Capítulo 14

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—¿De qué han hablado? —pregunto, mientas esperamos a que cambie el semáforo.

—Me ha preguntado si había pasado la noche con su hermana, ya que nos vio hablando una vez. —Empezamos a caminar —Le respondí que solo le había hablado porque me había perdido. Se lo creyó fácilmente. Nunca toqué tema de nadie.

—¿Solo eso? ¿Cómo consiguió tú dirección?

—Seguro fue preguntando por ahí, no es tan difícil.

Hay algo que no me cuadra.

—Eso explica porque tú apareciste como si se hubieran acostado —musito, todavía con rencor.

Mike larga una carcajada y yo sigo con mi semblante serio. Levanta nuestras manos entrelazadas y me da un beso en la mano.

—Recién había vuelto del entrenamiento, llegó ella, hablamos, iba a buscar una remera y justo apareciste tú. No tienes por qué estar celosa, siempre serás tú.

No pude ocultar mi sonrisa, soy una estúpida en pensar que hicieron algo. Después de todo lo que hace por mí, sería estúpido pensar de esa manera. En todo caso, soy yo la que besó a Jeffrey y todavía no se lo había contado.

Suelto un suspiro y entramos al instituto. Siempre me da la sensación de escalofríos. Pasamos por los largos y oscuros pasillos hasta llegar a la famosa puerta iluminada. Mike abre sin avisar y nos encontramos con los chicos.

Cada uno está sentado en su respectiva silla y Zev está en su escritorio mientras juega con un cuchillo, inquieto. Su mirada se levanta y se encuentra con la mía. Sus pupilas se dilatan y su mandíbula se tensa.

—¡Hola, chicos! —Lexi se da vuelta y nos saluda de manera eufórica con la mano.

Mi mirada se posa en la rubia y esbozo una sonrisa. Por milésimas de segundos mi mirada se encuentra con la de Jeffrey poniéndome incómoda.

—Llegan tarde —reprocha Zev dando rayones a la mesa con el cuchillo.

—Lo siento por no tener un torpedo en el culo —contesto, seca.

La carcajada de Jeffrey hace eco en el silencioso salón. Zev clava bruscamente el cuchillo en la mesa haciendo que de un salto del susto. Su cabello está despeinado y su mandíbula tensa hace que tiemble su rostro.

—No tenemos tiempo para tus estupideces —escupe, impaciente —. Los he llamado aquí por una emergencia.

—Ve al grano —musita, Rory.

Se levanta de su asiento y camina de lado a lado pensando en las palabras justas. Sin hacerle caso a Rory, empieza con su monólogo.

—Ayer recibí una llamada de alguien, me reportó algo que nos modifica el plan en muchos sentidos.

Giro mi rostro y veo como los grandes ojos brillantes y azules de Lexi se van apagando.

—Me comunicó que escuchó por ahí que nuestras presas se están complotando para matarnos. —Rory iba a hablar pero Zev se adelantó —. No sé cómo mierda saben que los vamos a matar ni cómo se contactaron, sólo sé que esto ya no es una simple venganza. Esto es guerra.

—¿Se puede saber quién es este amigo que te dijo eso? —pregunta, West.

Al escuchar su voz tan fría y calculadora me hizo dar un leve escalofrío.

—No —responde, Zev.

—¿Cómo sabemos lo que dice es verdad? —habla, Mike.

—Confío en él —agrega, seguro de sus palabras.

El club del pasillo 66 #1 ✔️ En ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora