CAPÍTULO 70

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TORY.

Despierto tomando bocanadas de aire, el frío se cuela al sentir la segunda cubetada de agua helada. Mi cuerpo cae hacia el frente causando que mis manos amarradas se lastimen. El agua se mezcla con mi sangre y gracias a la silla en la que estoy amarrada no me caigo.

Escupo sacando sangre. Tengo frío.

—Pensé que despertarías antes —se burla el infeliz de Nikolay poniéndose en cuclillas para estar a mi altura— Ya no eres tan resistente como hace unos días.

—Jódete —respondo ganándome un golpe en la cara por parte de su mano derecha.

Me duele toda la maldita cara, mi cuerpo está débil y lastimado, no soporto más, no sé cuánto tiempo ha pasado desde el secuestro y no sé dónde está Andrea y mis hombres.

—¿Por qué sigues siendo grosera conmigo? ¿A caso no estás agradecida ni un poco? —se incorpora viéndome desde arriba.

Imágenes de él y Agatha toman mi mente, cierro con fuerza los ojos tratando de no recordar aquel espantoso día en el que mi mejor amiga murió en mis manos.

Controlo mi mente, Markov me advirtió los planes de su padre así que de cierta forma desarrollé un escudo mental, suena estúpido, pero lo logré, además fue más fácil al recabar que Agatha era una ruin mentira que tenía personalidades diferentes para así tratar con las personas, ella no era mi amiga, solo me usaba.

Escucho como sierran la enorme puerta de metal dejándome en el espacioso cuarto vacío, todo está oscuro a excepción de la luz del Sol que entra por un pequeño cuadro en la pared, sé que he estado aquí más de cinco días, estoy toda sucia y solo tengo puesto mi traje de baño y unos shorts, comienzo a oler feo y eso me desanima.

Pasa alrededor de tres horas, el agua se va secando, pero si no tengo una manta puedo agarrar una pulmonía, deduzco que estamos en Rusia ya que los grados bajaron drásticamente en los últimos veinte minutos, mi cuerpo no deja de temblar y mis dientes comienzan a castañear.

Personas se acercan, abren la puerta prendiendo el foco que ilumina poco, alzo la cara con sangre seca viendo a los hermanos Petrova: Alexei y Pavel.

«Más enemigos»

Suelto un suspiro.

—¿Quién diría que algún día Tory Kendall estaría ante nosotros toda mugrosa y oliendo a muerto? —se burla el pelinegro de Alexei que seguro tiene 18 años.

—¿Ella fue quién llevó a nuestros padres a prisión? —pregunta el otro de tal vez 13 años, hay rabia en su voz, sus ojos avellana conectan con los míos y lo único que hago es sonreír.

—No solo a sus padres, también al resto de su familia —les recuerdo.

En una misión de hace años el escuadrón Cobra se encargó de arrestas a los Petrova, no pudimos hacer nada contra Alexei y Pavel ya que eran muy pequeños para acusarlos de delitos graves.

—¡Ya verás! —corre hacia mí el más pequeño antes de enterrar un pequeño cuchillo en mi brazo derecho sacándome un jadeo.

Aprieto los dientes resistiendo al dolor punzante.

«¡Maldito escuincle!»

Mis ojos conectan con los suyos, es el más pequeño, pero desde ya, se ve que es un psicópata en potencia.

La puerta se vuelve a abrir donde entra un enorme hombre que no tiene un ojo.

Atrás de él entran otros más con Tony y Felipe poniéndome alerta. Quiero hablarles y decirles que todo estará bien pero el miedo me toma al ver como los arrojan a mis pies y ellos no se mueven.

KRIPTONITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora