[Libro 1]
¿Te unirías a un grupo de asesinos para salvar a tu familia?
***
Blair Adren, una adolescente de dieciocho años, luchó varios años de sufrimiento y descontrol en su vida. Sus padres sufrieron una muerte trágica y quedó sola con su hermana...
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En su rostro no hay ni una pizca de diversión y sus palabras me duelen, porque tiene razón.
—Lo siento. —susurro al remover su mano.
West me sostiene de mi cintura y yo me aferro de su remera. Él no acepta mis disculpas y lo entiendo. Lexi, agarrada de la mano de Rory, se acerca a nosotros y habla con West como si yo no estuviera aquí.
—La herida de Blair está con veneno. —Suelta bruscamente —Tenemos que llevarla con ellos.
Inmediatamente, West me levanta la remera y hago una mueca de dolor. Fijo mi mirada en su rostro ya que si veo la herida es probable que no deje de mirarla. Todos los músculos de su rostro se contrajeron y luego de examinarlo me mira directo a los ojos, listo para darme un sermón; pero no lo hace.
—No es veneno, es un líquido alucinógeno que tiene efectos parecidos al veneno. —Estaba empezando a aliviarme pero sigue hablando —Eso no quiere decir que no llegue a ser mortal.
—Marcus está aquí. —Suelto por el nerviosismo.
Su comisura se eleva y mi corazón reacciona.
—Lo sé.
Los dos policías que se encuentran en el pasillo están más cerca. Los cuatro nos ponemos pegados a la pared, esperando a atacar primero. Aprovecho a apoyar mi cabeza en la pared y tomar aire y coraje para pelear. El brazo de West nunca abandonó mi cintura y veo como Lexi le echa un vistazo a Rory. Solo faltan unos pasos para verlos y acabar con ellos.
Pum, pum, pum, pum.
Cuatro balas, cuatro disparos.
Miro a West frunciendo el ceño fruncido. Ninguno de nosotros disparó. El charco de sangre se hace visible para nosotros y si hubiera sido Marcus, nos habríamos enterado. Soy la primera en salir de nuestro escondite y mi corazón da un vuelco, mis piernas tiemblan y mi mundo se paraliza al verlo. Su rostro está manchado de sangre y la luz le da justo en la espalda viéndose como un superhéroe. En su mano hay un arma apuntando a los dos cuerpos de los policías ya muertos. Noto que su respiración es pesada y un músculo de su mandíbula palpita de la tensión que ejerce. Cuando su mirada se posa en mí, sus músculos se relajan solo un poco. Si pudiera correr a sus brazos lo haría, pero él me facilita la tarea cuando empieza a correr hacia mí.
Todo el dolor parece irse cuando sus brazos me envuelven en un abrazo agresivo pero en el buen sentido, desesperado por saber que estoy bien. Enrollo mis brazos en su cintura y su respiración choca contra mi cuello. No sé si está tocando mi herida o si estoy apoyando mi pie, solo sé que él está conmigo.
—Mike. —digo su nombre para saber que esto es real.
—Aquí estoy. —acaricia mi cabello.
Cierro mis ojos con fuerza absorbiendo su aroma.
Pero nuestro abrazo es bruscamente interrumpido por el chico de metro noventa. Mike lo empuja y yo miro a West extrañada por su comportamiento.