CAPÍTULO 57

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TORY.

Bebo mi quinto trago de la noche de hoy, la fraternidad ha decidido hacer una fiesta monumental para celebrar el triunfo de Phytons. Luigi se deja caer en el sofá a lado de mí, prende un cigarrillo combinándome.

—¿Por qué la cara larga? Te encantan las fiestas, pero hoy te veo muy apagada —comenta colocando un mechón de mi cabello tras mi oreja.

—No es nada —me encojo de hombros restándole importancia.

—Querida, te conozco y créeme que sé cuándo algo te tiene trabajando la ardilla —suelto un largo suspiro.

Luigi tiene razón, mi mente no deja de trabajar a todo motor para saber cómo lidiar con mis problemas. Primero, el embarazo, algo que aún no tengo la más mínima idea de cómo resolverlo, segundo, Andrea ¿qué mierda tiene esa rubia?

—Vamos, Tory, cuéntame —pide el rubio de bellos ojos azules, niego.

«No me gusta contar mis cosas»

—Bailemos —me pongo de pie dejando mi vaso de lado, tomo la mano del rubio y lo jalo al centro de la pista.

Ambos comenzamos a bailar con sincronía, Luigi siempre ha sido mi mejor pareja de baile.

Intento seguir bailando, pero no me siento bien, me mareo tambaleándome un poco.

—¿Estas bien, amor? —me pregunta preocupado— Vamos a tomar aire —Luigi me ayuda a salir de la multitud.

Toma mi cabeza entre mis manos cerrando con fuerza los ojos, estos días han sido una mierda, tengo jaqueca, vómito y malestar en general.

—Me voy a casa —aviso comenzado a caminar al estacionamiento de la mansión.

—Te acompaño.

—No hace falta —lo detengo— Nos vemos después.

Salgo al valet parking, me entregan mi auto el cual conduzco por las calles de Londres hasta llegar a Kensington Place Gardens, paso por la mansión 405 donde observo las luces que decoran el jardín del Señor Charles.

«El cretino que me embarazó»

Con cualquier otro tipo siempre he usado protección, pero con él jamás use preservativo ya que confiaba en mi método anticonceptivo el cual claramente falló.

Manejo despacio hasta llegar a Kendall Residence Garden, una sonrisa aparece en mi rostro cuando veo el McLaren azul de mi hermano, pero mi sonrisa se borra al ver que las camionetas de papá están listas para salir.

«¿A dónde podría ir a esta hora?»

Les bloqueo el paso atravesando el Aston Martin, bajo dando un portazo, las camionetas me alumbran y papá no tarda en salir.

—Tory ¿qué estás haciendo? —se acerca quedando a pocos pasos de mí— Mueve el auto.

—¿A dónde va? Son más de las once —mi ceño se frunce, me siento muy enojada.

La simple idea de que se vaya a ver a Andrea no me deja pensar con claridad. Jamás en mi vida le he conocido una amante a mi padre, nunca miraba a las mujeres con interés, ni les miraba el trasero como lo hacen todos, con mi madre es un romántico de mierda, aunque su carácter casi siempre lo arruina todo. Las disputas con mi hermano siempre han existido, pero Henry lo detesta aún más desde hace dos años y no logro saber por qué.

—Un asunto el cual no te incumbe —responde, yo siempre he sido la princesa de mi padre, soy mimada y cumple absolutamente todos mis caprichos, todo empezó a cambiar desde que Agatha murió, las cosas se pusieron tensas y papá trato de controlarme por medio de la empresa y las misiones— Tory, no quiero otra discusión como la de ayer, mañana me iré a Florencia y no quiero que estés enojada conmigo —toma mi mano atrayéndome a su pecho para abrazarme.

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