CAPÍTULO 21

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ANDREA

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ANDREA.

 
Observo como Fanny intercambia palabras con un lindo chico francés, es nuestro día libre así que decidimos salir a pasear un momento, según ella me esta dando clases de ligar.
 
Suelto una pequeña risita al ver como el chico se va cambiando su expresión a asustado, algo intenso le tuvo que decir Fanny para ahuyentar a tal bombón. La morena comienza a caminar hacia mi dirección como un perrito con la cola entre las patas.
 
—Me bateó —se deja caer a mi lado—, no entiendo, este es la segunda vez que me rechaza un chico ¡yo debería de rechazarlos a ellos!
 
—¿Qué fue lo que le dijiste? —me llevo el cono de helado a la boca.
 
«Pero que delicia»
 
—Nada en especial, solo le dije que metiera su serpiente en mi nidito.
 
—¿Qué?
 
«¿Es así como ella liga?»
 
—¿A los chicos les gusta que les hablen así? —sigo lamiendo mi helado.
 
—No lo sé, ya estoy muy desesperada ¡no he tenido sexo desde que llegamos! La frustración no me deja pensar bien.
 
—¿Cómo se supone que ligabas antes?
 
Suelta un largo suspiro, se ve realmente desganada.
 
—Los chicos llegaban a mi porque Tory estaba cerca, o… —quiere decir algo pero evade mi mirada—, me acostaba con el primer chico que se me atravesaba, la Academia está llena de adolescentes hormonales así que nunca fue difícil, los clubs a los que siempre voy también los frecuentan muchos… drogadictos, ya te imaginas el resto.
 
Me quedo perpleja ante su confesión.
 
—No quiero que pienses mal de mi, simplemente soy una clase de adicta al sexo.
 
—No te estoy juzgando —respondo rápido—. Es lo último que haría.
 
—¿Y qué tal tú? —me lanza una sonrisa picarona.
 
—Oh, no, yo no soy una adicta al sexo.
 
—No me refiero a eso —rueda los ojos divertida volteando completamente para quedar frente a frente—, me refiero a como ligas ¿con cuantos chicos has estado?
 
Me pongo nerviosa ante su pregunta.
 
—Pues, no sé cómo explicarlo… se puede decir que soy atenta con ellos, les pregunto de su día, que si ya comieron o si esta bien…
 
—¡Pero que aburrida! —me interrumpe—, los hombres son como animales, no les importa ese tipo de preguntas, ellos solo piensan en follar, si sigues así los matarás de aburrimiento, pero ya, cuéntame como te gusta que te traten en la cama —su entusiasmo crece con cada palabra que dice— ¡a mi me encanta que me hablen sucio mientras me escupen y me dan embates bestiales! —se muerde el labio inferior al mismo tiempo que se estremece.
 
«Comienza a asustarme ¿a quién rayos le gusta que le escupan?»
 
Se me queda viendo esperando mi respuesta.
 
—Lo normal —titubeo—, que me traté bien y que me diga cuánto les gusto y…
 
—Dime que no es cierto —su gesto cambia completamente a apático— ¿cuándo fue la última vez que cogiste?
 
—Am… —me remuevo incómoda en mi lugar.
 
—¿Alguna vez has cogido en tu vida? ¡Ahh! —grita al ver que me queda callada per rápido se cubre la boca con las manos— ¡¿eres virgen?! No lo puedo creer.
 
Esto resulta demasiado vergonzoso para mi, por favor que se calle.
 
—¡Por Dios! El sexo es el mejor regalo que la vida nos pudo haber dado —agacho la cabeza, no quiero hablar de eso— ¡tienes que follar hoy mismo!
 
—¿Qué? ¡por supuesto que no!
 
—¡Por supuesto que sí! Mírate, eres hermosa, cualquier hombre mataría por estar entre tus piernas.
 
No sé si halagarme u ofenderte, con Fanny nunca se sabe.
 
—No es algo que quiera experimentar todavía…
 
—Déjate de tonterías —me corta—, nena, te estás perdiendo un mundo lleno de sabores y colores ¿nunca te has puesto a pensar que se siente?
 
Me quedo callada, con Michael siempre quise intentar de todo, lástima que me dejara abandonada como un perro en la noche en el motel de Boston.
 
—No lo sé —respondo insegura.
 
—Mira, muchos dicen que la primera vez tiene que ser la mejor noche de tu vida pero esos cosas son puras mentiras, la mayoría de las personas tienen relaciones sexuales por primeras vez en fiestas donde están al tope de alcohol, quieren que sea perfecto porque la sociedad así lo ha implementado pero eso no importa, lo importante es que lo disfrutes con el paso del tiempo, los príncipes azules no existen.
 
—Fanny, no veo la razón para perderla ya mismo, no tengo problema con mi virginidad.
 
—Lo entiendo, pero en un tiempo determinado el bar tender se te insinuara, no puedes salirte de tu papel, se supone que eres una mesera de dudosa reputación.
 
Fanny tiene razón, no puedo negarme a tal cosa, pero me aterra la idea de que él sea el primero. Siento como la calidad mano de la morena se posa sobre la mía.
 
—No importa cual sea tu decisión, lo importante es que la tomes tú y no los demás —me regala una linda sonrisa—. Tu helado se está derritiendo, será mejor que nos vayamos, tengo que ver a Trevor y tu a Nick —me recuerda.
 
Caminamos hasta el estacionamiento donde nos subimos al auto de Fanny. Media hora después me deja frente al restaurante japonés de La Guillotière.
 
Me despido de ella y entro al restaurante.
 
—Señorita —me saluda el señor de recepción— ¿Tiene reservación?
 
—Si, está a nombre de Frank —respondo sosteniendo fuerte mi bolso negro.
 
—Correcto, habitación ocho —me indica, me le quedo viendo con el ceño fruncido.
 
«¿Habitación?»
 
Me alejo viendo el letrero, no dice nada relacionado a un motel.
 
—¿Disculpe?
 
—Subiendo, primer piso a la izquierda —me sonríe como si fuera lo más normal del mundo.
 
Hago caso a sus indicaciones aún confundida, abro la habitación número ocho. Nick está sentado  frente a un comedor bebiendo de una copa.
 
—Llegas tarde —me regaña—. Toma haciendo.
 
Acato su orden, no tardan en traer comida japonesa dejándola frente a mi.
 
«Joder, amo la comida»
 
—Pedí por los dos —me informa, asiento llevándome un pedazo de carne a la boca—. Andrea, nos estamos retrasando demasiado en la misión, Fanny ya progresó, tu entregas buena información pero te quiero por completo adentro de los hombres de confianza.
 
—Estoy trabajando en eso…
 
—No me interrumpas. Tienes esta semana para encargarte de ello, de lo contrario te iras de vuelta a Londres —abro la boca para protestar pero rápido me calla levantando su mano—, te estoy dando una segunda oportunidad, ya saque a Luigi de esto.
 
—Lo conseguiré —prometo.
 
Pobre Luigi, me gustaba pasar tiempo con él en el club, sigo comiendo pero no con el mismo afán desde que empecé. Levanto la vista encontrándome con el rostro esculpido de Nick, es sumamente atractivo por donde quiera que se le mire. Lleva proporciones pequeñas de comida a su boca, observo detalladamente como se mueven sus labios. Estoy que babeo.
 
—¿Tengo algo en la cara o que? —pregunta con altivez.
 
—N…no —me siento pequeña ante su presencia—, últimamente he notado que estás muy decaído y enojado todo el tiempo —confieso en un susurro—. No estoy diciendo que este mal pero si hay algo en lo que pueda ayudar no dudes en acudir a mi.
 
No dice nada y sigue comiendo, me siento ridícula, pudo haber dicho lo que sea, ahora no sé si me escucho o no.
 
Mi mente divaga a la última vez que estuvimos juntos y solos, ¡por poco me acuesto con él! Tal vez sonare como una descerebrada pero compre condones por si la ocasión ameritaba.
 
«¡Que ilusa!»
 
—¿Eso es todo? —pregunto cuando termino—, si es así me voy.
 
—En realidad no —me detiene—. Tu preguntaste porque… estaba decaído —gira un poco el cuello viendo hacia el ventanal antes de regresar su mirada a mi— es porque no he tenido sexo últimamente.
 
Me sobresalto ante sus palabras logrando que un rubor recorra mis mejillas.
 
—Es por eso que tendrás que ayudarme.
 
—¿Yo? ¿Con qué?
 
—¡Mierda! ¿Qué parte no entiendes? —pregunta más que irritado—. Tener sexo conmigo.
 
—¡¡¡¿Qué?!!! s-s-se… ¡¿sexo?!
 
Me toco la nuca nerviosa.
 
—Uh, ¡wow! Eso fue muy repentino. Nunca he… como podrías… conmigo.
 
—No quería llegar tan lejos. Créeme. Pero cuando evalúe la situación tu fuiste la mejor opción —me mira sin ningún atisbo de emoción mientras yo soy una maraña de sentimientos— ¿Qué opinas? No está mal, ¿cierto?
 
“No me gusta coger con vírgenes". Sus palabras se repiten en mi mente.
 
—Pero… dijiste que no te gustan vírgenes.
 
—Oh, cierto, esta podría ser tu primera vez. Aún mejor, un duque de Inglaterra estará estrellando tu cereza, un verdadero sueño hecho realidad para ti.  
 
Nick no es cualquier tipo, dichosa la chica que repite más de dos veces con tal semental y ahora él… él será todo mío.
 
—Pero tú inexperiencia me molesta, así que dejemos una cosa bien clara —se inclina colocando sus codos en la mesa tomando su mentón sobre sus dedos—.No te enamores de mi. No pienses en mi como tú novio. Si piensas algo como “tal vez algún día podríamos ser una pareja", es un error, odio malditamente estar atado. Y no pienses que es especial porque es tu primera vez. Solo seremos compañeros sexuales ¿entiendes?
 
«¿Compañeros sexuales?»
 
—Debemos ser cuidadosos, nadie se debe enterar.
 
—¿Qué pasa si… me rehuso?
 
—¿Si te rehúsas?... entonces encontraré a alguien más.
 
«Alguien más…»
 
—Si estás de acuerdo… bebe esto —me estira un vaso con whisky caro dejándolo frente a mi—, si no, no lo bebas.
 
 

***

 

 
No despego mi vista del techo blanco, el viento enfurecido se cuela por el ventanal abierto.
 
—¿Qué hago aquí justo ahora…?
 
Se escuchan pasos a mi derecha, volteo encontrándome a Nick en bóxer con gotas escurriendo por su cuerpo mientras una pequeña toalla le rodea los hombros, se sienta en el otro extremo de la cama sin dejar de verme.
 
—Ven aquí.
 
Me toma de la cintura tumbándome en la cama, ataca mi boca con vehemencia, decido acariciar su cuero cabelludo mientras el me despoja de mi ropa, los nervios me invaden al igual que la inseguridad pero ya es muy tarde para retractarse.
 
Siento como refriega su erección contra mi vientre, carezco de ropa, me quita el sujetador atacando mis pechos mientras los amasa.
 
—¡Ah…! —es inevitable gemir con tales sensaciones desconocidas para mi.
 
Siento como desliza su bóxer quedando completamente desnudo sobre mi. La inseguridad me invade pero sus palabras no me dejan concentrar:
 
—Eso es, nena, relájate —ronronea sobre mi piel.
 
Sus besos descienden pasando por mi abdomen deteniéndose en la fina tela que nos separa de estar piel con piel.
 
—Hoy no las necesitarás —sonríe con perversión despojándome de mis bragas en tiempo récord.
 
Toma mi pierna colocándola en su cintura sin dejar de devorarme el cuello, puedo sentir su miembro rodando mi entrada, su mano desciende a mi sexo donde la empieza a frotar contra mi vulva, salen fluidos de mi haciendo la frotación más placentera. El placer es inmenso y solo puedo sujetarme fuertemente de su espalda.
 
Se aleja de mi tomando el falo de su polla haciendo que el glande me habrá los pliegues mientras me mira con lascivia pura.
 
—Ah —cierro los ojos con fuerza enterrando mi cabeza en la almohada.
 
Se abre paso entre mi carne, un terrible dolor me invade.
 
—Duele —susurro apretando los dientes.
 
—No puedo hacerlo diferente —veo en su mirada como trata de controlarse para no entrar por completo.
 
Da un pequeño empujón que me remueve todo el cuerpo sacándome un quejido de dolor.
 
«¡Dios, duele como el infierno!»
 
Sus besos callan mis gemidos, no deja de acariciarme, su toque me enciende y ahora soy yo quien mueve la cadera contra él para tenerlo más adentro.
 
—Despacio, puedes hacerte daño —su voz de sexo me condena al momento de volver a empujar.
 
—¡Ah! ¡por favor dime que ya es toda!
 
—Aún no —sonríe con arrogancia dando una embestida certera—, ahora sí.
 
Entierro las uñas en su espalda sin evitarlo, creí que nunca acabaría. Espera un momento hasta que deja de doler menos para volver a salir y entrar lentamente una y otra vez. Mis gritos son más fuertes con cada estocada que me da intensificando el deseo.
 
—Joder, preciosa, estoy estrellando tu cereza y tu gritas por ello.
 
Sus labios recorren mi cuerpo, una sensación extraña se apodera de mi vientre bajo.
 
Me remuevo, esto es nuevo para mí, siento como su polla crece en mi interior, sus venas palpitante con ferocidad al mismo tiempo en que mis paredes lo absorben, la escena se vuelve más erótica con su mano alrededor de mi cuello apretando un poco mientras me besa ferozmente.
 
«¡Joder! ¿Qué es esta exquisita sensación?»
 
Le muerdo el hombro con fuerza dejándome llevar por el momento, libero fluidos vaginales pero al mismo tiempo siento como Nick se vaccea en mi interior. Dejo que siga lamiendo y chupando mi piel mientras yo disfruto el placer del orgasmo.
 
«Mi primer orgasmo… ¿Por qué no hice esto antes?»
 
—Disfrútalo, preciosa —sonrío ante sus palabras lanzándome a besarlo.
 
Veo como se retira de mi interior mientras su eyaculación sale de mi raja.
 
«Es asquerosamente rico»
 
—¡Espera! —me detengo en seco al notar el grave error que cometimos— ¡no usamos condón!
 
—Tranquila, estoy limpio.
 
«¿Qué mierda? Ni siquiera había pensado en contagiarme de alguna ITS ¡Andrea, tienes que ser más responsable!»
 
—Pero yo no me cuido ¡joder, no! Rápido, hay que hacer algo —salgo de la cama del hotel envolviéndome en una bata, camino desesperada buscando mi bolso, lo miro de reojo, tiene una sonrisa divertida, es de lo más hermoso, pero mi vista se desvía a su polla que está erecta de nuevo, el glande rosado recae encima de su ombligo.
 
«¿E…esa cosa entro en mi? «»
 
Abro más los ojos al notar una pequeña mancha roja en su polla, mira las sabanas e igual hay muy poca sangre, ¡pero que pena!. Trago duro al ver como se masajea los testículos incitándome a lamerlos haciéndome olvidar las culpas.
 
—¡Haz algo! —le exijo llegando a él—. Nick, yo no quiero tener hijos, tenemos que conseguir la pastilla del día siguiente, entre más rápido me la toma más efectiva va a ser.
 
—Deja de parlotear —se sienta dejando sus piernas fuera de la cama atrayéndome hacia él—, aquí nadie quiere un hijo, y tu no puedes quedar embarazada de mi.
 
—¿Qué? ¡por supuesto que sí! Tu te… viniste en mi —susurro lo último avergonzada.
 
—Lo sé, pero confía en mi cuando te digo que no quedarás embarazada —sin decir más vuelve a besarme despojándome de la bata.

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