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Hyunjin llevaba mucho tiempo sin comer, por lo que engulló cuatro latas de sangre en cuanto llegamos al hotel. Una cantidad como aquella podía dejar aturdido incluso al vampiro más fuerte, de modo que se derrumbó sobre la cama de Chan y se quedó dormido al instante.

Chan se inclinó sobre el tocador y se quedó mirando a Hyunjin, con una expresión sublime en su rostro. Me acerqué a él.

—Y ahora ¿cuál es el plan? —susurré, mirando a Chan.

—En estos momentos no dispongo de ninguno.

Tenía el teléfono en la mano y lo miré. Había recibido quince mensajes y dos llamadas perdidas de Félix, además de siete mensajes de Seungmin. Querían saber qué pasaba, pero yo no tenía nada que contarles.

—Entonces... —Cambié el peso de mi cuerpo sobre la otra pierna—. Hyunjin se ha echado a dormir y descansará, ¿y después qué? ¿Nos esconderemos aquí? ¿Volveremos a casa? ¿Nos enfrentaremos a ellos?

Chan se mordió el interior de la mejilla y decidió no responderme. Hyunjin se agitó en la cama, moviendo la cabeza de un lado a otro y Chan se puso tenso. Se sentía sobreprotector, y no lo culpaba por ello. Aunque en mi opinión su paranoia debería empujarlo a tramar planes para huir de allí en lugar de limitarse a contemplar a Hyunjin.

—Deberíamos descansar un poco. Mañana elaboraremos un plan —dijo por fin Chan.

—Después de esto me será imposible dormir.

—Come —dijo Chan, haciendo un ademán en dirección al baño, donde conservábamos nuestro almacén de sangre.

Tenía un millón de preguntas que quería que Chan me respondiese, pero en cuanto mencionó la comida, ya no pude pensar en nada más. Decidí que era mejor claudicar e intentar dormir un poco. Pasarme el día preocupado no me haría ningún bien.

Comí con rapidez y me pegó fuerte. Empecé a tambalearme como si estuviese borracho y agradecí haberme puesto previamente mi pijama. Caí dormido a los pocos segundos de tumbarme en la cama.

Cuando me desperté, encontré a Chan durmiendo a mi lado, tan cerca del borde de la cama que estaba a punto de caer. Me senté con cuidado para no despertarlo. Miré por encima del hombro de Chan y vi a Hyunjin sentado en la otra cama, mirándonos. Sofoqué un grito, y a pesar de ello, Chan abrió los ojos de golpe.

—Lo siento —dije, mirando a Chan con una sonrisa de culpabilidad.

Hizo un gesto indicando que no tenía importancia y se sentó. Inspeccionó la habitación del hotel, evaluándola para asegurarse de que todo seguía en orden. Había dormido sobre la colcha, completamente vestido, y estaba mucho más espabilado que yo.

—¿Cuánto rato llevas despierto? —le preguntó a Hyunjin, examinándolo con la mirada.

—No mucho. —Hyunjin intentó colocarse el pelo por detrás de las orejas, pero lo llevaba tan sucio que estaba enmarañado.

—¿Qué pasa? —pregunté.

Se sentaron el uno frente al otro. Hyunjin bajó la vista, pero Chan siguió mirándolo fijamente. Tiré de la colcha para envolverme en ella y me deslicé por la cama hasta sentarme al lado de Chan, que me miró de reojo y suspiró.

—¿No piensan contestarme? —pregunté, viendo que ninguno de los dos decía nada—. ¿El plan consiste en un concurso de miradas o algo así? Porque no me parece que ese sea precisamente un gran plan.

—Tengo una idea —dijo Chan al final, y Hyunjin le lanzó una mirada—. Podría proponerles un intercambio.

—¿Qué tipo de intercambio? —preguntó Hyunjin, entornando los ojos—. No tienes absolutamente nada que a ellos les pueda interesar.

Latido² || [Lixbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora