CAPÍTULO 73

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Mi mano se aferra a la de Tory, casi no la veo y su cara ya está mucho mejor que hace unos días cuando El Grande le propinó una golpiza.

—¿Ya comiste? —pregunta inspeccionando mi cuerpo viendo todas las marcas.

—No —respondo en un susurro.

Miro como observa como todos los hombres abandonan la pequeña habitación. Sigue escaneándome acercándose más a mí.

—Tengo un plan —susurra contra mi oído.

—¿Un plan? —trago en seco— ¿De qué se trata?

—El Grande sabe que mi padre vendrá en menos de 72 horas, nos matará antes de que puedan encontrarnos, necesito que te concentres en lo que voy a decir ¿Okay? —asiento débilmente ante su propuesta.

«Tengo miedo»

—Causaremos una pequeña distracción, él querrá matarnos una enfrente de la otra, yo atacaré al sin ojo y tú a El Grande —mi corazón comienza a palpitar aceleradamente dándome cuenta del riesgo de su plan.

—Tory, yo no creo...

—Moriremos de todas formas —me toma de la cara para que la mira— Tenemos que hacerlo, por ti, por mí, por nosotras —junta nuestras frentes haciéndome sentir su calor— Andrea, es difícil lo que te voy a decir, pero necesito que lo hagas. Sedúcelo, y róbale un cuchillo o navaja y si se puede un arma de fuego.

Niego retrocediendo ¡Es una locura!

—No, no —el miedo me invade poniéndome a lagrimear.

Lo último que quiero es seducir al hombre que me ha destrozado física, psicológica y moralmente.

—Andrea —toma con delicadeza mi mano— Sé que es difícil, pero...

—Tory —comienzo a llorar— Tú no sabes por todo lo que he tenido que pasar con... —el llanto no me deja argumentar palabra alguna.

Cubro mi rostro con mis manos tratando de callar mis mugidos.

—Mírame —trata de quitar mis manos de mi rostro, pero me niego a hacerlo.

«Si él quiere matarnos prefiero eso a ser una vez más su juguete»

—No —niego rotundamente.

Se aleja un poco soltando un largo suspiro.

—Bien, no te obligaré a hacer nada, Felipe peleará contra él mientras nosotras huimos —quito mis manos de mi cara para ver cómo se pone de pie— Mata a quien tengas que matar, y no olvides correr lo más rápido que puedas —me mira una última vez antes de que los rusos vengan por ella.

Me quedo sola en estas cuatro paredes.

«Mi prisión»

Me abrazo contra la cama en posición fetal, lloro todo lo que puedo.

«Seducirlo. Prefiero morir antes de hacer algo así»

El sueño me invade un par de horas después donde las pesadillas me atacan. El Grande me tortura sin fin, estos atada contra una jaula mientras él sigue golpeando mi piel con un látigo abriendo mi carne. Lloro y suplico piedad, pero él esta cegado de placer que no le importan mis gritos y sigue estrellando el cuero contra mi piel una y otra y otra vez.

—No... por favor no —lloro.

***

El agua fría empapa mi cuerpo. Estoy feliz y algo triste.

«Hoy es el día en el que muero»

Me visten con trapos de seda, El Grande lo quiso así, tal vez es para que cuando los Kendall y los demás lleguen, nos vean tendidas en el suelo, limpias y bellas, con un bonito porte y maquillaje, pero sin vida.

KRIPTONITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora