Capítulo 4

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—Que lindos ojos ¿De quién los sacaste?

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—Que lindos ojos ¿De quién los sacaste?

Retrocedo intimidada en mi puesto. Miro al chico, aunque la poca luz del lugar me lo impide. Hace frío y el agua cristalina ahora mismo tiene un color oscuro, ni siquiera se ve el fondo del mar, ignoro a mi acompañante y empiezo a caminar de vuelta, pero él coloca su cuerpo delante impidiéndome seguir caminando.

—Tengo que irme —digo fuertemente.

—¿Por qué? ¿No te gusta esta vista?

Frunzo el ceño y lo miro casi diciéndole << ¿Hablas en serio?>>

—Necesito irme —vuelve a detenerme —Quítate de mi camino.

—¿No te parece que es una linda noche? —pregunta de nuevo.

—¿Quién eres? —cuestiono cruzándome de brazos. No me siento intimidada por él, simplemente me da mucha curiosidad saber qué hace en este lugar, aunque yo tampoco tenga ni idea de lo que estoy haciendo aquí.

—¿No te habían dicho que es de mala educación responder una pregunta con otra?

—Tú también lo acabas de hacer...

—Mi nombre es Mike —sonríe tendiendo su mano entre los dos.

—Eva —miento dejándole la mano plantada —¿Qué haces acá?

Mike mira hacia abajo ocultando una ligera sonrisa, recoge su mano y vuelve a fijarse en mí —Es un buen lugar para pensar.

—No lo es —contesto sin ninguna emoción —Ahora déjame ir.

—Entonces... ¿No te parece una linda noche? —ladea su cabeza, desde mi posición puedo visualizar mejor su rostro; Tiene los ojos claros, pestañas largas y cuando sonríe aparecen unos hoyuelos en su mejilla. Podría decir que es guapo, pero también luce como un acosador.

—No me interesa.

El chico se coloca a un lado, se sostiene de la barandilla y mira hacia el cielo oscuro —Una noche estrellada, ya casi no se ve eso — ¿Acaso está loco?

—Ten una linda noche, Mike —y sin más que decir empiezo a cambiar de vuelta a mi casa.

—Sabes Meg... —me detengo al escuchar mi nombre, no me giro, pero por su tono de voz puedo deducir que está sonriendo —He oído tanto de ti, pero nunca pensé que serías tan aburrida.

¿Aburrida? Pero ¿Qué le pasa a este chico?

—No me conoces...

—No hace falta... Mírate —sigo sin girarme, pero sé que se refiere a mi pijama, no he tenido tiempo de cambiarme. —Luces como una chica que no quiere que la miren, apuesto a que eres una buena estudiante, no sales a fiesta, no te diviertes, solo te la pasa en tu casa viendo Netflix y esperando que tu vida mejore; Eres aburrida y le tienes tanto miedo a la vida que no te arriesgas a nada.

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