Capítulo 3

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Cuando duermes y tienes una pesadilla, es difícil de olvidarla luego de que te despiertas. Piensas todo el tiempo en ella cuando te recomiendan no pensar más en ella, porque se puede volver realidad. Yo no hice caso, durante dos años estuve pensando en esa pesadilla. Que en el día de hoy, en este momento, se vuelve realidad.

—No —Mí voz sale débil.

Zev North escapó.

Mi primo psicópata.

¿Vendrá por mí?

¿Vendrá por Blake?

—¿Cómo qué escapó? ¿No tienen una puta seguridad allí? ¿Qué pasó? —gruñe Mike.

Trato de aferrarme a Mike para no desmayarme. Su agarre es firme y con una mano me acaricia la parte baja de mi espalda.

—Yo... lo siento, no sé qué pasó. Estuvimos allí con el oficial porque él necesitaba un chequeo. Decía que no se sentía bien y luego no sé cómo hicieron un agujero —habla rápido —. Escaparon con otros chicos que no logré reconocer. —Sus ojos se mueven de un lado a otro recordando el momento —.Murieron algunos oficiales.

Mis manos empiezan a temblar y todo me hace eco. Si Zev se había escapado solo significa una cosa: caos.

—¿Lo están buscando? —mi voz sale temblorosa.

—Sí, por todas partes. Aún no lo han encontrado, pero Blair —Se acerca a mí y me toma de las manos —, te prometo que lo encontraré y lo pondré de nuevo a dónde pertenece.

Sus palabras son solo eso, palabras. Zev no se deja agarrar a menos que no sea plan de su retorcida cabeza.

—Necesito estar sola —confieso alejándome de ellos.

—Blair... —Mike trata de alcanzarme pero niego.

—Necesito estar sola —digo más alto.

Subo las escaleras corriendo y me encierro en mi habitación. Todo está oscuro. Oscuridad. Zev. Blake. Todo me recuerda a ellos. Paso una mano por mi rostro, desesperada, tratando de eliminar imágenes que vuelven a atormentarme. En mi mente vagan recuerdos de ellos dos. Mi respiración se acelera y la repulsión me da ganas de vomitar. No recuerdo todo lo que hicieron debido a los medicamentos, además, ella me negaba esa información. Pero sí recuerdo que, una vez que Zev North entra en tu mente es difícil de sacarlo. Te vuelve demente como él, macabro y siniestro.

Mi idea de un mundo fuera de Zev y Blake se va a la mierda.

Cinco horas antes...

Narrador X

Guardo mis manos en mis bolsillos delanteros y trato de divisar las cámaras de seguridad. Hay dos cada cinco metros, en decir, habían seis cámaras de seguridad vigilando tres puertas.

—Buen día, ¿Todo en orden? —Saluda un doctor que pasa revisando unos papeles.

—Buen día, Pablo. Si en orden te refieres a estar vigilando una puerta todo el día, sí, todo en orden. —Hago un gesto con la cabeza en modo de saludo.

Pablo levanta su mirada y frunce el ceño, mi palidez debe estar delatándome.

—Tienes razón, pregunta estúpida. —Larga una risa incómoda.

—No pasa nada, ve tranquilo. —Finjo aburrimiento en mis palabras.

—Nos vemos luego —se despide sin intención de sacar su atención de sus papeles.

Pablo se va y mi sonrisa con él. Comienzo a caminar hacia su habitación y mis rodillas tiemblan con casa paso. Cuando bajo las escaleras me fijo de nuevo en las cámaras, según el plan dentro de dos minutos exactos tendrían que dejar de funcionar.

El club del pasillo 66 #1 ✔️ En ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora