Pov Blair
Pensé que despertaría en los brazos de Mike, pero lo único que siento es la fría sábana y mi lado derecho vacío. Mis ojos hinchados se abren lo máximo que pueden y el dolor de cabeza no podía faltar en la fiesta.
Me siento y miro la pantalla del celular. No hay ningún mensaje o llamada perdida de India. Paso una mano por mi cabello mientras recuerdo lo de anoche. Mi mente enloqueció y exploté, de nuevo.
Salgo de mi cama y me visto rápidamente para llegar al Instituto. Agarro mi bolso, celular y miro mi escritorio. La filosa punta plateada se encuentra apuntando hacia la ventana y su mago me pide que lo agarre. Trago en seco y me acerco al escritorio. Mis dedos acarician la punta dándome un pinchazo e inmediatamente sale una pequeña gota de sangre. Me quedo unos segundo mirando el color rojo oscuro y me lo llevo a la boca. Mi lengua se refriega en mi paladar saboreando cada gota. Finalmente, agarro la navaja y me la guardo en el dobles de mi falda.
La mañana brilla con el caluroso sol y sus rayos pegan en la poca nieve que queda en las hojas de los árboles. Camino mientras escucho música con mis auriculares y voy mirando atenta a todas las direcciones posibles.
Al llegar soy el centro de atención. Los murmullos no son disimulados y sus ojos me miran sin pestañear. Al ser una chica cuyos padres se suicidaron, su primo psicópata sigue sin aparecer y su hermana desaparece, creo que lo merezco. Revoleo los ojos y me voy directo a mi casillero. Al abrir la puerta noto como mis nudillos están heridos. Paso mis dedos por ellos y suelto una palabrota al sentir dolor.
¿Es eso lo que siento? Ni de casualidad.
Siento satisfacción, me gusta el dolor.
Puedo sentir que un pedazo de mi alma se rompió anoche. De a poco... De a poco me estoy convirtiendo en algo que no puedo controlar.
Qué nadie va a poder controlar.
Cuando el timbre suena, mi cabeza gira de una manera tan rápida que me sorprendo al no marearme. No sé qué me hizo mirar hacia aquella dirección, hacia aquel rincón que es apenas visible de dónde me encuentro. Lo veo. Veo su cuerpo, veo su halo de temor, veo su desesperación, veo como me mira. Nuestras miradas se juntan y es el contacto visual más profundo que he tenido. Sus labios se entreabren y modula una palabra: Perdón.
Me río entre dientes.
—Karl —musito.
Puede entender que me importa una mierda lo que dice o hace. Me llevo la mano a donde se encuentra escondida mi navaja y camino hacia él. La gente se empieza a mover para irse cada uno a su clase correspondiente. Karl se mete por un pasillo y yo lo sigo. Puede que sea una trampa y caiga como una tonta, pero necesito comprobarlo. Él camina a unos metros más adelante y yo camino detrás de él.
Al llegar a uno de los pasillos que nadie va, corro hacia él mientras saco la navaja y la abro de un movimiento.
—Mira Blair, yo... —su voz sale rasposa.
Karl se da vuelta a tiempo y esquiva mi golpe. Tiro el bolso a un costado, trato de propinarle un golpe pero el atrapa mi muñeca y me arrebata la navaja tirándola a unos metros.
—Necesito que me escuches, por favor. —ruega.
El odio y la ira son una cortina para mis ojos y corazón.
—Te mataré. —prometo con voz monótona.
—Perdón, de verdad lo siento. —sus ojos se ponen vidriosos.
Tiro mi mentón hacia atrás y río.
Karl, al ser más grande y fuerte que yo, me tira hacia a él y mi espalda choca contra su pecho. Su musculoso brazo se enrolla en mi cuello y ejerce presión. Siento como su aliento choca contra mi oreja.

ESTÁS LEYENDO
El club del pasillo 66 #1 ✔️ En edición
Mystery / Thriller[Libro 1] ¿Te unirías a un grupo de asesinos para salvar a tu familia? *** Blair Adren, una adolescente de dieciocho años, luchó varios años de sufrimiento y descontrol en su vida. Sus padres sufrieron una muerte trágica y quedó sola con su hermana...