✏️ | Parte 2

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El primer día no fue para bueno para Adora, y parecía que para Mara tampoco, apenas llegó a casa invitó a la pequeña a ir por un helado cosa que le alegró el día.

–¿Qué tal tu día? ¿hiciste muchos amigos? –Mara preguntó mientras mordía su paleta.

–No realmente, ya no me gusta ir a la escuela –Adora murmuró con la boca llena de helado.

–¿Tú también? –Mara se mostró frustrada–, por lo menos esperaba que mi hermanita la pasara bien.

Adora se preocupó por ver a Mara con una expresión tan amarga.

–Pero cerca de mí se sienta un niño muy agradable, pero su amiga da miedo –Adora tembló al recordar su mirada.

Mara sonrió y la abrazó.

–Madame Razz sabe que estos cambios no son fáciles, agradece por entenderla y admira que seamos tan fuertes.

–¿Somos como heroínas? –Los ojos de Adora brillaron.

Mara se puso de pie y alzó a Adora sobre su cabeza.

–Tú eres la heroína, mira como vuelas –Mara sonrió al ver a Adora reír.

–Eres tan fuerte que podrías levantar un camión –Adora sonrió.

Mara de inmediato bajó a Adora al suelo y empezó a reír escandalosamente.

–Eso no es humanamente posible, lo siento, no creo poder hacerlo –Mara sonrió suavemente.

–Ya veo... –Adora se entristeció.

–Pero mira –Mara tomó una rama del suelo y empezó a dibujar sobre la tierra–, ahora estoy levantando un camión.

Adora se acercó mucho al dibujo, achinó los ojos y frunció el ceño.

–Parece un perro vomitando, eres mala dibujando –Adora dijo seriamente.

Mara volvió a reír, tanto que el estómago le dolía.

–Dibujar no es mi talento, pero lo admiro porque todo lo que imagines lo puedes volver realidad –Mara estiró la rama hacia Adora–, apostaría que lo haces mucho mejor que yo.

Con emoción Adora empezó a dibujar en el suelo, poco después llegó Swift Wind quien estaba de paso y se quedó a jugar con Adora.

Mara extrañaba esos tiempos donde la imaginación lo era todo, se divertía de ver como Adora usaba la rama imitando una espada y Swift Wind decía tener un cuerno mágico que lanzaba rayos láser.

Las preocupaciones de Mara eran grandes, a pesar de no ser un deber, quería cuidar de su hermana menor, también estaba frustrada por no poder ayudar a Madame Razz solo por ser joven, y también tenía que aceptar que la persona que le gustaba estaba lejos de ella.

Poco a poco se fueron acostumbrando a su nueva vida, los días en la escuela eran muy aburridos para Adora, no sabia como hacer amigos y prefería dibujar en su cuaderno.

Al llegar a casa, cerca de su hora de dormir, Adora escuchaba pequeñas peleas entre Razz y Mara, la chica decía que iba a dejar de estudiar para poder trabajar y ayudarle, a lo que Razz se negaba rotundamente.

Esas peleas se volvieron tan frecuentes que Adora no lo soportaba más, dejó de esconderse para poder escuchar, y fue con pasos firmes a interponerse entre las dos mientras que ponía sus manos en sus costados.

–Si Mara deja de estudiar, yo también, voy a trabajar muy duro –Adora dijo con determinación.

Ambas se quedaron en silencio mientras que Adora refunfuñaba, Mara se agachó a abrazarla, Madame Razz se quitó los lentes y empezó a soltar unas cuantas lágrimas.

La chica que quiere - CatradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora