragando saliva para intentar desaparecer el nudo de emociones que se venían a mi garganta con solo mencionarlo.

—Él... —Juliet suspiró, esta vez desviando la mirada y clavándola en algún punto por encima de mi hombro— Sigue siendo papá.

I'm In Love Too • KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora