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No tuve oportunidad de reaccionar y Félix se interpuso delante de mí para protegerme del vampiro que se abalanzaba sobre mi cuello.
Félix lo empujó hasta que chocó contra la pared y lo sujetó con fuerza mientras el vampiro hacía rechinar los dientes de rabia. Félix había conseguido contenerlo, pero Seungmin pasó corriendo por mi lado para ayudarlo a inmovilizar al vampiro.

Jeongin estaba tendido en una cama manchada de sangre oscura. Iba vestido con una camisa que dejaba al descubierto su pálida piel. A pesar de que siempre había sido un chico delgado, ahora tenía los brazos huesudos y la cara demacrada. Apenas se oía ningún latido de su pecho.
La habitación estaba inundada de aroma a sangre fresca, un perfume que era imposible ignorar. Jeongin gemía y se agitaba en la cama, y eso hizo que mi necesidad de protegerlo superara el deseo de alimentarme de el.

—¡Jeongin! —Corrí hacia el, dejando que Seungmin y Félix se ocuparan de darle una paliza al vampiro.

Me acerque a la cama, haciendo caso omiso de lo asqueroso y tentador que resultaba a la vez el colchón manchado de sangre, y empecé a abofetearle las mejillas. Hubiera querido ser delicado, pero entre el pánico que sentía y el escaso dominio que aún tenía de mis energías, le di algo más fuerte de lo que pretendía y, con todo y con eso, ni se enteró ni tampoco conseguí despertarlo.

—¿Está bien todo el mundo? ¿Qué está pasando? —preguntó Jisung. La oscuridad le impedía ver nada, solo oía los sonidos de la pelea.

—¡Todo está controlado! —gritó Seungmin mientras el vampiro intentaba morderle el cuello.

—¿Qué demonios os pasa? —gruñó el vampiro, y cuando vio que estaba ocupándome de Jeongin, dejó de resistirse—. ¿Buscaban a ese prostituto? —Lo habíamos interrumpido mientras se estaba alimentando, la situación en la que los vampiros muestran su lado más animal, y dio la impresión de que empezaba a volver a la realidad.

—¡Se llama Jeongin! —espeté, intentando espabilarlo inútilmente. Estaba completamente inconsciente y yo sabía muy bien que despertarse de una pérdida de sangre como aquella era casi imposible.

—¡Ya sé cómo se llama! —gritó el vampiro—. ¡Lo que me gustaría es saber qué quieren de él!

—¿Y a ti qué más te da? —contraatacó Félix, esforzándose por hacerse el duro.

Hubiera resultado cómico de no ser porque estaba intentando evitar que un vampiro acabara con todos nosotros.

—Lucas —murmuró Jeongin, completamente adormilado.

—No, soy yo, Changbin —dije. Jeongin volvió la cabeza hacia mí, intentando fijar la mirada en mí—. Despierta, Jeongin. Tenemos que sacarte de aquí.

—¡Está hablando de mí, estúpido! ¡yo soy Lucas! —El vampiro arremetió contra Félix—. ¿Piensas soltarme? ¡No tengo intención de pelear contigo! No tengo ninguna necesidad. El no se irá con ustedes.

Félix aflojó un poco la presión y cuando vio que Lucas no lo atacaba, dio un paso atrás. Seungmin siguió su ejemplo, aunque con cierto recelo. Lucas se alisó la camisa y los miró furioso.

—Jeongin, cariño, despierta —dije, zarandeándolo.

—No, Lucas, déjame dormir —dijo Jeongin, dándome un manotazo.

—No se irá con ustedes —repitió Lucas. Vino hacia mí y Seungmin gruñó y se interpuso entre él y la cama—. No tengo necesidad de impedírselo. Aunque ¿qué me importa a mí si lo llevan de esta ramera?

—Creo que sería mejor que cierres la boca —dijo Félix.

—Vamos, Jeongin. —Lo tome por los hombros y tiré de el para incorporarlo. La cabeza le colgó hacia atrás, dejando al descubierto las heridas abiertas del cuello. Jeongin abrió entonces los ojos y levantó la cabeza—. Vamos, Jeongin. Vámonos de aquí.

Latido² || [Lixbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora