XXII. Un tercero

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—¡Oye Tony! —El grito de Emma al otro lado del pavimento me ha detenido cuando estaba a punto de subirme al auto. Se acerca apresurada. No suelo hablar con ella, debe ser algo importante.

Al final, sí pude llegar al instituto, solo a la última clase. Este instituto es muy estricto y con faltar un día te hace falta casi una semana para reponerlo, más aún si hay exámenes. Lo que me da risa es que es tan estricto y tan inseguro a la vez.

Ya lo he dicho muchas veces; aquí todos ocultan algo, aunque sea una estupidez lo hacen. Por supuesto que me incluyo entre ellos.

Giré sobre mis talones y me apoyé sobre mi auto, me quedé ahí sin mover otro músculo hasta que Emma quedó a mi frente. Estamos en el estacionamiento, los rayos fuertes del sol me hacen entre cerrar los ojos y colocar mi mano como si fuera una gorra.

—¿Qué sucedió que llegaste tan tarde? —Casi riendo preguntó.

—¿Acaso te importa?

—No, no me importa —Su rostro dio un cambio drástico a serio.

—¿Me necesitas para algo?

—No, ya me voy. Te saludo y ya estás con ese tono cortante —Rodó sus ojos y de dio vuelta por su espalda.

—Emma ¿Para qué me llamabas? —Insistí.

—Debo contarte algo sobre Liz —desistió.

—Sube al auto —le ordené. Ella asintió y se subió

—¿Qué pasó? ¿Ella... está bien?

—Físicamente lo está —hace una pausa larga. Fruncí el ceño, no entiendo a qué viene, ¿si está bien para que me necesita? Ella continuó —No debería decirte esto, pero es necesario que lo sepas. Le han estado llegando notas toda esta semana, desde el viernes pasado. No sabemos quién es, pero ella estuvo sospechando de ti... —la interrumpí.

—¿Qué? —dije incrédulo.

—Déjame terminar —aclaró —. La intenté poner al corriente cuando me dijo semejante cosa, hice que se diera cuenta que no eras tú, que es esa persona jugando con su mente, para ponerla en contra de ti. Hay notas que dice básicamente que tú eres el responsable de todo lo que ha estado sucediendo.

—¿Hablas de los asesinatos de mis amigos? —arrugué la boca y me señalé a mí mismo. Emma asintió.

—Tienes que hablas con ella, haz que te escuche, sé sincero con ella. Hazlo mañana, hoy ya está lo suficientemente estresada.

—Gracias... por contarme esto. Espero me escuche.

—Espero que sí, bueno adiós. me iré con ella y las demás chicas. cuídate, ¿Eh?

Emma se bajó de mi auto y se fue —Al igual que como vino— corriendo. No puedo creer esta situación.

¿Cómo te sentirías si la chica que te gusta piensa que eres un asesino? Y aunque le des pruebas suficientes y sus amigas te apoyen ella prefiera creer lo que alguien por cartas anónimas le ha estado diciendo. Elizabeth debe comprender que yo no haría nada para ponerla en peligro. Encontraré quien es el autor de cada una de esas notas y lo revelaré ante todos. Sé que no estoy solo, al menos John me podrá ayudar y creo que Elizabeth también está en ello, así que también están sus amigas. Necesito saber quién está detrás de todo esto, y probablemente sea el asesino de Rachel y de Andrew.

Ahora comprendo todo. Ya sé que fue lo que leyó la semana pasada, cuando estaba en el campo sola saltando como cabra mientras escuchaba y cantaba Locked Out Of Heaven, hasta que la interrumpí, y me habló tan mal. Después de lo que pasó en el salón de física ella no ha sido la misma conmigo.

A PruebaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora