Capítulo cuatro

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Ahogué un grito de sorpresa cuando una pelota de procedencia dudosa estuvo a punto de impactar de lleno contra mi rostro

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Ahogué un grito de sorpresa cuando una pelota de procedencia dudosa estuvo a punto de impactar de lleno contra mi rostro. Vi mi vida pasar en un segundo frente a mis ojos y me di cuenta de que era una vida bonita a pesar de todo, no quería morir.

Por supuesto, no morí, aunque mi cuerpo se tensó como si lo hubiese hecho. Tuve suerte, debo admitirlo, y también estaba el hecho de que un muchacho tan alto como una puerta y de cabello rubio se cruzó en el camino, haciéndome de escudo y protegiéndome de una bala de pintura.

El polvo violeta se elevó en el aire como una nube densa y escuché una maldición salir de los labios de Jaden a causa del impacto.

ꟷ¡Joder, Steve! Casi la matas ꟷexclamó con fuerza.

Un muchacho de cabello rojizo y rostro amigable sonrió a modo de disculpa y se escabulló entre las personas antes de que el rubio lo convirtiera en papilla.

ꟷ¿Estás bien? ꟷPregunté con un hilo de voz.

Gruñó por lo bajo e imaginé que esa era su respuesta. Deshizo el agarre en mis hombros y soltando palabrotas entre dientes se desprendió de su chaqueta de cuero. La espalda tenía la marca de un círculo que había explotado y el color había subido por la tela llegando hasta la parte de atrás de su cabeza.

ꟷVamos, Gen, te prometo que nadie más intentará matarte.

Julian me dedicó una sonrisa encantadora y extendió su mano en mi dirección. La tomé con un poco de desconfianza y en tanto tiró de mí hacia él, provocando que chocara contra su pecho, otra nube de color se elevó en el aire. Cerré los ojos justo a tiempo; sin embargo, sentí el polvo llegar a mi piel de todas maneras.

Julian, James y Jaden nos habían llevado a una fiesta en el club de polo donde el más delgado de ellos jugaba. Habían prometido que sería divertido y a decir verdad no les había creído; no obstante, apenas bajamos de la camioneta de Julian me di cuenta que quizás los había juzgado antes de tiempo.

El club era un amplio espacio con distintos edificios y grandes praderas, nos habíamos adentrado entre los árboles en un camino que parecía perdido hasta llegar a ese lugar. Era un espacio al aire libre iluminado con faroles amarillentos y con barras de bebidas en cada uno de los cuatro extremos. El alcohol corría por todos lados, los jóvenes bailaban al ritmo de la música que un DJ escondido hacía sonar y los polvos de colores brillaban bajo la luna mientras eran arrojados a diestra y siniestra.

Así era como había sucedido mi casi muerte, una bola de pintura compacta había volado en mi dirección desprendida de la mano del colorado que había escapado rezándole a Dios por una segunda oportunidad para vivir.

Le debía un agradecimiento a Jaden por salvar la salud de mi nariz, pero debería esperar a atravesar la guerra de colores antes de poder hablar porque de pronto el muchacho había desaparecido.

ꟷ¡Buda! ꟷGritó James a mis espaldas.

Un joven robusto de escasa estatura con rostro regordete y sin cabello se giró hacia nosotros y abrió los brazos como quien esperaba un abrazo. James se acercó a él y le palmeó la espalda para luego girar en nuestra dirección.

Dos por uno (RVB3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora