Veintidós

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—¿Que te parece?

La mirada de Nam se dirigió hacia mí y luego hacia la pantalla de su portátil.

Su gesto de asombro me hizo sonreír de alivio, pues se notaba que estaba satisfecho con el diseño que le estaba mostrando.

—¿Cómo pudiste diseñar eso en 30 minutos? —preguntó, mirando hacia la pantalla de su portátil anonadado.

—Bueno, es para lo que estoy estudiando —contesté, encogiéndome de hombros y sonriendo.

—Eres muy buena —me halagó—. Y muy creativa; sabía que no me decepcionarías.

—No es para tanto —repliqué, sintiendo mis mejillas algo tibias y giré el portátil hacia mí de nuevo.

—Hablo enserio —insistió, inclinándose hacia mí—. Estoy seguro de que las mejores agencias de marketing querrán tener a alguien como tú trabajando para ellos.

—Gracias —reí feliz de escuchar sus palabras de aliento—. De verdad me gusta lo que hago.

—¿Cómo supiste que te querías dedicar a esto? —preguntó antes de tomar un sorbo de su bebida.

—Digamos que soy muy meticulosa —reí ligeramente y Namjoon sonrió—. Todo empezó cuando, en la preparatoria, me inscribí a un concurso para diseñar un nuevo logo para los alumnos que iban a concursos estatales.

—¿Y ganaste? —preguntó, enarcando ambas cejas.

Negué con la cabeza.

—No lo logré —contesté, tomando un sorbo de mi café—. Aun así mis profesores insistieron en que era buena con los programas de diseño, así que les pedí a mis padres que me compraran los mejores software de diseño y tomé cursos de Photoshop, entre otros. Poco a poco me fui dando cuenta de lo mucho que me gustaba crear logos y diseños para marcas de todo tipo, así que no fue difícil decidirme por estudiar marketing cuando llegó la hora de entrar a la universidad.

—Toda una mujer de negocios —murmuró, mirándome impresionado y yo reí algo apenada por su lluvia de halagos.

—Cuando comencé la carrera no era consciente de lo mucho que podía ganar si hacía bien mi trabajo —confesé—. Pero, a lo largo de mis años de estudio, me he vuelto un poco ambiciosa y ahora quiero ser una de las mejores en el rubro.

—No hay nada de malo en ser ambicioso —replicó Nam—. Lo importante es no perder el enfoque y siempre mantener tus valores en el proceso.

—Suena fácil, pero sé que, en el mundo de los negocios, eso no es algo sencillo.

—Sé que tú lo lograrás —replicó suavemente—. Eres una mujer maravillosa, Ember. No lo olvides.

 No lo olvides

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I'm In Love Too • KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora