XLI. Un -feliz- año nuevo

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Año nuevo no es un día para enterrar a una querida persona

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Año nuevo no es un día para enterrar a una querida persona. Año nuevo es para pasarlo de maravilla con familia y amigos. 

Nos encontramos en el cementerio, amigos y familiares de Nick oímos al sacerdote rezar por ese muchacho. 

El dolor que debe sentir Violet debe ser uno de los peores que te puede brindar la vida y estamos todas con nuestros hombros erguidos y nuestros brazos abiertos para recibirla cada que ella quiera, aunque nosotras también estemos devastadas por la pérdida de uno de los mejores chicos que hemos conocido sabemos que ella está dolida el doble.

Mientras el sacerdote seguía entre oraciones, Violet caminó desde la familia de Nick hasta donde nosotros y terminó llegando a mi lado.

—A esto me refería cuando te dije que la vida es muy corta para pensar tanto —Señaló la tumba del chico—. Claro está que yo no sabía que esto pasaría, a mí. Mi conciencia no estaba advertida. Liz, es cierto lo que dicen que no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, yo dejé para el futuro muchas cosas con Nick, cosas que puse hacer, pero me sentía apresurada —hizo una pausa—. Viví en carne viva lo que más temía y este dolor que siento no se lo deseo ni a la peor persona del mundo, me desgarra por dentro el saber que jamás en mi vida podré verle, tocarle y escucharle de nuevo. Es funesto el darme cuenta que no nos despedimos de la manera correcta porque nuestro último adiós significó hasta pronto. Nick y yo éramos lo que más queríamos, fuimos lo que anhelamos... Pero no pudimos ser lo que soñamos.

Rompí en llanto al escucharla desahogarse conmigo, no pude aguantarlo. Quería ser la fuerte, la que le dijera y demuestra que todo estaría bien, pero ¿de qué serviría? Eso no era cierto, todo está mal. El chico que amo en el hospital, en estado crítico y su chico, bajo tres metros.


Le pedí, o más bien le ordené a Violet que se quedara en mi casa. A pesar de que ya estaba deshabilitada lo único que hice fue ponerle frazada a la cama, pero yo no podía permitir que Violet hoy se quedara sola, era su primera noche sin él y alguien debía estar con ella. Al principio me costó persuadirla, tenía claro que ella lo único que quería era estar sola. No obstante, sería lo peor para la situación y al final me dijo que sí. Yo sabía lo que se venía: toda una noche hablando de Nick, estaba preparada para escucharla, abrazarla y nada más que eso. Ella necesitaba desahogarse más de lo que había hecho.

Marcaron las doce, las campanas sonaron, fuegos artificiales se escucharon.

—Es año nuevo —pronuncié mirándola. 

Ella subió su mirada y me miró a los ojos, estaban enrojecidos e hinchados, podía ver a través de ellos su alma rota. Violet se quedó en silencio, respirando profundo con una sonrisa de lado.

—Feliz año nuevo —murmuró mientras lágrimas brotaban de sus ojos.

Extendí mis brazos a ella esperando que los recibiera, y se lanzó sobre mí, llorando en mi hombro. Me afligía tanto escuchar sus llantos y al mismo tiempo pensaba en Tony, que está acostado en la habitación de un hospital, sin saber que es año nuevo, sin saber todo por lo que estamos pasando.

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