CAPÍTULO 51

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Hago ejercicio como todos los días, tomo pequeños descansos y sigo por una hora completa donde odio tener que hacer esto pero si quiero mantener la figura tengo que hacerlo.
 
Quiero un poco de aire fresco así que le coloco la correa a Bug y salgo de casa comenzando a correr por las calles del vecindario. Después de 20 minutos entro a una tienda por una botella de agua. Creo que me aleje mucho de casa.
 
Un par de motociclistas estacionan frente a mi, parecen sacados de película y visten dándole honor a su nombre, logro reconocerlos, son los Maksimov, los jóvenes, afortunadamente no está Nikolay.
 
Trato de pasar desapercibida pero Jackson logra reconocerme rápido y me llama.
 
—¡Andy! ¿A dónde vas? —él y Levka me cierran el paso.
 
Aprieto la correa, no me pueden matar aquí, no con toda esta gente.
 
—¿Qué quieres?
 
—Tranquila ¿Porqué tanta agresividad? Solo queremos conversar un rato —su elegancia no se va ni aunque vista con esos pantalones rasgados ni esa chaqueta de piel— ¿me aceptarías un café?
 
Miro por un momento a mi alrededor, si me niego podría irme peor.
 
—Que sea rápido.
 
—Así me gusta.
 
Entramos al local y tomamos una mesa alejados de todos, solo son Jackson y Levka para mi buena o mala suerte.
 
El gemelo se queda callado inspeccionándome.
 
—Aquí esta su orden —la chica que nos atiende deja nuestros cafés con unos chocolates para acompañarlo.
 
—Siéntete libre de actuar normal, venimos en son de paz —habla el chico alto y delgado— Nuestros problemas son con Tory y Markov se esta encargando de eso, por favor no interfieras.
 
Tomo indecisa la taza de café, Levka hace lo mismo, estos chicos son igual de atractivos que aterradores.
 
Tengo entendido que Jackson quedó desterrado de Rusia por causar traición al jefe de la mafia.
 
—¿Porqué me trajeron aquí?
 
—Realmente no veníamos por ti, solo te atravesaste en nuestro camino —responde pacíficamente.
 
—¿Entonces…?
 
—Bueno, aprovechando el momento, necesito que hagas algo por nosotros, al fin de cuentas fuiste tu quien nos delató que estábamos aquí —la mirada de Jackson se torna seria y maquiavelica.
 
—¿Qué… tipo de favor? —no me fío de estos tipos.
 
Y aunque sé que los problemas son con Tory no puedo hacer nada al respecto, yo no soy rival para ellos.
 
—Sabemos que perteneces al escuadrón cobra —empieza Jackson— ustedes tienen un código de libre acceso a barias páginas web del gobierno británico e incluso de otros países —trago duro, creo que sé a donde quiere llegar.
 
«Una guerra cibernética»
 
—Estas equivocado…
 
—Queremos el código —me corta abruptamente, su mirada parece de un cazador, como si quisiera arrancarme el cuello.
 
—Yo no tengo el código y ni siquiera formo parte de ese escuadrón —trato que el nerviosismo no se note mucho pero es difícil.
 
—Así que no quieres cooperar —Levka se mete a la conversación, ambos parecen los perros leales del jefe, no como Markov que es más rebelde y no sigue órdenes tan fácil.
 
—No tengo por que hacerlo.
 
Aprieto mi asiento, Bug esta a mi lado pero es tan noble que no hace nada, aun la están entrenando.
 
—Me voy —me levanto pero Jackson rápido me sujeta del brazo sin verme.
 
—Bonito perro —me suelta y comienzo a caminar deprisa.
 
Más que un alago parece una amenaza.
 
«¿Porqué me pasan este tipo de cosas? ¿no es suficiente con lo de la duquesa?»
 
Me devuelvo al vecindario, estos chicos no pararan de joderme.
 
Rápido pongo al tanto a Tory, a ella le cuento absolutamente todo, menos lo de Nick, ese es solo secreto de dos.
 

***

 
L

os días pasan, últimamente no he visto a Nick, esta demasiado ocupado en su mundo como para prestarme atención pero eso no importa, siento que estamos en la mejor etapa en nuestra “No relación”.
 
Abro mi locker metiendo algunos libros, mi teléfono suena con los mensajes del primer ministro, siempre me manda los buenos días, tardes y noches, me siento sumamente especial, siento que somos muy buenos amigos. Miro su mensaje.
 
Una gota de sudor recorre mi frente y releo el mensaje:
 
Primer Ministro.
¿Qué te parece champagne y frutas secas para esta noche?
 
Me siento nerviosa comenzando a mordisquear mis uñas.
 
—¡Andrea!
 
—¡Ay! —grito y pego un salto al sentir las manos de Fanny en mis costillas escondiendo rápidamente el teléfono como si tuviera algo malo que nadie más puede saber— ¡me asustaste!
 
—Eres tan tierna —se carcajada dándome unas palmaditas en el hombro— Nick mando a llamarte, creo que es importante, esta en la oficina detrás de la biblioteca principal —me informa antes de irse.
 

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