El club del pasillo 66 #1 ✔️ En edición

Capítulo 32

Pov West

Blair se voltea y me mira por última vez. Aquellos ojos tan celestes que si la miras desde lejos, parece que sus pupilas desaparecen. Su oscuro y mojado cabello se le pega en el rostro y sus deliciosos labios se encuentran entreabiertos.

<<Gracias>> modula.

Asiento con la cabeza, aceptando su agradecimiento. Al verla en los brazos de Mike puedo notar lo cómoda que se siente, lo segura. Yo no podría brindarle seguridad, y mucho menos una vida color de rosas. Le daría una vida llena de color rojo, besos que terminan en la cama y y heridas que no sanan.

Mike corre con una ventaja: Blair no sabe de su enfermedad, y cuando lo haga, no hay dudas de que ella se alejará de él.

Levanto mi comisura, reprimiendo una sonrisa.

Blair es mi objetivo, voy a jugar con ella como nunca antes, haré que sea su droga más adictiva y cuando la tenga...

El mundo tendrá a dos abominaciones juntas.

—¿Puedes dejar de mirar a mi prima como si fuera sangre? Da asco. —me saca de mis pensamientos.

Aquella pequeña sonrisa se me borra y me acerco a él dándole un último puñetazo. Lo agarro del cuello de la remera y lo atraigo hacia mí.

—No te mato porque encontraré una forma mucho peor en cómo destruirte. No le hago nada a Blake porque sé que no es tu completa debilidad. —largo una risilla —Eres tan cobarde que intentas controlarme secuestrándolo. No me sorprende que caigas tan bajo.

Lo empujo soltándolo y empiezo a caminar para irme a mi casa por ropa seca.

—¡Recuerda quién es el verdadero enemigo aquí! —es lo único que escucho antes de adentrarme al bosque.

Después de unos minutos, me aseguro de estar bastante lejos de Zev para hacer una llamada. Saco mi celular y marco su número. Luego de dos tonos, atiende.

—Hola bolita del mal. —me saluda.

Revoleo los ojos y me paso una mano por mi cabello ya que unos mechones caen por mi frente.

—Te dije que no me llames así —gruño —. Todo sale como lo planeamos.

Él chasquea su lengua.

—Lo sabía, te dije que funcionaría, tienes que confiar más en mí. —dice con tono orgulloso.

—Si Zev le llega a tocar un pelo...

—Que no lo hará, joder. Él sabe cuidarse solito, confía en él.

Suelto el aire por la nariz y niego.

—Vale —digo no muy convencido —¿Has sabido algo de Blair? ¿Está yendo a un hospital?

Escucho como suelta una risa y yo tenso mi mandíbula.

—Tú demonio está bien, está en el hospital con su mascota. —anuncia.

Al fin me hace caso, pienso.

—¿Estará sola en su casa? —pregunto mientras llego a mi casa.

Sí, mi casa. Para mi solo.

A veces comparto aquella casa con los demás, pero me gusta tener mi privacidad. Además, tengo mis secretos.

Es una pequeña cabaña rústica en el medio del bosque. No soy fanático de la ciudad y ruidos, me gusta escuchar a la mañana los cantos de los pájaros y poder esconder un cuerpo sin que nadie ande cureoseando por aquí.