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Cuando vibró el teléfono, me sorprendió llorando a lágrima viva. Tanto Seungmin como Jeongin estaban demasiado traspuestos como para enterarse de nada. El motor seguía encendido y el aire acondicionado me había dejado helado. Había perdido algo de sangre y me moría de sed. Tenía la sensación de que iba a darme algo.

Temblaba de tal modo que me costó diferenciar la vibración del teléfono de la de mi propio cuerpo, pero cuando caí en la cuenta, respondí rápidamente.

—¿Diga? —contesté, haciendo lo posible para no parecer un loco histérico.

—¿Changbin? —dijo Félix; su voz también sonaba desesperada. Se oía mucho ruido de fondo, gente hablando y lo que parecía un locutor de la radio—. ¿Estás bien? ¿Qué pasa? ¿Qué ha sucedido? He estado llamándote. ¿Por qué no contestabas el teléfono?

—Estoy bien —respondí, sorbiendo por la nariz—. No he oído el teléfono. ¿Ya estás de vuelta?

—Sí, sí, estoy en el aeropuerto —dijo Félix. Eso explicaba tanto ruido de fondo. Oí también a Chan que le preguntaba algo—. ¿Qué ha pasado? ¿Están todos bien? Al ver que no podía contactar contigo, Chan lo ha probado con Minho, quien le ha dicho que Seungmin había ido a tu casa. ¿Está bien Seungmin? ¿Ha hecho algo mal?

—No, está bien. —Tragué saliva para no echarme a llorar de nuevo—. Seungmin ha venido a verme y ha dicho que tenía que salir de aquella casa, y entonces Jeongin me ha enviado un mensaje y...

—¿Jeongin? —dijo Félix en tono burlón—. Tendría que haberme imaginado que el tenía algo que ver con todo esto.

—¡Esta noche me ha salvado la vida, Félix! —insistí, poniéndome a la defensiva.

Sinceramente, jamás en la vida me había sentido tan unido a el como en aquel momento. Lo miré: seguía inconsciente en el asiento; las marcas rojas de su cuello habían ido perdiendo intensidad. Me tenía mucho cariño. Había arriesgado su vida por mí.

—¿Que ha hecho qué? —Su voz bajó hasta transformarse en un gruñido de pánico—. ¿Qué demonios ha pasado esta noche, Changbin?

—Hemos ido a una discoteca, una discoteca gay normal y corriente —añadí en seguida—. Y hemos estado bailando y todo iba bien, pero entonces han aparecido los vampiros de la otra noche, Minhyuk y I.m. Nos han perseguido, y Seungmin se ha enfrentado con ellos, y luego hemos subido todos al coche y hemos estado el resto de la noche dando vueltas.

—Espera un momento. ¿Que los han perseguido?

—Sí. Pero no sé cuándo han dejado de hacerlo. Tal vez después de que Seungmin peleara con ellos. —Miré a mi alrededor, temeroso de pronto de que pudieran estar acechando en la oscuridad aunque, de todos modos, el cielo empezaba a aclareser—. Seungmin ha resultado herido. Y ha perdido algo de sangre.

—No te habrá mordido, ¿verdad? —Félix estaba loco de preocupación y de miedo, y oí la voz de Chan retumbando y diciendo «¿Qué está pasando ahí?». Pero Félix no le respondió. Estaba tan inquieto que no quería dejar de hablar conmigo, ni siquiera un segundo.

—No, no me ha mordido. —Noté de nuevo los ojos llenos de lágrimas e intenté borrar la imagen de mi hermano clavándole los dientes a Jeongin como si fuese un perro salvaje—. Pero ha mordido a Jeongin.

—Oh. —Félix soltó el aire—. ¿Está... bien?

—Sí. Los dos están bien. Simplemente están como desmayados aquí, dentro del coche. —Me sequé las lágrimas con la palma de la mano, pensando que hubiera preferido no estar tan afectado. Llevaba un montón de tiempo relacionándome con vampiros y quería ser uno más de ellos; en consecuencia todo aquello no debería afectarme de aquel modo.

Latido² || [Lixbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora