1

819 103 7
                                    

La brisa veraniega se colaba por las ventanillas e inundaba el coche con el aroma verde del parque y el espantoso sonido del tráfico de la autopista. Miré a través del cristal mordiéndome el labio. Los niños jugaban en el césped. El coche estaba en el aparcamiento, con el motor encendido pero parado, y yo no podía dejar de pensar en la posibilidad de que Seungmin pudiera perder el control del vehículo y atropellarlos.

Mi hermano acababa de cumplir los dieciocho y hablaba sin cesar de sacarse el carnet. En mi opinión, el culpable de aquella nueva obsesión por los coches no era otro que Félix, que conducía automóviles de lujo a velocidades tremendas. Seungmin experimentó un cambio en el instante en que puso los ojos en su Lamborghini. Por lo visto, esos objetos tan bellos tienen el poder de cautivar a la gente, incluso a un adolescente.

A pesar de ser un año y medio mayor que Seungmin, yo no tenía carnet. Y por eso era Félix el que impartía las clases y yo estaba muerto de miedo.
Con unas gafas de sol gigantescas, Félix ocupaba el puesto de copiloto, pero en realidad no estaba explicándole nada a Seungmin. Se limitaba, por ejemplo, a señalar un pedal y decir: «Ese es el acelerador. Así que písalo y pongámonos en marcha». Eso era todo.

Por suerte, Seungmin era un chico prudente y estuvo presionando a Félix para que le aportase más información, aunque no consiguió que sus respuestas fueran menos vagas. Debía de ser porque Félix estaba cansado. Teníamos sobre nuestras cabezas el resplandeciente sol de una típica tarde de agosto. En condiciones normales sería un momento ideal para conducir, pero la luz del sol tenía amuermado a Félix. De hecho, había empezado incluso a bostezar.

Félix no era precisamente como todo el mundo. Me gustaba de verdad, más de lo que debería. Era atractivo por derecho propio: avispados ojos azules, pelo rubio arena siempre despeinado y una piel bronceada inmaculada, pero no lo calificaría como un chico irresistiblemente atractivo.

Todo lo relacionado con Félix y su familia es complicado debido a un hecho primordial: resulta que son vampiros.

En realidad, no son peligrosos para la gente, porque en ese caso no permitiría que ninguno de ellos se acercase a mi hermano. Supongo que, desde un punto de vista técnico, sí que lo son, ya que podrían matar sin ningún problema si quisieran hacerlo, aunque no creo que quieran. Viven de sangre humana, pero se sirven de bancos de sangre o de donantes voluntarios.

Los vampiros no necesitan beber toda la sangre de una persona hasta matarla, pese a que pueden hacerlo y en ocasiones lo hacen. Félix nunca ha matado a nadie, pero es un vampiro relativamente joven. Tenía veinticuatro años cuando cambió y de eso hace tan solo dieciséis años, una nimiedad en comparación con su hermano Chan, que lleva en el mundo cerca de trescientos años, y de los casi doscientos de Hyunjin.

En realidad, no son hermanos, sino hermanos al estilo de los vampiros. Cuando se produce el cambio, la sangre humana se fusiona con la sangre de vampiro. Chan fue el que provocó el cambio en Hyunjin, y luego Hyunjin fue el que cambió a Félix. Esto hace que tengan una relación de parentesco verdaderamente excepcional. Hyunjin se siente atraído hacia mí o, mejor dicho, su sangre se siente atraída hacia mí. Y debido a esta atracción que él siente, tanto Félix como Chan me tienen mucho cariño; en el caso de Félix, mucho más del que debería.

Sé que Félix no haría nada que me pusiera en peligro, al menos no intencionadamente. Carece, eso sí, de aptitudes para controlar el peligro en relación con el frágil cuerpo de los humanos, como en el caso de mi hermano. Si tuviéramos un accidente, Félix me protegería a mí antes que a Seungmin, y eso me pone nervioso.

—¿De verdad están seguros de que quieren hacer esto hoy? —pregunté, y vi por el espejo retrovisor que Seungmin ponía los ojos en blanco.

—Si piensas seguir así, mejor te llevamos a casa —replicó mi hermano, lanzándome una mirada reprobadora.

Latido² || [Lixbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora