One Shots,ㅤㅤㅤBucky Barnes (Editando)

XXV.

título: the 1

pareja: 1940s bucky x lectora

word count: 1644

advertencias: ninguna, que bucky de 1940 sea feli

resumen: nunca rompes una promesa, y si se trata de bucky barnes, tu adorado novio, menos. es él, el único.

nota: cortito pero m da cosita que casi todos los one shot de 1940's bucky son tristes, ¡así que por eso hice este feliz! quizás no se lo esperaban, les prometo que el próximo menos. este lo inspiré un poquito en the notebook ya que ayer la vi por primera vez <3

Revisas tu silueta en el espejo, por milésima vez. Compruebas que tu cabello está bien sujeto, peinando delicadamente el costado de este. Lo aseguras, pues más vale prevenir que lamentar.

Sacas el labial que has metido en tu cartera anteriormente y dibujas una línea de un matiz rojo oscuro sobre tu pálidos labios rosa por culpa del invierno.

Sonríes ante el espejo, satisfecha, antes de guardar el labial en tu cartera otra vez. Con cuidado, abres la puerta.

La perilla rueda suavemente bajo tus manos enguantadas, y sin embargo la puerta no parece cooperar en la tarea y cruje.

Te detienes, nerviosa. Sientes el sudor recorrer tu espalda, deteniéndote por al menos un minuto. Sueltas un respiro que no sabías que estabas conteniendo y avanzas, dispuesta a no desistir de tu tarea.

Después de todo, se lo habías prometido: y nunca rompías una promesa.

Bajas las escaleras de la enorme mansión que pertenece a tus padres de puntillas, queriendo mantener el sepulcral silencio que indica el sueño profundo de estos.

Finalmente logras llegar a la puerta, apenas conteniendo una sonrisa victoriosa. Aún cuando cierras la puerta tras de ti, te encuentras sonriendo.

***

― Pensé que no vendrías―murmura tu novio sonriendo. A continuación, deja un amoroso beso sobre tus labios a modo de saludo.

Dios, su sonrisa de diente a diente... tan angelical y majestuosa: una sólo como Bucky Barnes podría hacer.

¿Y sus besos? ¡Mejor que nada en este mundo!

― Nunca rompo una promesa―respondes, con una sonrisa.

Él te la devuelve― Lo sé.

Acto seguido te ofrece su brazo, en el que enlazas el tuyo gustosamente.

― ¿Nos vamos?―pregunta.

― Tú sabes que sí―respondes.

Entre risas y una breve conversación, logran llegar hasta el restaurante. Hace un frío terrible allá afuera, así que al entrar al restaurante sientes el calor de la calefacción acobijarte. Dejas tu abrigo junto la gorra de tu novio en la entrada, antes de ser guiados hasta la mesa que había reservado.