CAPÍTULO 19

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Lyon, Francia

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Lyon, Francia.

ANDREA.

 
La central de Francia es increíble, es la sede principal y más importante de la INTERPOL.
 
«Estoy soñando, no quiero despertar nunca»
 
Todos nos posamos firmes ante el general con cara de asesinar a cualquiera que se le atraviese se hace presente.
 
—¡Todavía no es navidad y ya me llegaron mis juguetes nuevos! —su voz aunque sea femenina no deja de intimidar, tiene brazos fuertes al igual que las piernas.
 
La mujer se pasea entre nosotros analizándonos fijamente, la señora ronda los cuarenta y cuarenta y cinco años, tiene su cabello perfectamente peinado en una coleta alta, su altura debe ser de un metro ochenta,  seis centímetros más alta que yo.
 
Me pongo derecha cuando se queda frente a mi, su respiración choca con mi frente, alzo la mirada viéndola fijamente y trato de no acojonarme al momento que sus ojos oscuros me acribillan.
 
—¡¿Quién invito a Barbie?! —nadie responde ante su pregunta sarcástica— ¿hoy es día de bromas o que oficial?
 
—No, mi general —respondo firme—, fui asignada…
 
—¡No te he pedido que hables! —me grita, pequeñas gotas de saliva me salpican, controlo las ganas de limpiarme— ¡Aquí no es una guardería, espero que sea más que una cara bonita y contribuya a su misión!
 
—Sí mi general.
 
Odio que las personas me griten pero no soy nadie para rechistar.
 
—¡Ahora márchense! —tomo mi mochila del suelo y camino tratando de buscar a mi equipo, no sé que diablos hacer.
 
Me doy por vencida al no encontrarlo después un tiempo, camino al edificio de administración donde hay varios militares y agentes, me siento pequeña al ver a los enormes hombres que rondan la zona.
 
—Andrea Cooper, ingresada de la Academia Internacional de Londres —le hablo a la chica de recepción cuando es mi turno.
 
—Permítame —su voz dulce me relaja—, sus llaves, se hospedará con las mujeres del Escuadrón Cobra, el primer edificio a la derecha —me indica—, tus horarios se te mandarán por faxes.
 
Asiento, tomo las llaves de mi nuevo dormitorio, visualizo la cafetería recordando que no he comido nada en todo el día, ya vendré después.
 
Subo al cuarto piso en la habitación 505, la morena ya está aquí instalándose como debe ser.
 
—¡Andrea! Creí que estabas perdida —me recibe Fanny con un cálido abrazo—. Tu cama es la del rincón —me señala la última cama.
 
Dejo mis cosas sobre el colchón, la habitación es grande para las dos, tengo el espacio suficiente.
 
—Pedí otra habitación pero ya no había, esta es muy pequeña —se queja—, pediré un cobertizo por si quieres tener más privacidad.
 
—¿Es pequeña? A mi me parece que está demasiado bien, pensé que nos harían vivir a los cinco en un cuarto de cuatro por cuatro con literas individuales —confieso, al menos eso es lo que pasa en las películas.
 
—Para nada, en otras misiones que he compartido con Tory y Lucy nos dan las mejores habitaciones con cuartos individuales, como si fuera un departamento —me aclara.
 
«Vaya, eso si que es nuevo para mi»
 
—Los chicos nos esperaran para cenar y ponernos al tanto de lo que haremos en la misión —asiento y comienzo a desempacar todas mis cosas.
 
 

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