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[Jin]

Taehee después se quedó durmiendo en la habitación. Avisé a sus profesores de que faltaría a clase ya que estaba conmigo, y por supuesto, ninguno dijo nada al respecto. 

La miraba dormir apoyando en el marco de la puerta. Una mano tocó mi hombro, me giré para ver quién era: Namjoon.

-He oído que Seulmi pegó a Taehee, ¿cómo está? - preguntó.

-Está bien. Le puse una tirita, pero todavía sigue inflamado. Parecía tener sueño, así que le dije que podía dormir aquí un rato. 

-¿Qué hacías ahí parado? ¿Por qué la mirabas dormir?

-No lo sé... Hay algo en ella que me llama constantemente... No sé cómo explicarlo, es como si según pasan los días mi interés por ella crece. Quiero saberlo todo acerca de ella, que comida le gusta, su color favorito, la música que escucha, los libros que lee...  ¿Nunca te has sentido así con alguien?

-No, la verdad no. Yo me tengo que ir.

-Bien.

-Jin.

-¿Sí?

-Ten cuidado, y no te enamores de ella.

-¿Enamorarme de ella? Imposible.

Imposible, ¿verdad?

(...)

Los minutos pasaron y Taehee comenzó a abrir los ojos. Soltó un pequeño quejido cuando se levantó, por lo que abandoné mi sitio y me senté en la cama junto a ella.

-¿Te duele mucho?

-Puede que Seulmi sea idiota, pero tiene un brazo fuerte. 

Llevé mis dedos a su mejilla, seguía caliente del golpe, pero ella rápidamente se apartó, seguramente temiendo algo. Volví a intentar acariciarla, pero esta vez fui más lento, como cuando intentas acariciar a un gatito que has encontrado por la calle que te tiene miedo. Esta vez no se apartó. Y allí dejé descansando mi mano, dando leves caricias con el pulgar.

-Kim Seokjin eres un ser humano muy extraño.

-¿Eh? ¿Por qué dices eso?

-¿Nunca le muestras a nadie este lado tuyo, el verdadero Seokjin? Proyectas la imagen de alguien orgulloso y despreocupado, pero en realidad eres detallista y te preocupas por los demás. 

-¿Cómo lo consigues?

-¿El qué?

-Leerme el alma. Aquí la única extraña eres tú. Puedes ver a través de mí. Ves en mí lo que muchos tachan de imposible en una persona como yo. ¿Cómo lo haces?

-Solo tengo que mirarte a los ojos. Nunca me di cuenta antes, porque siempre bajaba la mirada.

-Eres especial, Eun Taehee, muy especial. 

-...

-Y por eso siento tanto lo que te he hecho.

Dos...

-Esta tarde los chicos y yo vamos a ir a jugar al villar en mi casa, deberías venir.

-No, molestaría allí.

-No molestarías a nadie, es más, a los chicos les gustará, la otra vez les caíste bien.

-¿Estás seguro?

-Al cien por cien.

-Está bien.

[Taehee]

No debería haber aceptado esa propuesta. Estaba nerviosa. ¿Cómo iba a estar en la misma habitación que esos siete chicos? Tan solo acepté porque fue lo primero que salió de mi boca. Y para colmo no sé jugar al villar. 

Alguien, quién sea, ayúdenme. 

Llegué a casa de Jin más rápido de lo que quería. Piqué a la puerta y un gracioso peli-naranja llamado Jimin me abrió la puerta.

-¡Oh! Taehee, ya estás aquí. 

-...

-¡Chicos, Taehee ha llegado! - les gritó al resto. - Pasa, espero que no te importe que ya hayamos empezado a jugar,

-Claro que no.

Entré a la casa y era ridículamente enorme. Jimin me guió hasta el segundo piso, y entré a una sala poco luminosa, con las paredes cubiertas de madera y una mesa de villar con una lámpara encima rodeada de 6 chicos, de los cuales uno estaba fumando. 

-Taehee, te estábamos esperando. - dijo Hoseok. - Ven, ¿sabes jugar?

-Voy a ser honesta, no tengo ni idea.

-Ven, te enseñaré. - intervino Jin. 

Me acerqué a él y miré atentamente como explicaba.

-El objetivo es meter las bolas antes de que tu oponente lo haga. Nosotros somos muchos, así que solemos jugar en parejas. Intenta meter una bola.

Me acerqué a coger el taco, me incliné hacia la mesa. Pero después noté un cuerpo sobre el mío, y una mano tocando la mía. Jin.

-Hazlo así.

Golpeó con el taco la bola blanca, pero nosotros dos nos giramos y nos quedamos mirándonos a centímetros del otro. Me perdí en sus ojos avellana, y él se perdió en los míos. Por un momento dejé de escuchar las voces de fondo, para solo concentrarme en como Jin movía sus pestañas al parpadear. Eran unos ojos preciosos. Volví a la realidad cuando la bola negra entró en la cesta e hizo un ruido al golpear contra el fondo. Solo habían sido unos segundos, pero a mí me habían parecido una eternidad tan larga que incluso me dio tiempo a puntualizar los rasgos de sus ojos.

Me separé rápido, después pude sentir el calor en mis mejillas.


HE IS BAD » KIM SEOKJIN «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora