CAPÍTULO 15

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ANDREA

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ANDREA.

El padre de Tory entra a la sala, su porte autoritario y demandante hace que un extraño estremecimiento me recorra el cuerpo entero.

«Santo… Dios, su padre está buenísimo. No puedo creer que un hombre grande me parezca tan atractivo»

—Ministro —lo saludo cordialmente.

—¿Tory no ha bajado? —indaga.

—Aún no.

A pesar de que ya he estado aquí varias veces y que incluso he convivido con la familia de Tory, aún no me acostumbro a estar en el mismo lugar que él, su aura demanda tanto poder que es imposible no sentirme chiquita e insignificante a su lado.

—¿Te molesta si fumo? —me enseña su habano que ha sacado de su estuche de oro.

«Oh, cielos ¿Por qué es tan guapo? ¡deja de mirarme así! ¡eres demasiado viejo para mi!»

—Claro que no —trato de sonreír pero creo que es más una mueca que sonrisa.

De manera elegante prende su habano y fuma. Se sienta en el sillón ¿todo en este hombre es elegancia y poder? Saca el humo por la boca y juro que en mi vida había visto tanta clase en una sola persona. Un sirviente se acerca con un cenicero, el Ministro deja caer sus cenizas.

—¿En qué año estás? —pregunta viéndome fijamente.

—Am… en primero —susurro sintiendo un poco de pena.

«¿Qué diablos me pasa?»

—Es raro, los chicos de tu edad deberían de ir en tercero.

—Yo no estudié desde pequeña —explico jugando con mis dedos— es mi primera vez en una academia de la INTERPOL, ¿Tory si estudió desde niña?

«¿Qué pregunta tan estúpida acabo de hacer? Es obvio que lo hizo ¡debería de darme un balazo y no seguir preguntando tantas tonterías!»

—Desde los seis años para ser exactos —le da una calada al puro— siempre le intereso esto aunque también quería estudiar para ser médico —abro la boca al ver que ya no dice nada pero de repente suelta—: cuando tenía diez años, presenció un robo en el Palacio de Buckingham, agredieron a una Princesa de Suecia, Tory tenía conocimientos médicos así que no dudo en ayudarla, le hicieron una herida muy grave pero Tory rápido lo remedio, eran muy unidas, sino fuera por ella la Princesa hubiera muerto ese día, entonces así fue como se le pasó por la cabeza el hecho de ser doctora

«Nunca me habría imaginado algo así»

—Hubiera sido muy buena doctora.

—Andrea —me llama Tory, interrumpiéndonos— oh, Daddy, saldremos un rato —su padre deja el habano en el cenicero y se levanta.

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