CAPÍTULO 28

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TORY

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TORY.
 

Bajo del Jet de Dimitri seguida por Felipe y el enorme Kangal.
 
—A su padre no le gustará mucho esto —opina mi guardaespaldas colocándose unos lentes negros que lo hacen lucir como lo que es.
 
—No tiene porque enterarse —le coloco la correa de cuero y el bozal al enorme perro mientras acaricio su pelo corto pero abundante y denso.
 
—Es la segunda vez que viene —me reprocha pareciendo más mi niñera que otra cosa.
 
—Espero que igual sea la última —un Rolls-Royce negro entra a la pista de aterrizaje junto con dos camionetas del mismo color.
 
 —Por favor —Felipe me extiende la mano y abre la puerta del auto cuando se estaciona frente a nosotros.
 
—Muy atento —le sonrío al rapado adentrándome al vehículo.
 
—¿A dónde iremos primero?
 
—Nick necesita de su compañero —respondo acariciando al enorme perro mientras le hago mimos.
 
—No es seguro que esa bestia viaje a su lado —opina desde el asiento de copiloto, pues el perro utiliza casi todo el espacio trasero aplastándome las piernas.
 
—¿Cuál bestia? Lo que yo veo es un lindo perrito ¿verdad que si bonito? —mi tono de voz cambia al hablarle a tremenda preciosura, es algo inevitable que hago cuando estoy cerca de este tipo de animales.
 
—Ataco a seis oficiales y casi mata a un dealer —me mira con reproche y lo ignoro.
 
—Mi bebé solo quería jugar —lo justifico abrazando al can que me dobla en masa.
 
Sam saca la lengua por el bozal, sus pequeñas orejas puntiagudas son tan suaves que dan ganas de morderlas pero me abstengo y solo lo abrazo con fuerza.
 
Felipe me mira a través del retrovisor, no es nuevo para él que haga lo que se me antoje así que solo calla y hace su trabajo.
 
Pasamos por las lindas calles de Francia, recuerdo que cuando era una niña yo siempre soñé con trabajar oficialmente en la central de Lyon, es la madre de la INTERPOL y por lo tanto la mejor, solo lo mejor de lo mejor se encuentra aquí.
 
El vecindario de ricos se asoma en la esquina, Nick y sus lujos como siempre. Entro al enorme edificio gris junto con el perro mientras Felipe se encarga de revisar el perímetro a la redonda de la manzana.
 
Subo hasta casi el último piso, me detengo frente a la puerta del departamento del pelinegro y doy dos toques antes de que la mucama me abra y paso sin pedir permiso mientras el perro gruñe asustando a la señora de azul con delantal blanco.
 
—¿Nick está? —le pregunto en su idioma pero la castaña no sale de transe asustándose más cuando el perro intenta atacarla pero rápido jalo la correa reprendiéndolo para que se quede a mi lado. El perro es muy fuerte y si intenta soltarse no tardará mucho en lograrlo.
 
—Espere un momento, ya mismo llamo al joven Nick —se retira subiendo las escaleras de vidrio.
 
Arrojo mi bolso al sofá blanco y me tumbo en el. Observo el lugar, es muy lindo y espacioso.
 
—¿Quién me llama? —la voz de Nick fastidiado se escucha y rápidamente el perro salta por encima del sofá y de mi corriendo hasta su amo.
 
—¿Así saludas a tu persona favorita? —me asomo sonriendo molestando más.
 
El perro queda a su altura cuando se pone en dos patas, Nick trata de controlarlo mientras le quita el bozal y la correa dejándolo solo con su collar y su placa de oro.
 
—¿Qué haces aquí?
 
—Siempre tan cortante… solo vine a entregarte tu perro, ya es la cuarta vez que pago para que no lo maten.
 
—¿Se volvió a meter en problemas? —pregunta sentándose frente a mi acariciando a su mascota.
 
—Ajá, al igual que su dueño, la organización lo quiere fuera, lo han señalado como altamente peligroso para los agentes y para la sociedad.
 
—Lo incluiré en mi emboscada —responde sereno.
 
Parece recién bañado, su loción fresca llega a mis fosas nasales. Sus ojos grises miran con detenimiento los míos.
 
—Tengo hambre ¿sabes si aún sigue abierto el restaurante Gusteau? —asiente— bien, me voy —tomo mi bolso y me levanto sacudiendo mis pantalones.
 
—Voy contigo —volteo a verlo, toma su chaqueta de marca.
 
—¿Qué no tienes planes con alguna chica de lindas piernas largas? —pregunto divertida, el pasatiempo favorito de Nick es estar entre las piernas de alguna sexy chica.
 
—Lo cancelare, tengo hambre —responde como de costumbre. Ruedo los ojos, sé que lo hace porque quiere pasar más tiempo conmigo.
 
—Apurémonos porque tengo mucha hambre —asiente y ambos salimos rumbo al mejor restaurante francés.
 
Convivo con Nick toda la tarde hasta que oscurece, a ambos nos agrada nuestra compañía, hemos sido amigos desde los doce, creo, aunque lo conozco desde que tengo memoria, el muy maldito jalaba mis pequeñas colitas que me hacían y se la pasaba todo el tiempo molestándome. Nuestras familias siempre han sido némesis tratando de transmitirnos el mismo sentimiento, más por parte de los Jefferson aunque no funcionó, en vez de intentar matarnos el uno al otro, estamos aquí,  dándonos la mano cada que lo necesitamos.
 
—¿Cómo está Fanny? —le pregunto por mi amiga que no he visto desde hace ya un tiempo.
 
—No soy su niñera como para saber cómo está —responde dándole una calada al cigarro el cual rápido se lo arrebato llevándolo a mi boca para seguir observando el cielo desde su terraza.
 
—Hablo enserio —suelta un bufido molesto.
 
—¿Bien? No lo sé ¿igual que siempre? Tory, sabes que no me cae muy bien Fanny desde…
 
—Desde que se acostaron en la fiesta de mi cumpleaños número dieciocho, lo sé —termino la frase por él.
 
—¡Ella me violó! —responde con drama haciéndome reír— Estoy seguro de que vertió algo en mi bebida, no recuerdo mucho de esa noche pero estoy seguro de que yo no inicie el cachondeo.
 
—Por favor, Nick, todo el mundo sabe cómo eres, a nadie nos sorprendió que te hayas metido con la morena sexy —sigo fumando mientras el pelinegro se pasa las manos por el cabello.
 
Me hace mucha gracia lo que dice de Fanny y sé que ella sería capaz de algo así, todas las chicas quieren algo de Nick, aunque sea un beso. Después de que Fanny gritara a los cuatro vientos de que se cogió Nick tuvo más popularidad y era envidiada por muchas chicas que querían ser las elegidas también.
 
Parece como si hubiera invocado a la pelinegra ya que me llega un mensaje de ella diciéndome donde encontrarlas en una hora.
 
—Tengo que irme —anuncio levantándome de la silla colgante.
 
—¿Tan pronto? —pregunta y entiendo su confusión, la vez pasada que vine solo fue para verlo y analizar los problemas con Mijaíl, el chico que le mande.
 
—Ya que no me vas a decir como esta Fanny creo que yo misma iré a averiguarlo.
 
Fanny es mi amiga y tiende a ser muy inestable emocionalmente, necesito asegurarme de que este bien.
 
—¿Necesitas que te lleve? —se levanta y niego abrazándolo, el pelinegro corresponde mi abrazo pasando sus manos por mis hombros y espalda.
 
—Hay personas solitarias aparentemente frías por fuera pero por dentro son muy cariñosas pero tienen miedo a que los lastimen —comento divertida haciendo que me suelte.
 
—No digas tonterías —rueda los ojos haciendo que sonría aún más.
 
—¿Qué tiene? Fue una frase que encontré en Instagram que va muy bien contigo.
 
—Ya vete —suelta y no pudo más y me carcajeo.
 
—Nos vemos, suerte con el atraco —dejo un beso en su mejilla y salgo del lugar despidiéndome de Sam.
 
 

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