Veinticinco

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—¿Te apetece tomar una copa de vino?

Sentada en el asiento del copiloto, eché un vistazo hacia mi ropa y luego sonreí apenada hacia Namjoon, quien por supuesto lucía impecable como siempre mientras yo llevaba puesta ropa que seguramente olía al interior de la cocina y tenía algunas manchas de suciedad por aquí y por allá.

—No creo estar vestida para ir por una copa de vino —reí, arrugando mi nariz.

—Podemos ir a mi casa entonces —ofreció, aclarándose la garganta—. Solo para hablar más cómodos.

Dudé un par de segundos. No quería que se malinterpretaran las cosas, pero era evidente que necesitaba hablar con él precisamente para que eso no sucediera.

—Me agrada la idea —dije en respuesta mientras me abrochaba bien el cinturón de seguridad—. Solo... solo conduce con cuidado.

Namjoon rió luego de encender su auto y asintió.

Acomodándome en el enorme asiento de su camioneta, agradecí que no insistiera en ir a un restaurante. No tenía ganas de estar en un lugar con los mismos ruidos que escuchaba casi todos los días en Jungho's. Además, estaba algo cansada.

El camino hasta la casa de Namjoon fue bastante tranquilo, incluso manejó con cuidado mientras yo lo supervisaba, asegurándome de que no se despistara y cometiera alguna infracción.

Era increíble cómo un hombre tan apuesto e inteligente era un peligro al volante.

Alguna imperfección debía tener, pensé, aguantando una sonrisa mientras se estacionaba frente a su casa.

—Y llegamos —anunció después de apagar el auto.

De nuevo contuve la risa, estando segura de que estaba mal estacionado, pero preferí guardarme cualquier comentario. Ya había tenido suficiente burla sobre su modo de conducir por parte del resto de sus amigos.

Cuando bajé del auto, no pude evitar negar con la cabeza mientras reía por lo bajo.

El lujoso auto de Namjoon estaba muy mal estacionado, tanto así, que me pregunté cómo haría la persona del carro de al lado para subirse mañana por la mañana al suyo.

Pensé en decirle algo al respecto pero, en su lugar, continué caminando en silencio detrás de él cuando este comenzó a dirigirse hacia la entrada de su casa.

—Ponte cómoda —dijo, haciéndose a un lado para dejarme pasar luego de que abrió la puerta.

Despacio, entré al enorme recibidor y coloqué mi bolso y mi abrigo en un elegante perchero de madera que estaba cerca de la puerta.

El lugar encajaba en algunas cosas con Namjoon, como que todo estaba acomodado de forma meticulosa, que los colores que iban de un azul grisáceo hasta el blanco emanaban la misma tranquilidad que él transmitía y que los cuadros con pinturas abstractas eran igual de interesantes que él.

I'm In Love Too • KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora