Mis sentidos se nublan por el miedo, pero el pánico me obliga a seguir consciente. Puedo sentir el sabor metálico dentro de mi boca por morder de modo constante mi labio inferior. Mi mirada sigue en sus ojos, esos ojos vacíos de humanidad. No había cambiado en absoluto, tanto física como mentalmente. Se pude notar más maduro y con una mente más retorcida. Cuando para de reír me señala y le habla a ese tal Jeffrey.
—Parece un perrito mojado, bueno, más bien un conejito mojado. —Ladea su cabeza y me sigue analizando.
—Me encanta —contesta su amigo con voz ronca, mientras juega con su piercing.
La rubia revolea los ojos y se cruza de brazos ante el comentario de Jeffrey.
Me pego más a la pared al notar que Zev está avanzando hacia a mí con sus manos en los bolsillos delanteros. Su cuerpo se detiene a centímetros del mío, puedo ver perfectamente sus ojos negros y su sonrisa cínica. Saca su mano y roza con sus nudillos mi mejilla, haciendo un recorrido de mi sien hasta mi clavícula. Su mirada repasa cada centímetro de mi rostro y termina con mis labios.
—Te extrañé, primita —murmura.
Una sensación de repulsión se apodera de mí.
—¿Qué quieres de mí, Zev? No puedo darte nada. —Sollozo en cada palabra.
Planta un beso en mi frente y cierro los ojos. Se aleja de mí y vuelve a su lugar sin decir una sola palabra. Mi mirada se encuentra con la de West sin saber el por qué, pero Zev se lleva toda mi atención cuando empezó a hablar.
—Al contrario, tú eres la que va a poder hacer esto posible.
—¿Hacer qué posible? —pregunto cansada de esta maldita pesadilla.
—Matar, vengarse, buscar justicia —dice como si fuera lo más obvio.
Un sonido extraño sale de mi boca. No me sorprende de lo dicho pero aun así, no lo puedo creer. Llevo una mano a mi pecho sintiendo como me falta el aire.
—¿Estás escuchando lo que dices? —Exclamo con incredulidad —Estás hablando de matar, Zev, matar, no de los estúpidos jueguitos que hacías. —Muevo mis manos con inquietud.
—Hacíamos —corrige —. Lo sé, por eso necesito tu ayuda y la de Blake. —Una sonrisa se forma en sus labios al pronunciar el nombre de ella.
Un pinchazo doloroso se centra en mis sienes, como si me estuvieran pellizcando, hace que me maree. Mi cerebro comienza a atar cabos y llega a una conclusión aterradora. No puede ser posible.
—Las pastillas —susurro para mí misma. No veo su rostro, pero sé que está sonriendo.
La piedra que encontré aquella noche, mis leves dolores de cabeza, mi comportamiento de hoy, como traté a Mike. Esa no soy yo. Aquellas no son mis píldoras. Mi mirada se eleva y se posa en Zev, quien nunca dejó de sonreír y largar pequeñas risas que te hacen retorcer. Él había cambiado mis pastillas por quién sabe qué.
—Estás demente —mascullo, volviendo mis ojos a él.
—¡Oh, vamos! Pensé que eras más creativa en los insultos, Blair. —Se burla.
Una voz nueva y ronca contribuye a mi humillación.
—Nos has mentido, Zev, dijiste que era inteligente —añade, West.
Giro mi cabeza, enfrentándolo. Sus ojos verdes chocan con los míos y hay algo en ellos que me causan... no sé cuáles son las palabras adecuadas pero diría que escalofríos. Él es el primero que desvía su mirada obligándome a volver a Zev.
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El club del pasillo 66 #1 ✔️ En edición
Mistero / Thriller[Libro 1] ¿Te unirías a un grupo de asesinos para salvar a tu familia? *** Blair Adren, una adolescente de dieciocho años, luchó varios años de sufrimiento y descontrol en su vida. Sus padres sufrieron una muerte trágica y quedó sola con su hermana...