We Collapse [completa]

Capítulo 6

—¿Por qué no me contestaste las llamadas? Estuve buscándote toda la maldita noche ¿En dónde rayos estabas? —Grita mi hermano desde la entrada, cruzo la puerta sin hablar y me voy directamente hacia la cocina para agarrar una botella de agua —Puedes al menos contestar, ¿Dónde estuviste?

—Salí a dar un paseo —respondo sin darle importancia.

—¿Un paseo? ¿Un paseo de doce horas? —me dice desesperado —No contestaste ninguna de mis llamadas.

—Salí a comprar algo. Mi celular se descargó, me quedé dormida en una banca y cuando me levanté volví hasta acá —miento tomando la suficiente agua para no responderle nada más.

—¡¿Te estás oyendo?! Eso suena como la peor excusa de la vida ¿Con quién estabas? —pregunta de nuevo.

—Con nadie y estoy muy cansada.

—¿No fue suficiente con las diez horas dormida en una banca?

Corto la conversación y camino hacia las escaleras rogándole al cielo que no me persiga, cuando llego al segundo piso me meto en mi habitación rápidamente. No tengo que colocarme el pijama así que me lanzo a la cama y trato de descansar.

Tres horas más tarde me encuentro escribiendo un poco en mi computador, agarro mi cabello con una liga y acomodo mi blusa. No tengo mucho que hacer así que salgo hacia mi lugar favorito de la casa, la cocina; La comida ya está preparada, así que solo le ayudo a mi padre a llevar los platos al comedor.

—Hola —me sonríe sirviendo la comida —¿Cómo te fue anoche?

Anoche... Anoche.

—Bien —al menos Liam no le ha contado nada.

Recojo mi plato y sirvo mi comida sin mirarlo —¿Dónde está Liam?

—Estaba de mal humor, no ha salido de su cuarto en toda la tarde —comenta entrando de nuevo a la cocina —Salió anoche y solo volvió por la mañana.

—Uhmmm... —comento sintiéndome culpable por haberlo hecho preocupar.

—¿Cómo has estado tú? —me pregunta mi padre.

—Bien... ¿Qué piensas de irme a estudiar a Canadá? —le pregunto tan rápido que las palabras no concuerdan, cierro los ojos fuertemente mientras entro a la cocina, luego los abro para ver la reacción de mi padre, pero el parece calmado.

—¿Canadá? —pregunta riendo —¿De dónde sacas esa locura? Estás bien acá.

—He pensado que sería bueno, ya sabes, alejarme de todo esto —muevo mis manos para expresarme mejor

—No creo que esté en discusión el que te vayas a Canadá —dice cambiando su tono de voz a uno más fuerte —Te puedes...

—Está bien —lo interrumpo —solo era una propuesta —digo saliendo de la habitación y tratando de no discutir algo que sé que no ganaré.