ＫＲＩＰＴＯＮＩＴＡ

ＣＡＰÍＴＵＬＯ ７１

Ya no tengo más lágrimas, creo que las he agotado todas. Estoy sobre la paja cubierta de mi sangre, creo que tengo una cortilla rota y apuesto que toda mi cara y cuerpo están llenos de moretones. No muevo un solo músculo y solo miro como Tony se queda afónico de tanto grito antes de callarse para siempre. Su cabeza está hecha añicos, su cuerpo sin vida queda atrapado al rompecabezas.

El Grande se limpia las manos cubiertas de la sangre de Tony.

—Eso fue muy sucios —comenta sumergiendo sus manos en agua limpia que me hace relamer los labios partidos— ¿Terminamos por hoy o seguimos?

—Por favor mata a la perra de Tory —espeta el chico de 18 años— ¡Mató a Pavel! ¡Quiero que sufra!

—Por supuesto que la muerte de nuestra princesa no será lenta, pero no será hoy, ten paciencia —se dirige al pelinegro que no deja de llorar— Prometo que tu darás el último golpe antes de hacerla reunir con la princesa de Suecia.

«Púdrete»

Todos se marchan llevándose a Andrea. Felipe se pone a mi lado revisando mi cuerpo.

—¿Estas bien? —niego.

—To...Tony —susurro— Está muerto.

—Yo te protegeré —vuelvo a negar.

—Tu seguirás —acepto— Mañana Nikolay volverá, ese es su plan, matarlos a ustedes tres antes de matarme a mí. Felipe, no lo soportaré, no esta vez —acepto quejándome del dolor.

—Me conformo con que tu sigas con vida —responde indiferente rompiendo su playera para hacer una venda de prenda y apretarme la muñeca— Tienes que sanar tus heridas, te daré mi ración de comida para que estés fuerte —explica mientras venda mis rodillas— Trataré de mantenerte limpia para que no sufras una infección y mueras.

—Megan —escucho un susurro y miro como alguien entra— Megan.

«Brancati Demetrio»

Me mira y corre a mí con los ojos iluminados.

—Oh, mi pequeña —el italiano se lamenta— Bebe —pide dándome un poco de agua embotellada la cual bebo dejándole la mitad a Felipe que se niega a tomarla— ¿Cómo fue que te metiste en esto? —mira con horror mi aspecto antes de acariciarme el rostro— Trataré de hacer un trato con El Grande, te compraré si es necesario —luce desesperado— No quiero verte sufrir más —me abraza.

Sigo sin poder mover un solo músculo.

—Me tengo que ir, pero prometo que mañana te daré algo de comida —asiento, deja un vago beso en mis labios y sale.

—¿Aún no sabe que eres un Agente secreto? —pregunta Felipe poniéndose de pie con dificultad.

—Apuesto que sí, pero su amor por Megan es más grande —respondo despacio— Tengo mucho frío.

Felipe se deja caer a mi lado y me abraza.

***

Dos días más pasan, ahora estoy en una habitación más cómoda, me separaron de Felipe y Brancati se encarga de traerme comida y agua cada tanto que puede.

—Te dije que te anduvieras con cuidado —volteo hacia el marco de la puerta encontrándome con el pelinegro de Markov.

«Es la primera vez que lo veo desde que estoy aquí»

—Eso ya no importa ¿O sí? —miro hacia la ventana donde afuera están hombres rusos trabajando.

—Hoy me enteré que mi padre te tiene bajo su dominio —se acerca cerrando la puerta encendiendo un cigarro, el olor a nicotina llega a mi poniéndome a babear— No sé qué hacer por ti, Tory.