ANDREA.
Odio pasar navidad lejos de mi familia así que me conformo con una videollamada de media hora donde saludo a todos rápidamente deseándoles la mejor de las celebraciones.
—¿Todo bien? —Fanny se asoma por la puerta del dormitorio con una hermosa sonrisa vistiendo un lindo vestido junto con zapatillas altas y un abrigo.
«Esa chica es tan radiante que apuesto que brilla más que el Sol con esa sonrisa que se carga a todas horas»
—Sí —miento con una sonrisa torcida.
—Vamos, linda, no tienes que ser tan dura contigo misma, lo de dejar a nuestros seres queridos por un tiempo es una pasada pero tranquila, yo estoy aquí para ti —toma asiento a mi lado abrazándome al mismo tiempo que frota su mano contra mi espalda de manera reconfortante.
—Eres tan linda —me recargo en su pecho dejando que me siga mimando, siempre quise tener amigos, nunca fui popular ni sobresalía en ningún lado, ni en la escuela, ni siquiera en el club de lectura y mucho menos en mi familia, no sé que se siente ser la princesa de papá o la mejor amiga de mamá, esos títulos se los lleva Sasha, ella siempre ha sido mejor que yo en todo o eso es lo que los demás dicen, es popular, inteligente y sabe sobresalir entre los demás.
«Apuesto que no han de extrañarme»
—¿Quieres que salgamos juntas hoy a algún lugar? —pregunta con calidad pero niego.
—Tu tienes una cita hoy —le recuerdo, Fanny siempre me platica de sus chicos y no quiero ser un estorbo para ella— yo estaré bien; veré una película de romance y dormiré temprano.
Su abrazo se intensifica como si quisiera decirme que no estoy sola.
—¿Segura? No me interesaría cancelarle, hay demasiados chicos en el mundo pero amigas pocas —me siento especial ante sus palabras pero repito: no quiero ser un estorbo esta noche.
—Muy segura —volteo sonriendo, ella igual sonríe— anda, vete antes de que me arrepienta —asiente con una sonrisa cerrada, me da un beso en la frente antes de salir del dormitorio.
Enciendo el televisor y hago una pasta rápidamente sin forzar mucho mi brazo izquierdo que aún está cubierto por vendas. Me dejo caer en el sofá dándole play a Agua y Fuego, una película muy buena llena de emociones encontradas que se demuestran desde el primer encuentro de los protagonistas.
Reviso mi celular a cada nada tratando de hallar buenos deseos por parte de mis amigos pero el mensaje que quiero leer nunca llega, doy un brinco sobre el sofá cuando al fin llega la notificación que tanto esperaba.
Nick.
Te veo en la avenida Perrache en una hora.
El pecho se me llena de emoción y de inmediato comienzo a arreglarme, me coloco ropa bonita, a Nick le gusta lo glamuroso, lo sé porque siempre me folla con la ropa puesta (en su mayoría vestido extravagantes) y también le gusta que le apriete los glúteos con mis tacones de aguja.
Vuelvo a pasar el labial rojo por mis labios y salgo del dormitorio encantada. Camino lo más rápido que puedo pidiendo un taxi por medio de la aplicación internacional, no veo muy bien por donde camino ocasionando un choque sutil con una persona, pero no cualquier persona.
Henry Kendall me come con los ojos al saber que yo fui la que provocó que se derramará su agua mineral.
—Yo… lo…lo siento —me disculpo al ver la escena, solo se le ha mojado la mano pero él exagera al momento de regañarme:
—¡¿Acaso eres ciega?! ¡fíjate por dónde caminas, soldado! —me cuadró ante él, es la primera vez que coincidimos en la central… una muy mala coincidencia.
—Cuanto lo siento señor —desvío la mirada cuando su azul intenso se encuentra con el mío.
—¡Lárgate antes de cambie de opinión y te haga limpiar todos los escusados de la instalación con un maldito cepillo de dientes!
—¡Si señor! —no refuto y sigo mi camino no sin verlo una vez más; nuestras miradas vuelven a cruzarse pera esta vez no la aparto dándome cuenta de lo guapo y sexy que es… me doy una cachetada mental recordando a Nick.
Llego al lugar que esta entre los Ríos Ródano y Saona, el frío se siente horrible, ni mi suéter ni mi capucha blanca ayudan mucho, aún es temprano, no me quiero imaginar el frío que hará en la noche.
—Tardaste mucho —me recrimina el ojigris cuando llego a su auto.
—Tuve un contratiempo —respondo simple adentrándome al vehículo, a él no le interesa saber nada sobre mi y como de costumbre comienza acariciar mi muslo desnudo el cual aprieta.
Apenas doy un paso en su departamento cuando ya me tiene empotrada contra la puerta comiéndome la boca y manoseando mi cuerpo. Mis manos se aferran a su saco de lana llenándome de cachondeo, me quita la capucha para poder besar directamente mi cuello, mi espalda se arquea ante la deliciosa sensación pero de inmediato mi estómago emite un pequeño rugido a causa del hambre. Mis mejillas se tiñen de rojo y Nick se aleja viéndome con el ceño fruncido.
—¿No has comido?
—No me dio tiempo —susurro llena de vergüenza.
Se aleja rodando los ojos, observo su departamento que está decorado con un enorme árbol de navidad con luces y pocas esferas.
—Es lindo —lo sigo hasta la cocina.
—Es horrible —contradice sacando algo del horno.
«Lasaña»
El estómago se me comprime cuando el delicioso olor llena mis fosas nasales. Observo como sirve en dos platos una porción grande de carne.
«¡Cenaremos juntos!»
Rodeo la barra de azulejo y lo abrazo por la espalda recargando mi cabeza sobre sus hombros.
—Siéntate a comer —ordena y tomo asiento a lado de él.
Cenamos lasaña acompañada de un rico vino añejado, Nick parece más tranquilo que otras veces, es como si hoy no tuviera prisa para follar. Observo como come, lo hace con elegancia pero al mismo tiempo devora el platillo rápidamente, suelto una pequeña risita al ver que se ha ensuciado un poco.
—¿Qué pasa? —me mira.
—Nada —reprimo la sonrisa tomando una servilleta y limpiando sus labios— el árbol es muy lindo —repito.
—Las sirvientas pensaron que era buena idea decorar el departamento —se lleva la copa de vino a la boca dejándole los labios algo rojos.
—¿No lo fue? —niega— a mi me parece un lindo detalle.
—A ti te parece lindo todo —bufa sacándome una sonrisa.
—Tu me pareces lindo —acaricio su mandíbula definida pero su mano rápido me detiene.
—Vayamos arriba —se levanta llevándome con él.
—Un momento —pido y me encamino al enorme árbol colocándole unos cuantos adornos más— listo —sonrío.
El pelinegro niega como si no tuviera remedio, tomo su mano guiándolo al dormitorio donde ya he estado una infinidad de veces. Hago que se siente en la orilla del sofá que está junto a la cama, le doy un beso intenso donde nuestras lenguas se encuentran nuevamente, le quito el saco y la camisa negra besando su torso bajando hasta llegar a su V marcada entre la cadera, quedo de rodillas en el suelo, sus piernas se abren mecánicamente al mismo tiempo que suelta una fuerte exhalación erótica. Sus pupilas se dilatan y sus facciones masculinas se endurecen cuando paso mi mano sobre su bulto antes de desabrochar su cinturón, paso mi lengua por sus músculos marcados mientras mis manos ayudan a liberar su polla erecta, Nick me ayuda y se baja por completo los pantalones, comienzo a masturbarlo lentamente a un ritmo constante, mis besos llegan hasta su glande donde lo envuelvo con los labios sacándole un pequeño gruñido, su mano no se despega de mi cabeza pidiéndome más.
Comienzo a lamer su larga polla saboreando el sabor del líquido preseminal, meto su glorioso pene a mi boca comenzando a subir y bajar mi boca al ritmo de mi mano.
—Joder, nena, lo chupas tan bien —gruñe provocando una humedad inminente en mi coño.
Me jala el cabello hacia atrás inclinándose para darme un beso profundo y caliente, sus brazos me rodean antes de quitarme el suéter dejando a la vista mi diminuto vestido coral que lo hace sonreír.
—Me gusta este —señala mi prenda metiendo sus manos debajo de esta para tirar de mi tanga de hilo hacia abajo— venías preparada, eh, perfecto —sonríe aún más llevándome contra él de tal manera que coloca una de mis piernas sobre su hombros izquierdo mientras me sostiene fuertemente por las nalgas.
—¿Qué…qué haces? —me ruborizo ante esta pose tan reveladora.
—Regresándote el favor —sonríe sobre mi monte de venus antes de besarlo para adentrarse a mis labios rosados.
—Mm, Nick, hm —gimo mordiendo mis labios, su lengua recorre todo mi coño saboreándolo, sostengo con fuerza su cabello tirando de él levemente, mis piernas comienzan a temblar con el sexo oral que me brinda.
Me estremezco por completo con cada una de sus cálidas caricias, los extraños sonidos me perforan los oídos, mi cadera se mueve involuntariamente queriendo más, no dejo de jadear y gemir. Siento como su tersa lengua me tortura, su mano recorre todo mi muslo hasta apoderarse de mi vagina donde comienza introduciendo un dedo sacándome un grito, siento que no puedo más, sus dedos y su lengua hacen magia ahí abajo, mi cuerpo comienza a colapsar esperando el tan ansiado orgasmo que nunca llega.
—¿Qué pasó? —pregunto abriendo los ojos al ver que se ha detenido.
Se levanta conmigo encima dejando mis pies en el suelo.
—Ponte en cuatro, contra el sillón. No quiero queja alguna, todo el tiempo estuviste refutando mis órdenes provocándome, ahora acepta bien las consecuencias y enseña bien ese culo —exige con autoridad, una orden muy tentadora.
«Lo sabía, aún está enojado por lo que paso en el atraco»
—Pero… —levanta la mano callándome.
Me volteo y su mano rápidamente toma mi cuello haciendo que mi cara quede en la recargada del sillón dejando mi culo en pompa dándole una esplendorosa vista.
—No te muevas —exige levantando mi vestido hasta mi cintura pasando sus manos por mis nalgas acariciándome con rudeza.
—¡Ah! —jadeo y me estremezco un sinfín de veces al ser embestida por tremendo hombre con una mega polla que traspasa mis paredes zangoloteándome.
—Ahora seré yo quien tome el control —gruñe sin dejar de embestirme dándome una sonora nalgada que me saca un brinco—. Estas muy apretada…. Me gusta.
No sé si estoy loca o desquiciada pero sus palabras crudas me llenan de excitación por completo, besa mi espalda, el calor es evidente sus gruñidos, mis gemidos y jadeos se mezclan junto con en sonido del chapoteo de nuestros cuerpos chocando con rapidez.
Me toma del mentón volteando mi cara para darme un beso fogoso, mis manos se aferran al sillón, lo araño y muerdo reprimiendo los gemidos que me provoca.
No sé cuanto tiempo pasa ¿1 hora, 2 o quizá 3? Pero siento como si lo estuviéramos haciéndolo toda la noche por largo rato, tampoco sé cómo pero el pelinegro se las ingenia para sacar nuevas poses las cuales no se repiten hoy.
—Estoy cansada —digo en medio del beso pero aún así no se aparta, su lengua se desplaza por mi cuello, la espalda me arde a causa de la fricción que hace con la pared de la terraza.
«¿Dónde rayos quedó la vergüenza?»
—Nick… —insisto, los párpados me pesan y el sol comienza a asomarse.
—Bien, durmamos un rato —responde casi sin aliento cargándome hasta dejarme sobre la cama que está pulcra.
Me meto desnuda bajo las sábanas seguida del pelinegro, estoy demasiado cansada, quiero abrazarlo pero el hecho de que me de la espalda significa que no quiere que lo haga, tomo una de las almohadas y la abrazo antes de caer rendida en los brazos de Morfeo.
***
Nuevo año, nuevas deudas, nuevas tareas y nuevos problemas.
—¡Sam! —grito llamando la atención del enorme Kangal de más de 80 centímetros de alto color dorado claro— ¡ven acá, bonito! —golpeo mis palmas contra mis muslos animándolo pero el músculos, fuerte y potente perro de aspecto imponente me ignora siguiendo de largo atravesando la sala de estar.
—No lo empalagues, da gracias que no se lanza a morderte cada vez que te ve —Nick llega con una taza de café la cual se dispone a degustar en la terraza que está frente a la sala.
—Lo sé, Trevor me ha contado todo lo que ha hecho tu perro, es peligroso —comento tomando asiento frente a él, luce fresco con los pantalones azules, polera blanca y zapatillas deportivas revisando su tablet— ¿Tienes compromisos hoy?
—Los interrogatorios no están dando frutos, los gemelos Maksimov escaparon junto con Dark Mom y al parecer ninguno de los que atrapamos es Shadow y no saben nada sobre él —responde neutral sorprendiéndome porque comúnmente siempre está de mal humor o enojado.
—Adam se puso en contacto conmigo —me mira fijamente prestando más atención— abrirán un nuevo club en una ciudad más pequeña y me invitó a trabajar de nuevo, creo que Dark Mom estará ahí y muy probable que los Gemelos también.
—Recházalo —demanda bebiendo de su taza—, ellos no son importantes, lo único que importa es atrapar a Shadow que ha sido perseguido por tres años por la Interpol —asiento dándole la razón.
—Me tengo que ir —digo poniéndome de pie tomando mi bolsa— tengo trabajo pendiente que hacer en la central.
—Ya sabes dónde está la puerta —responde regresando su vista a la tableta.
Sonrío dejando un beso fugaz en sus labios comenzando mi camino.
—¡Bye, Sam! —me despido del perro que ni se molesta en levantar la enorme cabeza para verme.
El tiempo aquí es muy valioso así que aprovecho cada segundo para hacer todos mis deberes, tanto de la central como los de la academia, aún no hay regreso a clases pero acabando este mes los alumnos se reintegraran en sus aulas.
—Oficial Cooper —me llama la general Pride.
—General —la saludo colocando mi palma extendida sobre mi frente en horizontal.
—El informe de su misión debe estar finalizado hoy por la tarde —demanda pareciendo más una máquina que una persona— asegúrese de que llegue al coronel Kendall —no me da tiempo de protestar cuando ya me esta dando la espalda alejándose.
«Creo que no le caigo bien, o tal vez es así con todos»
El resto del día me la paso encerrada en cuatro paredes llenas de informes los cuales les saco resumen del resumen especificando todo desde el inicio de la misión hasta el día de hoy 12 de enero, es muy agotador pero le dicto todo a la computadora que lo escribe por si sola haciendo la tarea solo un poco más fácil. Cerca de las seis de la tarde me encamino a la oficina del coronel la cual abro.
—Coronel, aquí está el informe que…
Me quedo callada al ver la estupidez que cometí, los tres hombres de aquí se me quedan viendo, parece que estaban discutiendo entre sí, se ven muy molestos, primero miro a Henry, después a Nick y por último al mismísimo primer ministro de Inglaterra.
—Yo… lo siento —me disculpa sintiéndome una completa idiota.
«¡Yo y mi maldita manía de no tocar antes de abrir una jodida puerta!»
—¿Qué coño haces? —me reprende el coronel más que furioso— ¡aprende a tocar una jodida puerta! —espeta intimidándome.
—Basta, Henry —se mete el ministro caminando hacia mi— ¿Qué necesitas? —me relajo un poco ante la amabilidad del viejo sabroso.
—Am, vengo a entregar el reporte de la misión en la que estoy —respondo tímida dándole los documentos.
—Muy bien, linda ¿algo más? —siento como el calor toma mi rostro, niego negándome a verlo a los ojos— puedes retirarte —asiento pero mis pies no se mueven.
«¡Idiota, idiota, idiota!»
—Yo… lo siento —me disculpo de nuevo por mi torpedad.
—No pasa nada —responde tranquilo dando la vuelta conmigo colocando su mano sobre mi espalda baja, mi cara está más caliente que la Tierra y no puedo hacer nada para evitarlo— ve a la enfermería, estas muy roja ¿te sientes bien? —asiento de nuevo, es imposible no sentirme intimidada ante este poderoso ser.
—Co…con permiso —doy la vuelta saliendo de tal bochornosa situación.
«¡Dios! ¿Por qué rayos actuó así? ¡es un señor mayor y casado con dos hijos los cuales uno es mi coronel y la otra mi mejor amiga! ¡soy tan tonta! ¡y para acabarla Nick vio todo!»
Entro al baño de mujeres donde mojo mi rostro más de una vez tratando de bajar el calor de mis mejillas.
ESTÁS LEYENDO
KRIPTONITA
DiversosVen y descubre lo peor de la Monarquía, Mafias, Familias, Amistad y Amores unidas por un terrible pasado. Tory Kendall y Andrea Cooper te mostrarán el camino. Dos chicas completamente diferentes pero con algo en común: ellas tienen el poder de hace...